Corre, lee y dile
Por Germán Martínez Aceves
Si al llegar al teatro, ese espacio mágico de la representación de la realidad y la fantasía, uno revisa el programa de mano y se encuentra con los nombres Emilio Carballido, Sergio Magaña, Juan Villoro, Lola Bravo, Tony Ortiz y Hugo Salcedo, como autores de las obras que están en la puesta de escena, la calidad está asegurada.
Lo mismo sucede al abrir el Cuaderno de teatro Tramoya de la Universidad Veracruzana, que en su número 142 enero-marzo 2020, nos ofrece nueve piezas teatrales de esos autores mexicanos de primera línea.
Es un gran gusto encontrarse de nueva cuenta con la dramaturgia de Emilio Carballido, fundador de Tramoya, que en mancuerna con Sergio Magaña nos ofrecen las obras Ábreme la puerta, Elena, pieza en dos actos y un prólogo y; El suplicante, pieza en un acto. Ambos autores se conocieron muy jóvenes y compartieron sus talentos como lo demuestran en estos dos ejemplos.
El primero se basa en un corrido de una historia trágica sucedida en Pachuca en 1936 donde los amores y el adulterio son la trama; en el segundo, hay un jugueteo de teatro experimental donde la compañía teatral discute sobre la obra que monta pero a la vez representa un amor incestuoso de los hermanos Lucrecia y Carlos de la O y su repercusión en la relación de Manuel, novio de Lucrecia, conflictos que se trascienden del escenario para enterarnos lo que sucede tras bambalinas.
A Carballido le gustaba presentar un collage de la vida cotidiana en el escenario, como lo demuestra en Tejer la ronda, una obra en nueve secuencias, creada con estudiantes de Arte Teatral. Picardía, humor, pasiones y separaciones, son parte de estos cuadros intercambiables que tienen los títulos de “Proposición”, “El buen caldo”, “Otra, mejor”, “Incienso”, “Desconfiada”, “Rosalinda”, “Dos argentinos”, “Naturaleza” y “Rifa”.
Juan Villoro, además de escribir novelas, cuentos, ensayos y artículos, se da tiempo para hacer teatro también. En este número nos ofrece dos obras breves: El lamento del cancerbero. Fiel a su pasión futbolera presenta en un monólogo la gloria y el drama del portero alemán Anton Schumacher y; El Diablo (entrevista de trabajo), pastorela donde el demonio sucumbe ante la burocracia.
Lola Bravo fue actriz, directora y dramaturga que formó parte de la cultura mexicana del siglo XX. Su nieto, Adán Ramírez Serret, recuerda en un escrito las enseñanzas junto a la autora de Educando a mamá, comedia en un acto, que entre humor y seriedad plantea el sentir de las mujeres de su época ante los celos, el amor, la fidelidad y el dinero.
De Tony Ortiz, egresado de la Facultad de Teatro de la UV, se eligió la obra Un gato en la ventana, donde Adam y Evan, escondidos en un sótano por los disturbios homofóbicos que hay en la calle, se enfrentan a sus pasados y a sí mismos para confluir en una relación entre iguales.
Tramoya cierra con broche de oro con dos obras del gran dramaturgo jalisciense, Hugo Salcedo. La primera es el monólogo Adriana no es Adriana, la narrativa de un policía ante un cuerpo semidesnudo en la cama, un affaire de una noche de pasión y engaño y; El edificio, un conflicto entre un ingeniero y un licenciado que deriva en controversia de estatus y clases sociales.
Cuaderno de teatro Tramoya, número142, enero-marzo 2020, es ilustrado en su portada y en interiores por Marta Palau.
