La universidad colombiana y las políticas para el desarrollo sostenible

Julio Carrizosa Umaña

 

Resumen

En la ponencia se revisan los conceptos de desarrollo sostenible y de sostenibilidad y se comparan con su aplicación en Colombia. Se reflexiona sobre que es lo que se debe sostener y sobre lo que es posible sostener. Se hace énfasis en la vaguedad de estos conceptos y en la necesidad de que las universidades colaboren en aclararlos. Se informa el trabajo hecho por las universidades colombianas para definir mejor los conceptos y para formar científicos y profesionales que los apliquen y se reflexiona sobre las estrategias educativas que se han utilizado. Finalmente se insiste en que una sociedad de conocimiento no puede aproximarse a la sostenibilidad sin reconocer la complejidad de la realidad y se sugieren algunas modificaciones en la enseñanza de la filosofía, las matemáticas y las ciencias para avanzar hacia unas ciencias de la sostenibilidad..

1 ¿ Debemos sostener la situación actual? ¿Es sostenible la situación actual?

En estos momentos sería difícil argumentar que lo que debemos y podemos sostener es la situación actual o las tendencias dominantes. Sin embargo muchos gobiernos han incluido en sus planes de desarrollo el concepto de sostenibilidad En Colombia durante los últimos veinte años el concepto de desarrollo sostenible se ha introducido con fuerza inusitada en los textos constitucionales y legales, en las políticas, en los planes de desarrollo, en los discursos políticos y, naturalmente en las aulas universitarias. Buena parte de estos procesos han sido impulsados por las universidades o por profesores universitarios que actúan individualmente. Ante el atractivo del desarrollo sostenible los conceptos de medio ambiente y de de protección ambiental pierden vigencia e, inclusive, llegan a ser considerados como contradictorios con lo que se entiende por desarrollo sostenible o por sostenibilidad. A pesar de la gran acogida que ha tenido el concepto son muy pocos los cambios visibles en los estilos de desarrollo o en proyectos concretos de inversión y en país el deterioro ambiental continúa y el ambiente general está signado todavía por graves situaciones de violencia y de corrupción a pesar de la retórica desarrollista, de la rehabilitación económica y de los avances en seguridad. La debilidad de esos resultados puede explicarse por la vaguedad del concepto. La principal función de las universidades en este momento es la de profundizar en los conceptos de desarrollo sostenible y de sostenibilidad

La polémica sobre los limites al crecimiento inició la revisión del concepto de desarrollo en el contexto de la globalización; el concepto de desarrollo sostenible surge en el campo de dos ciencias aplicadas, la biología pesquera y la ingeniería forestal, las cuales de tiempo atrás habían diseñado modelos cuantitativos para asegurar una extracción óptima de peces y de arboles manteniendo el stock en forma tal que las industrias pesqueras y forestales, ambas de carácter transnacional, fueran “sostenibles”.

Cuando la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza con la colaboración de otras agencias de las Naciones Unidas se empeñó en elaborar una “ Estrategia Mundial de la Conservación ”, la idea de sustentabilidad fue prestada de los ámbitos de las pesquerías y la forestería para ampliarla a la totalidad de la naturaleza explotada por el hombre y así constituyó parte importante de los documentos publicados en 1980. La definición implícita según lo resume Allen (80) tenía dos aspectos principales; utilización sostenible significaba que .” debemos utilizar las especies y los ecosistemas a niveles y en formas que les permitan en la práctica renovarse indefinidamente” y desarrollo sostenible era “el desarrollo que posiblemente alcance una duradera satisfacción de las necesidades humanas y la mejora de la calidad de vida.”

Durante los cinco años siguientes la construcción del concepto se limitó a unos pocos trabajos en las organizaciones conservacionistas. En 1985 la definición de Repetto la colocó en el contexto de lo económico al decir :” ...esto implica que nuestros sistemas económicos deben ser manejados en forma tal que vivamos de los dividendos de nuestros recursos, manteniendo y mejorando la base patrimonial .” Como había sucedido con el concepto de desarrollo en los años cuarenta, la visión económica atrajo interés por parte del gremio y suscitó un gran numero de definiciones economicistas , unas muy pesimistas, como la de Burness y Cummings: la “ noción de sustentabilidad es extraordinariamente vaga y mal definida... en un sentido pedagógico la sustentabilidad requiere que todos los procesos operen solamente en un “steady state”, a niveles renovables, lo cual puede sugerir un retorno a una cultura de las cavernas ” y otras entusiastas como la de Tietenberg (84) “El criterio de sustentabilidad sugiere que, por lo menos, las generaciones futuras no deberían estar peor que las generaciones actuales ”.

El lanzamiento masivo del concepto le correspondió a la Comisión Brundtland , la cual después de un exhaustivo trabajo internacional concluyó que el desarrollo sostenible era la idea que representaba más integralmente las diferentes opiniones sobre la necesaria reforma al desarrollo. Su definición es la mas conocida: “para hacer que el desarrollo sea sostenible es necesario asegurar que satisfaga las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las propias...el concepto de desarrollo sostenible implica límites, no limites absolutos, sino limitaciones que imponen los recursos del medio ambiente, el estado actual de la tecnología y de la organización social y la capacidad de la biosfera de absorber los efectos de las actividades humanas .”

El apoyo y despliegue que le dio las Naciones Unidas al Informe Brundtland intensificó el trabajo académico sobre el concepto en tres direcciones principales: una definición mas clara de los objetivos , una discusión sobre los límites y un análisis de los factores capaces de lograr este nuevo tipo de desarrollo

Brundtland había dado un paso fundamental al fijar como objetivo del desarrollo las necesidades presentes y futuras, apartándose de la consideración del producto y del ingreso monetario como fines en sí mismos pero había olvidado incluir el concepto de calidad de vida ya presente en la definición de 1980. La discusión se planteó entonces alrededor de la definición de necesidad y de la posibilidad de considerar necesidades más allá de las básicas correspondientes a la alimentación, la vivienda, la salud y la educación. Varias de las definiciones que surgieron de esta polémica insistieron en el concepto de calidad de vida como definición del fin ultimo del desarrollo sostenible.

La idea de que era necesario mejorar la calidad de la vida humana era mirada con recelo en algunos círculos tercermundistas cuantitativistas y materialistas radicales que la consideraban como relativa únicamente al mundo desarrollado y como un deseo de maximización del epicureísmo reinante en las grandes metrópolis, lo cual pudo haber sido la causa de su no inclusión en Nuestro Futuro Común. Sin embargo, la noción de calidad como reemplazo de las cantidades monetarias cuajó políticamente en varios gobiernos del grupo de los 77 y fue tan bien recibida por funcionarios y electorados que en poco tiempo estuvo presente en plataformas políticas y en legislaciones como expresión del fin último de las actividades estatales.

El discurso sobre la calidad de la vida tiene la ventaja de ser aceptado por todos pero, desafortunadamente, cada oyente puede darle un significado diferente, de acuerdo a sus objetivos personales y a su contexto sociocultural. Lo que es calidad de vida para un habitante del Amazonas puede no serlo para un londinense porque sus visiones de la vida pueden ser diferentes, sin embargo en los últimos años varios gobiernos se han empeñado en la paradoja de cuantificar la calidad de la vida y se han construido complicados indicadores que incluyen variables como la cantidad de televisores y el tiempo libre disponible. Algunos grupos no gubernamentales que trabajan con las comunidades han avanzado en obtener conjuntos de definiciones culturales de lo que significa aumentar la calidad de vida en lo local y ciertamente es posible elaborar síntesis para grandes conjuntos culturales, que incluyen además de las necesidades básicas, su propia expresión de valores referentes al goce de sus cinco sentidos y a su concepción de otros valores más abstractos, como los relativos a la equidad y al conocimiento. Para un occidental neoepicureista los sabores, olores, tactos, sonidos y visiones expresan su nivel de calidad de vida, tanto como la conciencia de vivir en un ambiente justiciero para todas las especies puede ser el objetivo de la vida de un ecologista profundo y el placer de conocer puede constituir el fin último de un académico.

Actualmente en Colombia las cuentas nacionales y el aumento del producto interno bruto como objetivo del desarrollo vuelven a tener un papel fundamental y el resto de los objetivos pierde importancia. Probablemente en este retorno ha influido la experiencia de la crisis económica de 1999 cuando el PIB descendió en lugar de crecer y los efectos de este proceso sobre el empleo. Ya desde 1993 la definición legal colombiana de desarrollo sostenible incluye, como objetivo principal el crecimiento económico: “ se entiende por desarrollo sostenible el que conduce al crecimiento económico, a la elevación de localidad de vida y al bienestar social, sin agotar la base de recursos naturales renovables en que se sustenta, ni deteriorar el medio ambiente o el derecho de las generaciones futuras a utilizarlo para la satisfacción de sus propias necesidades.” ( Artículo 3, Ley 99/93) Esta prioridad dada al PIB olvida sus múltiples deficiencias, como la poca correlación con el crecimiento del empleo y su ausencia de consideraciones distributivas, para no nombrar las varias observaciones que se le han hecho a las cuentas nacionales desde el pensamiento ambiental.

La discusión sobre los factores del desarrollo sostenible ha sido uno de los temas fundamentales en la construcción del concepto. Se pueden recordar al respecto los textos producidos en la década de 1980 en el Banco Mundial:

“”La aproximación económica al D.S. busca identificar el máximo flujo de ingresos que puede ser generado manteniendo, por lo menos, el capital que los ha producido. Los conceptos subyacentes son los de optimización y eficiencia económica aplicados al uso de recursos escasos. Los problemas interpretativos principales surgen al tratar de identificar los tipos de capital que deben mantenerse ( manufacturado, humano o natural) y su posibilidad de sustitución, así como al tratar de evaluar el capital natural.

El punto de vista ecológico se enfoca en la estabilidad de los sistemas biológicos y físicos, incluyendo los subsistemas críticos para la estabilidad global. Algunos incluyen la estabilidad de ambientes construidos, como las ciudades. El énfasis está en preservar la resiliencia y la habilidad dinámica con que estos ecosistemas se adaptan al cambio.

El concepto sociocultural busca mantener la estabilidad de sistemas sociales y culturales y la reducción de conflictos destructivos. La equidad intergeneracional e intrageneracional ( eliminación de la pobreza) son aspectos importantes en esta aproximación, así como la preservación de la diversidad cultural y el mejor uso del conocimiento sobre prácticas sostenibles usadas en culturas menos dominantes. Pluralismo y participación deben ser promovidos “.

Este modelo multifactorial fue resumido por el mismo Banco haciendo énfasis en la existencia de diferentes tipos de capital, especialmente el hecho por el hombre, el natural, el social y el humano; metáfora que según algunos analistas puede interpretarse como parte de una “estrategia discursiva que legitima la apropiación de los recursos naturales que no son directamente internalizados por el sistema económico “

En Colombia, como sucedió en otros países, estos puntos de vista guiaron numerosos textos educativos y se convirtieron en casi recetas para llegar al desarrollo sostenible, instrucciones que se masificaron mediante su simplificación en figuras geométricas, triángulos que se volvieron populares en todos los niveles educativos. Hoy sabemos las dificultades operativas que se presentan al tratar de convertir estas recetas en cambios reales en los proyectos y en las formas de realizarlos sin hablar de la necesidad de inducir cambios en el comportamiento individual del hombre económico, entrenado desde la ilustración para reconocer como única razón la maximización del ingreso. En mi país fueron pocas las universidades que en este tema fueron más allá del enunciado triangular simplificado y la casi totalidad de las facultades de economía continuaron enseñando los textos clásicos de la teoría del desarrollo económico ahora orientados hacia el modelo de Solow, cada una enfatizando uno u otro factor según sus bagajes ideológicos. La influencia del consenso de Washington fue decisiva para que las mejores universidades privadas se enfocaran hacia el comercio exterior, la estabilidad macroeconómica, la transformación del estado y la prioridad a la educación. Algunas introdujeron las variantes introducidas por David Romer y avanzaron un poco en la aplicación a modelos de desarrollo endógeno. La retórica triangular continuó pero la economía, en este caso una línea de la macroeconomía, continuo presidiendo las decisiones, proporcionando el marco de los planes y las políticas, aportando los juicios definitivos.

Probablemente esto sucedió en todos los países pobres ,pero en el caso colombiano este proceso se ensombreció y se agravo por la persistencia del narcotráfico y de la insurrección armada y algunas de sus consecuencias, entre ellas el aumento de la corrupción y de la violencia.

 

2 Complejidad, límites y conciencia

Desde el ambientalismo complejo la definición de lo sostenible y de lo sustentable adquiere una mayor profundidad y, al mismo tiempo la búsqueda de estos fines se percibe con un mayor realismo, con todos sus problemas y dificultades. La necesidad y la dificultad de lograr la sostenibilidad se ven con mayor claridad cuando se acepta que el mundo es complejo y se empieza a mirarlo profunda y ampliamente, reconociendo los velos, filtros y censuras que competencias, experiencias e ideologías imponen a cada cerebro, inquiriendo por interelaciones e interacciones, tratando de conocer lo que sucedió, preocupados por lo que sucederá y evitando irrespetar lo que unos mismo considera equivocado o contrario a nuestro pensamiento.

Esas condiciones complejas en el mirar el entorno no se logran fácilmente, la mirada habitual de lo otro, de lo diferente a uno mismo, se caracteriza por la simplicidad. La mayoría de los cerebros, acongojados por las necesidades del diario vivir, prefieren simplificar su percepción del entorno para concentrarse en la necesidad de sobrevivir. En esta simplificación los cerebros se abren, sin mayor reflexión y casi sin ninguna critica, a los discursos y textos que encuentran en los medios masivos de comunicación, en sus trabajos y recreos y en el diario contacto con sus allegados y su aceptación de lo que oyen o leen o su interpretación de lo que ven, frecuentemente es directamente proporcional a la simpleza de los mensajes. De ahí el éxito de la manipulación mercantil de consumidores y votantes.

La búsqueda de la sostenibilidad, escoge caminos equivocados cuando se hace en un contexto de simplicidad. El mejor ejemplo de esta situación se encuentra en los textos de quienes afirman que los países pueden alcanzar la sostenibilidad aplicando los modelos económicos neoclásicos y las guías políticas del neoliberalismo sin tener en cuenta que estos modelos y estas guías funcionan en un mundo sin limites en donde las conciencias humanas solamente obedecen a la maximizacion de ganancias monetarias.

Limites y conciencia son dos conceptos básicos en el logro de la sostenibilidad en un mundo complejo. Considero que en la formación ambiental se debería dar prioridad a la comprensión y uso de estos dos conceptos, esenciales en nuestro pensamiento. En la noción de sostenibilidad reconocer la existencia de límites es fundamental, las técnicas de manejo sostenible de los recursos reconocen la existencia de límites en la disponibilidad de estos recursos, inclusive en recursos relativamente renovables, como los árboles o los peces; en los modelos de desarrollo sostenible fuerte se trata de ceñir o de modificar los procesos de desarrollo según los límites del capital natural de cada país o territorio. Una de las principales características de la conciencia ambiental es la importancia que se confiere al concepto de patrimonio ecológico, en el cual se recuerda que el planeta es finito y que esta finitud se reproduce en cada ecosistema, en donde la perdida de un solo elemento o de una sola interrelación puede, teóricamente, conducir a su transformación. En esta concepción la conciencia ambiental difiere fundamentalmente de otros tipos de conciencia, en los que es posible maximizar cualquier elemento hasta el infinito. Esta última posición es común en el pensamiento occidental a partir de la Ilustración , gracias al poder infinito que se confiere al mercado y al potencial de reacción de la ciencia y de la tecnología. Mantener una actitud optimista sobre la posibilidad de sobrepasar cualquier limitación en la oferta de recursos es condición necesaria para que funcionen los modelos de competencia y apertura.

Los dogmas implícitos en esas percepciones optimistas tienen raíces en el pensamiento utilitarista y se presentan tanto en el pensamiento marxista como en el liberalismo neoclásico. En esas políticas los gobiernos neoliberales siguen las estrategias planteadas por Shumpeter hace casi cien años, cuando insistía en que lo importante era convencer al mayor numero de personas de que podían ser empresarios exitosos, para que la selección natural pudiera escoger aquellos pocos capaces de competir en los mercados globales.

Cuando se acoge el modelo neoclásico-neoliberal es necesario olvidar límites y esperar, rodeado de un optimismo infinito que uno sea el elegido y que sean pocos los perdedores. Desde el pensamiento ambiental es imposible aceptar esos optimismos y esa es una de las razones detrás de su poca influencia política en occidente, hemos sido formados en una cultura de lo ilimitado.

Un campo poco tenido en cuenta por el ambientalismo es el referente a los límites humanos. Los argumentos que llevaron a la construcción del concepto de límites físicos globales, con todas sus referencias a la finitud del planeta tierra y a la fragilidad de sus procesos fundamentales, se detuvieron cuando el neoliberalismo anotó la existencia de las posibilidades ilimitadas del mercado, la ciencia y la tecnología. Sin embargo estos tres instrumentos, aparentemente universales, en realidad dependen de la capacidad de cada individuo y de cada grupo de seres humanos y, están naturalmente, limitados por las características de todos y cada uno de los miembros de esta especie. He recordado, en un escrito anterior, algunos de estos límites: no podemos ver ni oír por encima y por debajo de ciertas frecuencias de onda, en lo cual somos inferiores a varias otras especies animales, no podemos movilizarnos tan rápido como varios de los mamíferos, para no hablar de las aves, nuestro olfato tiene limites más estrechos que los de los perros y los gatos y ni siquiera sabemos las limitaciones del tacto y del gusto. Algunas de estas limitaciones varían de persona a persona y de cultura a cultura, hay individuos que pueden correr los cien metros mucho más rápido que el 99.9% de los habitantes del planeta, los habitantes del ártico pueden distinguir once colores diferentes en lo que el resto de los humanos llamamos blanco, los indígenas del Amazonas reconocen por el olor la tribu de quien ha pasado por un sendero en la selva. Gran parte de los inventos modernos fueron realizados para superar estas limitaciones básicas; algunos de nosotros, si tienen los fondos suficientes, pueden volar, ver las radiaciones infrarrojas o escuchar a través de las paredes. Algunos de los conocimientos tradicionales también se dirigen a enfrentar estas debilidades de la especie: las drogas alucinógenas nos abren vías para introducir la fantasía en nuestras vidas o nos ofrecen energías adicionales para aguantar trabajos y velocidades inesperadas. La necesidad de competir a todas horas, en todo lugar, exige olvidar nuestros límites de horas de trabajo y colocar el trabajo por encima de la familia, por ejemplo, y muchas veces estos límites solo pueden superarse con el consumo sistemático de cocaína o de drogas sintéticas que aumenten nuestra capacidad de trabajar sin dormir o de olvidar todo lo que no sea referente al trabajo. Sin embargo la enorme mayoría de nosotros todavía exige al menos seis horas de sueño y un día de descanso a la semana para dedicarlo a otros temas.

Pero los límites más peligrosos son los menos conocidos y los que varían de persona a persona. Entre ellos los límites de la mente de cada cual y los límites de su consciencia. Desde 1956 se sabe que los seres humanos no pueden memorizar más de siete mas o menos dos cosas. Se sabe, también, que algunos humanos sobrepasan este límite agrupando información. Conforme se conoce más sobre el cerebro humano se sabe también sobre los límites que pueden tener algunos cerebros o grupos específicos de cerebros debido a razones genéticas, fisiológicas o culturales, incluyendo entre estas últimas las ambientales y las impuestas por el mismo individuo, consciente o inconscientemente, sobre su propio cerebro. Científicos como MacGinn y Nagel insisten en que las limitaciones fisiológicas de nuestros cerebros siempre evitarán que conozcamos sus vínculos con lo que llamamos conciencia.

En el lenguaje coloquial es común la queja sobre la falta de conciencia en los temas sociales. Preguntar si alguno tiene o no conciencia de una injusticia es una forma muy utilizada para iniciar alguna discusión. ¿Tiene usted conciencia de lo que está haciendo?. En esta pregunta el lenguaje es sabio al poner en duda la objetividad de la conciencia de cada cual. Al formar parte de los modelos mentales la conciencia puede evitar ver partes de la realidad y este evitar puede corresponder a alguna estructura o a alguna posición funcional. El individuo puede estar ya lisiado y realmente no puede ver el mendigo que se aproxima o, viéndolo, puede adoptar una posición ideológica conducente a no querer verlo. Al hacerlo adopta una conciencia dogmática.

Las conciencias dogmáticas agregan filtros a otros ya existentes en el modelo ambiental individual. Filtros generados por las ideologías que deforman la realidad, substrayendo o agregando elementos que son indispensables para que los dogmas sobrevivan. En lo político los dogmas pueden ser de izquierda o de derecha, racionalistas o religiosos. Sus características principales son su ausencia de flexibilidad, su falta de respeto por las ideas de los otros y su insistencia en pretender explicar toda la realidad, no importa su mayor o menor complejidad.

Como lo he argumentado en escritos anteriores, las conciencias ambientales, especialmente las conciencias ambientales complejas, al contrario de las dogmáticas, se caracterizan por aproximarse a la realidad con visiones amplias y profundas, en tener conciencia de sus propios dogmatísmos éticos y estéticos, en ver interrelaciones, en ver la realidad dinámicamente y en respetar las visiones de los otros.

En el conflicto ideológico actual se enfrentan, por lo menos, dos formas de conciencia dogmática: el neoliberalismo democrático representativo y el marxista leninista. Frente a estas dos corrientes otros tipos de conciencia tienen mucho menor presencia, ni siquiera las conciencias religiosas, también dogmáticas, alcanzan a tener fuerza suficiente para mediar en el conflicto, menos aún lo que denominamos conciencias ambientales. Nuestro papel es, entonces, uno cognitivo, el de ayudar a aclarar la situación.

3 Problemas Principales

Como lo he escrito anteriormente el principal beneficio de esta polémica ha sido la polémica en sí, pero debe también advertirse que el lanzamiento masivo del concepto y su inmediata aceptación por varios gobiernos ha generado confusión, así como el evidente fracaso de varios intentos de operacionalización ha conducido, nuevamente, a un sentimiento de frustración.

Como lo detallo adelante la universidad colombiana ha tratado de tener un papel importante en esta discusión, pero este papel que solo han adoptado dos o tres centros académicos en nuestro país. En este momento histórico en el que el Estado empieza a tomar el control de la totalidad del territorio y en el que estamos cerca de la firma de un tratado de libre comercio con Estados Unidos, la discusión sobre la forma de “desarrollo” que deberíamos implantar en todo el territorio y las posibilidades de estas formas después de la firma del TLC, apenas empiezan a ser temas principales en la investigación, la docencia y la extensión universitaria.

Investigar y recomendar desde la academia los estilos o las formas de desarrollo más adecuadas tiene enormes dificultades en nuestro país, en donde un medio físico-biótico extremadamente complejo se enfrenta a un medio económico y sociopolítico fragmentado y dominado por formas de pensamiento ortodoxas y simples. Los diferentes procesos de globalización añaden dificultades cuando vigorizan los contactos con medios económicos y sociales muy refinados, tan complejos como la naturaleza colombiana, pero a gran distancia de las capacidades de la economía y la sociedad de Colombia.

A mi modo de ver la polémica internacional deja dos temas principales de discusión: la protección y conservación del capital natural, y la equidad intrageneracional, sobre los cuales haré unas observaciones

La protección y conservación del patrimonio ecológico

La cuestión fundamental que generó el debate continúa sin resolverse en lo internacional y en lo nacional. ¿ Como evitar que la expansión de la economía afecte los ecosistemas en formas irreversibles?. En lo internacional a pesar de todos los esfuerzos liderados por las Naciones Unidas, el país mas poderoso del planeta continúa negándose a firmar los acuerdos sobre calentamiento global y sobre protección de la biodiversidad y en su mismo territorio ha iniciado una cadena de decisiones tendientes a eliminar algunas de sus políticas ambientales principales.

En Colombia el fracaso en la lucha contra la pobreza y el desempleo hacen volver los ojos hacia soluciones que ya se habían descartado por sus costos ecológicos, como el cultivo masivo de los llanos orientales y el reemplazo de selva húmeda por plantaciones, los cultivos ilícitos continúan desencadenando procesos de deforestación y consecuente aspersión aérea de glifosato, y se plantea, nuevamente también, la aplicación aérea de substancias químicas o de hongos en los Parques Nacionales. Ante la angustia del desempleo se culpabiliza a las pocas normas ambientales y les quita poder y presencia, dando paso libre a todas las formas de explotación del territorio, no importa cuan pocos empleos generen o cuan grandes sean sus impactos ecológicos.

Equidad Intrageneracional

Estas cosas que están sucediendo en el mundo y en Colombia y otras posibles contradicciones entre la acción económica y la gestión ambiental habían sido previstas por la mayoría de los estudiosos del desarrollo sostenible y esas fueron la razones por las que casi todos ellos introdujeron en la teoría, como objetivo conjunto al ecológico, la solución del problema de la inequidad intrageneracional, la disminución de la pobreza y el desempleo. En algunas definiciones, como la acogida por la ley colombiana, los objetivos ecológicos dan paso a los económicos, expresados estos en términos de crecimiento, según la ley 99 de 1993, el primer objetivo del desarrollo sostenible, en la versión colombiana, es el crecimiento económico.

En la actualidad la búsqueda del crecimiento económico como primera estrategia para alcanzar la sostenibilidad es prioritaria y relega cualquier otra acción, por muy importante que parezca. El Presidente Busch lo ha expresado claramente cuando, como excusa para no actuar en contra del calentamiento global, dijo que la firma del Tratado de Kioto habría conducido a una reducción inaceptable del Producto Interno Bruto de los Estados Unidos. Es normal que este criterio sea seguido por todos los países que conforman su orbita de poder. Sin embargo la experiencia de los últimos años parece estar comprobando que el crecimiento económico no conduce automáticamente a la reducción de la pobreza y del desempleo. En los mismos Estados Unidos las estadísticas sobre la pobreza indican la persistencia de grupos y de localidades misérrimas a los cuales no ha logrado mejorar la gigantesca fuerza económica de ese país. En el resto del mundo la aplicación de las recetas del consenso de Washington para acelerar el crecimiento, después de un éxito inicial en unos pocos países, ha producido numerosas crisis sociales y políticas y aumenta continuamente la diferencia entre los países mas pobres y los mas ricos.

El problema parece radicar en las características reales de los fenómenos de concentración de riqueza y poder. Según la teoría económica dominante la concentración de riqueza en una familia o en una firma tiene límites, por encima de los cuales los rendimientos empiezan a descender, forzando así procesos de desconcentración que tienden a redistribuir el ingreso, mejorando la posición de los más pobres. Sin embargo el estudio empírico de firmas y familias dice lo contrario: cuando se trata de empresas que aplican tecnologías refinadas, los rendimientos crecientes parecen no tener límites. Lo mismo están diciendo las experiencias actuales acerca de la conformación de enormes conglomerados financieros e industriales transnacionales Plata llama plata, dice un antiguo proverbio.

Para los defensores de las bondades del crecimiento, esto no debería alarmarnos; llegará un momento en que todos seamos empleados de una transnacional. Sin embargo otra cosa opinan las empresas que saben que solo pueden competir aumentando la productividad de sus empleados o sea contratando solamente a los más hábiles y mejor capacitados, manteniendo bajo el nivel de salarios y despidiendo inmediatamente a aquellos que no sean imprescindibles. Otra cosa opinan también los inversionistas quienes saben proteger su capital, evitando inversiones de alto riesgo en países de alta complejidad geográfica, en donde el transporte desde la capital hasta la costa vale mas que el transporte a continentes lejanos o en donde nunca ha sido posible ejercer la autoridad en todo el territorio, para no hablar de la incertidumbre del clima o de la inestabilidad geológica.

Tanto los intentos de protección del patrimonio ecológico, como los de obtener una mayor equidad socioeconómica se enfrentan en Colombia a situaciones complejas e inciertas en las cuales toda decisión afronta grandes riesgos de fracaso. Como lo dije en el punto anterior y lo he sostenido en varios textos estos riesgos aumentan cuando se trata de aplicar soluciones simplistas a un medio físico-biótico de extrema complejidad, como es nuestro territorio. Colombianas y colombianos se enfrentan continuamente a situaciones inciertas y riesgosas en las cuales deben sobrevivir y prosperar con muy poca ayuda del Estado, en medio de comunidades destrozadas, con información de mala calidad compitiendo con personas, empresas y países que gozan de mayor complejidad tecnológica y de menor complejidad física y biótica.

En ese contexto, quienes prosperan en forma sostenida y sostenible cumpliendo el orden legal establecido, deben tener condiciones cognitivas excepcionales: poseer mentes abiertas, conocedoras de sus propios límites, concientes de la influencia de dogmas e ideologías, comprensivas y respetuosas de otras formas de ver y de otras sociedades y especies , informadas de lo que dice la ciencia sobre la realidad ecosistémica, sus leyes y sus azares, sabias y refinadas en el uso de los sentidos, diestras en la construcción y utilización de instrumentos para manejar y modificar su entorno y, sobretodo, capaces de abstenerse y, también, de entusiasmarse cuando incertidumbres y riesgos así lo aconsejen. La universidad tiene, entonces, la enorme responsabilidad de generar esas actitudes mentales y para eso debe aumentar la complejidad de las aproximaciones académicas y profesionales y, sobretodo, debe eliminar las ortodoxias y los dogmas de derecha y de izquierda que todavía deforman y simplifican las visiones de las clases dirigentes del país.

4 Algunos aportes de la universidad colombiana

Sin pretender hacer un informe detallado de las participación de las universidades colombianas en la construcción del concepto de sostenibilidad y en el logro de un desarrollo sostenible en este punto trataré de mencionar aquellos puntos que considero pueden aportar luces al presente seminario.

Es interesante analizar como ha sido el aporte de otras disciplinas a la construcción de los conceptos ambientales y de sostenibilidad en Colombia. En la década de 1960, cuando se inició la definición de las organizaciones y las instituciones ambientales en Colombia no existía ningún programa académico ambiental o ecológico, inclusive disciplinas afines, como la geografía y la biología apenas se iniciaban en las universidades colombianas. Algunos de los pioneros del pensamiento ambiental colombiano surgieron de disciplinas como la farmacia, la botánica, la química, la economía, las comunicaciones, el derecho, la geología, la ingeniería civil, la teología o la antropología. Varios fueron autodidactas, entre ellos algunos de los más importantes. Las primeras entidades que se formaron en la década de 1950 para manejar las cuencas y los recursos naturales renovables estaban dirigidas por economistas autodidactas o administradores de empresas y en sus plantas de personal abundaban los ingenieros forestales, los ingenieros civiles y los abogados, los primeros, entrenados por profesores alemanes, constituyeron el núcleo activista tanto de las líneas conservacionistas y proteccionistas como de las que seguían las líneas identificadas con el concepto de “desarrollo y manejo racional de los recursos naturales”. Un poco más tarde los biólogos marinos, los agrólogos, los geomorfólogos, los sociólogos y los ingenieros geógrafos reforzaron ambas líneas pero no fue sino hasta mediados de la década de 1970 cuando llegaron al país los primeros ecólogos e ingenieros ambientales graduados en los Estados Unidos. Estos grupos heterogéneos, multidisciplinarios, fueron en 1974 los que, acompañados por algunos especialistas extranjeros, concibieron y redactaron el Código de los recursos naturales renovables y protección al medio ambiente. En esta redacción tuvieron papel fundamental los abogados que en el INDERENA habían sido responsables del manejo jurídico del uso de los recursos naturales, reforzados por algunos consultores y dirigidos por especialistas colombianos en derecho agrario. La FAO apoyó el proceso con consultores internacionales en derecho de agua y en derecho ambiental.

Algunos de estos funcionarios pioneros se mantuvieron en la administración pública durante muchos años, otros salieron por razones políticas y entre ellos varios fueron fundadores de organizaciones no gubernamentales que constituyeron la semilla de grupos activistas, la mayoría orientados hacia la izquierda que han tenido papel e fundamental en la crítica ambiental y en la política verde. El concepto de ambiente que se manejaba en estos grupos tenía raices marxistas e insistías en las relaciones entre pobreza y mal uso de los recursos naturales. Margarita Marino salio del INDERENA para fundar el Colegio verde de Villa de Leyva institución sui géneris en donde los colombianos pudieron trabajar con los ambientalistas internacionales más importantes.

Estas raíces indisciplinadas, multidisciplinarias y multiideológicas de lo ambiental puede que hayan influido tanto en los conceptos integralistas fundamentales del Código como en su posterior desarrollo y aplicación así como en la relativa facilidad como el país, años más tarde, adoptó el concepto de sostenibilidad y desarrollo sostenible en su Constitución y en sus leyes. La mezcla inicial de ingenieros y abogados le proporcionó al tema credibilidad enfrente de los economistas y políticos que manejaban las actividades gubernamentales y esa credibilidad fue tenida en cuenta para abrir nuevos programas. Inicialmente surgieron programas de postgrado en ingeniería ambiental, los cuales modificaban algo los de ingeniería sanitaria y luego algunos programas de biología se aproximaron a la ecología bien en el postgrado o en pregrados.

Algunos de estos profesionales constituyeron los primeros grupos de consultores y asesores privados dedicados a elaborar los estudios de impacto ambiental que fueron definidos en el Código como ecológicos, sociales y económicos y más tarde exigidos formalmente por la ley 99 de 1993 para obtener licencias ambientales. La exigencia legal de considerar las variables sociales y económicas abrió la puerta a la constitución de grupos multidisciplinarios dentro de las oficinas de consultaría en ingeniería civil para poder evaluar proyectos de obras públicas.

En 1985 el PNUMA auspicio la conformación de una Red de Formación Ambiental para América Latina y el Caribe, red que, desde entonces ha sido dirigida por el ambientalista mexicano Enrique Leff y que en sus comienzos tuvo la colaboración de un eminente ambientalista colombiano, Augusto Angel quien venia de liderar las cuestiones sociales en el INDERENA. La Red organizó en Bogotá el Primer Seminario sobre Universidad y Medio Ambiente en el cual se plantearon las bases conceptuales de acciones conjuntas latinoamericanas y caribeñas. En Colombia el punto focal de la red quedó localizado en el ICFES, instituto encargado de promover, y reglamentar la educación superior, el cual convocó a las universidades colombianas a conformar una Red Nacional y inició la convocatoria de Seminarios Nacionales sobre Universidad y Medio Ambiente y la organización de redes temáticas, la primera sobre Estudios Ambientales Urbanos. La Red contribuyó a la creación de nuevos programas académicos, entre ellos la carrera de geografía en la Universidad Nacional , la de Administración del Medio Ambiente en la Universidad Tecnológica de Pereira y varias especializaciones en Ecología, en gestión ambiental, en Derecho Ambiental y en Ingeniería Ambienta. Un avance importante fue la definición de módulos para introducir la dimensión ambiental transversalmente en los programas tradicionales universitarios.

A finales de la década de 1980 la reglamentación del Código, el auge del INDERENA y de las Corporaciones Autónomas Regionales, así como el primer Seminario sobre Universidad y Medio Ambiente y la creación de las Redes Latinoamericana y Colombiana de Formación Ambiental influyeron para que se conformaran numerosos programas de educación ambiental y de gestión, gerencia o administración ambiental. Algunos de estos avances en la docencia motivaron los primeros proyectos de investigación ambiental y con ellos una significativa actividad en la construcción de conceptos ambientales, algunos de los cuales se analizan en los puntos siguientes.

En algunas universidades, como en la Nacional y en la Javeriana la necesidad de hacer investigaciones ambientales interesó primero a las facultades de ciencias sociales y humanas. En la Nacional los profesores del Departamento de Geografía fueron líderes en la constitución de grupos multidisciplinarios con profesores de biología, ingenieros y químicos que propusieron la creación de un instituto de estudios ambientales, el IDEA En la Javeriana fueron antropólogos los que unidos a economistas, agrónomos y biólogos iniciaron investigaciones de campo sobre la racionalidad ambiental en los campesinos andinos y más tarde crearon el Instituto de Estudios Ambientales para el Desarrollo, IDEADE. Ambos institutos, uno público y el otro privado fueron precursores en el estudio de la totalidad ambiental y en la consideración de variables políticas, aun cuando ambos también mantuvieron fuertes ligamentos con los estudios ecológicos y con las facultades de ingeniería.

Cuando la situación política hizo necesaria una nueva Constitución Nacional estos grupos universitarios se unieron a las organizaciones no gubernamentales y a unos pocos consultores ambientales privados para introducir en los textos constitucionales consideraciones ambientales. El INDERENA apoyo y guió estos grupos con la presencia de sus funcionarios más representativos. A pesar de que no fue posible elegir un representante del ambientalismo su labor fue fructífera al encontrar en la Asamblea Constituyente dos o tres miembros interesados y un eco general positivo. Como resultado en la Constitución Política de 1991 el pensamiento ambiental se manifiesta en alrededor de 70 de sus 380 artículos. Entre los cambios constitucionales más importantes esta la definición de funciones ecológicas de la propiedad, la obligación de defender el patrimonio ecológico de los municipios, la consideración del derecho a “gozar de un ambiente sano” al mismo nivel de los otros derechos colectivos, la prohibición de introducción al territorio nacional de residuos nucleares y desechos tóxicos etc. El concepto de desarrollo sostenible se introdujo en relación al “manejo y aprovechamiento de los recursos naturales” en el Artículo 80 que dice así. “ El Estado planificará el manejo y aprovechamiento de de los recursos naturales, para garantizar su desarrollo sostenible, su conservación, restauración o sustitución ”.

La nueva Constitución, que fue calificada por algunos optimistas como ambiental, dio paso en 1993 a una muy ambiciosa y radical transformación administrativa de la gestión ambiental de la cual fue líder un profesor universitario, ingeniero industrial master en administración que había sido nombrado para gerenciar el INDERENA y a quien el Presidente de la República solicitó trabajar con el Departamento Nacional de Planeación en el tema institucional ambiental. El resultado fue la aprobación en el Congreso de la ley 91 de 1993 que creó el Sistema Nacional Ambiental, liderado por un nuevo Ministerio de Ambiente y constituido, como dice la ley por: “ el conjunto de orientaciones, normas, actividades, recursos, programas e instituciones que permiten la puesta en marcha de los principios generales ambientales contenidos en esta ley ”. En lo público el SINA consta de 43 instituciones, incluyendo cinco institutos de investigación. En lo cívico y en lo privado el SINA incluye : “ Las organizaciones comunitarias y no gubernamentales relacionadas con la problemática ambiental ” y las “ entidades..privadas o mixtas que realizan actividades de producción de información, investigación científica y desarrollo tecnológico en el campo ambiental”.

Los principios generales ambientales que, según esta ley deben orientar la política ambiental colombiana son 14 y principian por uno general que dice: “ El proceso de desarrollo económico y social del país se orientará según los principios generales del desarrollo sostenible contenidos en la Declaración de Río de Janeiro de junio de 1992 sobre Medio ambiente y Desarrollo ”.Sin embargo, como lo comentamos atrás, la ley incluye una definición específica de desarrollo sostenible que privilegia el crecimiento económico como fin y no como medio .

Manuel Rodríguez, el primer Ministro del Ambiente en Colombia describe en un libro publicado en 1998 el arduo proceso de redacción y discusión de la nueva ley. Desde el punto de vista de esta ponencia conviene resaltar la intervención numerosísima de profesores universitarios de muy diferentes disciplinas pero casi ninguno formado en cuestiones ecológicas o ambiéntales en sentido estricto. Los abogados que intervinieron o habían tenido la experiencia de la elaboración del Código estaban apenas iniciando cursos especiales de derecho ambiental. Los aspectos filosóficos fueron introducidos por Augusto Angel, antiguo sacerdote jesuita quien ya era el líder del ambientalismo político colombiano. Las cuestiones ecológicas fueron lideradas por Jorge Hernandez quien no tenía ningún grado que no fuera honorario y fue un ejemplo increíble de autodidactismo, sabio en todos los aspectos biológicos del ambientalismo. Los ponentes de la ley en el Congreso eran políticos con grado de economistas o de abogados pero completamente autodidactas en lo ambiental, uno de ellos era representante de las comunidades indígenas.

Las universidades colombianas, privadas y públicas, gremiales y comunitarias, centralizadas y regionales reaccionaron rápidamente a las demandas de la nueva ley y del Sistema Nacional Ambiental colombiano, el cual reúne hoy más de 10.000 funcionarios. Ya Manuel Rodríguez había creado en la más prestigiosa universidad colombiana un pequeño grupo de ecólogos dirigidos por profesores traídos de Alemania, en la misma universidad, la de los Andes, la facultad de ingeniería creo un especialización en gestión ambiental y la facultad de economía construyo una maestría en economía ambiental y de los recursos naturales. En la Pontificia Universidad Javeriana y con fundamento en el IDEADE se creó una Facultad de Estudios Ambientales y Rurales que generó una maestría en gestión Ambiental para el Desarrollo Sostenible y el Desarrollo Rural y una carrera de pregrado en ecología. En la Universidad Nacional la Facultad de Ingeniería ya había creado una maestría en Ingeniería Ambiental y la Facultad de Ciencias una de Ecología y el IDEA diseño y logró la aprobación de una maestría multidisciplinaria bajo el concepto de Desarrollo y Medio Ambiente abierta a profesionales de todos los programas universitarios y dirigido por un grupo de decanos.

En lo conceptual el trabajo universitario ha aportado innovaciones interesantes, como la definición del ambientalismo complejo , la propuesta de sostenibilidad territorial, la definición de la racionalidad ambiental campesina, el desarrollo de la economía ambiental en el ámbito de los planes de desarrollo y la utilización de la ecología del paisaje para el ordenamiento territorial y el desarrollo local. Algunos de estos avances académicos fueron aprovechados por los dos gobiernos siguientes para elaborare los componentes ambientales de los Planes Nacionales de Desarrollo

En las regiones las universidades también generaron rápidamente capacidades de formación ambiental adecuadas a la descentralización de la autoridad ambiental y, en general de las operaciones ambientales estatales. La Universidad del Valle y la Corporación Universitaria Autónoma de Occidente han preparado personal y aportado investigaciones para la Corporación Autónoma del Valle del Cauca en los temas de manejo integral de aguas y administración ambiental. En Pereira una nueva facultad de Ciencias Ambientales ha elevado significativamente la calidad de la gestión ambiental regional. En Santander los ingenieros especializados en ambiental de la UIS son fundamentales para el manejo de graves problemas ambientales regionales. Semejantes alianzas se repiten en la costa Atlántica y en Antioquia. La Red Colombiana de Formación Ambiental, coordinada ahora por el nuevo Ministerio, desempeñó un papel importante en la promoción y coordinación de programas mediante la organización de redes temáticas, la prestación de servicios educacionales multiuniversidades y el apoyo a la celebración de seminarios periódicos. Los temas urbanos, los referentes a la relación salud-ambiente, la introducción a la economía ecológica y los aspectos técnicos del desarrollo sostenible han sido los más comunes y en los últimos años se ha iniciado la consideración multiinstitucional de temas complejos como la definición de programas de ciencias ambientales y la organización de doctorados en cooperación de varias universidades.

Pienso que las características principales de este proceso de apalancamiento universitario de la gestión ambiental para un desarrollo sostenible podrían sintetizarse en los siguientes puntos:

1 Una pluralidad de opiniones sobre el significado del desarrollo sostenible, heterogeneidad que, paradójicamente, ha facilitado el surgimiento de numerosos programas, más de cien, con aportes de casi todas las universidades.

2 Una relación cercana con el Estado que ha permitido la intervención de las universidades en el diseño de las políticas y en la definición de los planes y proyectos de desarrollo

3 Intervenciones significativas de autodidactas en el liderazgo, en la gestión de programas e, inclusive, en la definición de planes y proyectos académicos.

4 Interés por la multidisciplina inclusive dentro de los programas de ingeniería y de economía.

5 Avances hacia la trasdisciplinariedad con características innovadoras en la docencia y en la investigación.

Sin embargo cabe aún la pregunta fundamental ¿Las universidades han aportado lo suficiente para la protección del patrimonio ecológico y para lograr la equidad intergeneracional? Creo que la respuesta es no y que para contestar afirmativamente esta pregunta serían necesarios cambios significativos, algunos de los cuales se detallan en el punto siguiente.

5 La sociedad del conocimiento, la universidad y el desarrollo sostenible

Fundamentado en la experiencia colombiana creo que para que las universidades sean palancas reales en el proceso hacia la sostenibilidad deben tener una conciencia clara de cómo una sociedad fundamentada en el conocimiento y en la información puede lograr al mismo tiempo la protección del patrimonio ecológico, la equidad intrageneracional y la equidad intergeneracional. Pienso que un primer paso para que esto sea realidad es el reconocimiento de la complejidad de nuestra realidad.

El reconocimiento de la complejidad

Reconocer la complejidad de la realidad no debería ser difícil para nuestros cerebros ya que ellos mismos son objetos de alta complejidad. Sin embargo este reconocimiento no es común en los adultos, educados en su mayoría en los paradigmas tendientes a simplificar el mundo. Entre estos paradigmas están los dogmas, los conjuntos filosófico-científicos que tratan de encasillar la realidad en modelos simples, reducidos a algunas variables comprensibles y manejables. El concepto de modelo mental ( Teun van Dick, 98) ayuda comprender como las experiencias y los discursos poco a poco pueden limitar la capacidad de nuestros cerebros, aportando filtros y superponiendo lentes, enfocando nuestra visión a partes de la realidad, proporcionando importancia a algunas variables y minimizando otras. Entre esas experiencias hay algunas que son capaces de lisiar nuestros cerebros, como ocurre con algunas deficiencias en nuestra alimentación o con los traumas extremos que eliminan físicamente grupos neuronales indispensables. Las influencias de los discursos, de lo que se oye, son más sutiles y pasan inadvertidas, como cuando todo en los procesos de crianza y educación se orienta hacia una sola versión de la realidad. Romper estas limitaciones al reconocimiento de la complejidad no es fácil pero es posible.

Creo que es imposible construir una sociedad del conocimiento y de la información sin reconocer la complejidad de lo que conocemos e informamos y que esta debería ser una de las funciones principales de la universidad. Sin embargo hoy el concepto de sociedad del conocimiento se orienta masivamente solo hacia una parte de la realidad, la que es expresable por medio de la reducción disciplinada, la que es capaz de construir mecanismos, la que facilita el manejo social, la que es comprensible sin necesidad de eliminar los filtros y los lentes que limitan la capacidad de nuestros cerebros. Una sociedad del conocimiento que reconociera la complejidad de la realidad tendría que romper esas limitaciones y atreverse a ser indisciplinada. Esto es mucho más difícil en la universidad occidental, abrumada por el peso de nuestros dogmas, guiada por nuestras ilusiones teleológicas, plena de optimismo en la búsqueda del progreso y del desarrollo, desdeñosa de los límites, confiada en que unos pocos ganadores serán suficientes para lograr el bienestar de toda la humanidad.

Hoy la mayoría de las universidades latinoamericanas diseñan sus programas para seleccionar, entrenar y señalar esos pocos ganadores y para eso niegan la complejidad de la realidad. Reconocerla significaría inducir actitudes como la prudencia, la precaución, la reflexión, la solidaridad, la amistad, la austeridad, la frugalidad, la compasión, el respeto al otro, virtudes contradictorias con los postulados fundamentales de la sociedad de consumo. En una realidad plena de variables y de interrelaciones, en donde reinan el azar y la necesidad, alejada de leyes y de verdades absolutas, no basta la racionalidad económica para triunfar en las competencias. Adaptarse a esa realidad compleja implica contar con conocimientos, habilidades, destrezas y capacidades diferentes

El pensamiento ambiental al recordar que somos apenas parte de lo que llamamos naturaleza reconoce la complejidad, se coloca en posición de apreciarla y asume las consecuencias. El ambientalismo tradicional, aquel que se enfoca solamente a lo no humano aporta esa parte de la complejidad pero solo el ambientalismo complejo, el que considera que lo ambiental incluye lo humano y lo construido, el que considera la totalidad, es capaz de apreciar los alcances y las consecuencias del reconocimiento de una realidad compleja. Pienso que algunas de las diferencias entre ambas aproximaciones tienen que ver con la forma de mirar, de enfocar el entorno y de considerarse a si mismo.

Lo que llamo la visión ambiental compleja se puede caracterizar por cinco formas de ver o perspectivas:

1 Ver la realidad conscientes de las limitaciones, deformaciones, exageraciones, negaciones y afirmaciones de la visión y de la consciencia humana, impuestas por nuestros instintos, pasiones y capacidades y por nuestras propias ideas y preferencias éticas y estéticas y considerar con interés y tolerancia las limitaciones y preferencias de los otros.

2 Ver amplia y profundamente, en todas las escalas, sintetizando y analizando continuamente, enriqueciendo las consideraciones holísticas con el conocimiento detallado de sus elementos, equilibrando las referencias internas con las externas.

3 Ver las interrelaciones entre los elementos que conforman la realidad dándonos cuenta de sus diferentes formas energéticas y materiales, aceptando que existen interrelaciones simbólicas, y conscientes de sus discontinuidades en tiempo y en espacio.

4 Ver la totalidad como un conjunto dinámico de procesos, con historia y con futuro, muchos de ellos azarosos e inciertos, que cambian continuamente y que interactúan entre ellos siendo al mismo tiempo causas y efectos.

5 Ver todo esto con respeto hacia las personas, las otras especies y las cosas inanimadas que conforman la naturaleza y hacia sus ideas, obras, necesidades y movimientos actuales y futuros

Complejidad y Ciencias ambientales

Pienso que la definición de las ciencias ambientales no puede separarse de los procesos que han conducido a la consideración del ambiente y de los problemas que esta consideración genera en el actuar humano.

En estos procesos se pueden distinguir tres eventos fundamentales que ocurren en el cerebro humano. En primer lugar la atención a lo que rodea al sujeto o sea una consideración de lo otro, en segundo lugar una percepción que separa lo humano del resto de la realidad o sea la percepción de una naturaleza no humana, en tercer lugar una visión de la totalidad. En estas atenciones, percepciones y visiones el cerebro puede enfocarse hacia los objetos, lo otro, la naturaleza, la totalidad, o hacia las interrelaciones que existen entre estos objetos y entre ellos y el sujeto. Una consideración profunda y exhaustiva de los objetos puede llegar a concluir que cada uno de estos es un conjunto de interrelaciones pero en el límite esto lleva a que desaparezca tanto el concepto de interrelación como el de objeto interrelacionado y el mismo sujeto que observa debe integrarse a la totalidad.

Los sujetos que observan y reflexionan sobre lo observado pueden preferir modos de conocer lo observado y modos de conocerse a si mismo. En la construcción de estas preferencias influyen tanto sus estructuras y procesos cerebrales como las influencias que reciben de otros sujetos y de todo lo que lo rodea y lo ha rodeado. Cada ciencia está fundamentada en un conjunto estas preferencias, lo que estamos llamando ciencias ambientales tiene implícito un conjunto de preferencias.

Como lo dije atrás pienso que es posible distinguir a las personas que podrían denominarse ambientalistas complejas según cinco formas de ver la realidad. Creo que si existen científicos ambientales estos podrían ser distinguidos dentro del conjunto anterior por características más especializadas.

La primera característica que asigné en mi trabajo anterior a los ambientalistas complejos tiene que ver con la intención que está implícita en su modo de ver o sea con los filtros ideológicos que tiene su modelo mental. Para mi el mirar de los ambientalistas complejos tiene siempre implícito un deseo de modificar lo que está viendo, no es un mirar neutral, tiene adentro una definición de un deber ser que está condicionado por consideraciones éticas y estéticas que caracterizan su modelo mental, consideraciones que fueron afrontadas desde el nacimiento de la filosofía. Esta característica plantea problemas al entrar al campo científico ya que generalmente se acepta e, inclusive, se exige, que un científico sea neutral y es común que los trabajos de los científicos ambientalistas sean criticados en el campo de la neutralidad. No pretendo en este momento introducir la discusión sobre la posibilidad real de ser neutral pero si quiero llamar la atención sobre las características subjetivas de la decisión de quienes quieren ser llamados científicos ambientales, características que tienen implícita una preocupación, o sea, también, un deseo de modificar la realidad. Un biólogo evolucionista observa la realidad y su propio campo teórico lo aísla de cualquier preocupación por las características de la evolución y sus consecuencias en la desaparición de especies, mientras que un biólogo de la conservación, un biólogo ambientalista se preocupa por los resultados de la evolución y, sin ignorar esta teoría, apoya con sus estudios las posibilidades de mantener vivas las especies.

Pienso que es de esta característica del mirar ambiental complejo que ha surgido el concepto de problemática ambiental. Aquellos filósofos y científicos que se preocuparon inicialmente por la desaparición de los bosques y de la fauna no eran neutrales ante el cambio, como no lo eran los ingenieros que denunciaron la contaminación de las aguas, los agrónomos y los geólogos que expusieron la erosión y la compactación de los suelos o los médicos que identificaron las causas ambientales de algunos cánceres. Tenían todos un mirar alejado de la frialdad y la neutralidad aconsejada por muchos metodólogos y en ese mirar se salían de los límites estrictos de las ciencias físicas para tratar temas que no podían solucionarse sin el estudio profundo propio de los científicos humanos y sociales. Esta necesidad de solución generó primero el interés de los antropólogos culturales, luego el de los historiadores y más tarde ocasionó la construcción del derecho ambiental y de la economía ambiental e impulsó la irrupción de la dimensión espacial y territorial en la sociología y en la psicología.

Una segunda forma de ver que, según mi propuesta, caracteriza a los ambientalistas complejos es su capacidad o, al menos, sus deseos de ver amplia y profundamente, su interés equilibrado entre la síntesis y el análisis. Entre esos ambientalistas complejos aquel que quisiera llamarse científico tendría que agregar unas normas para sintetizar y para analizar, normas que, para poder abarcar la complejidad, pueden estar dentro o fuera de las normas generalmente aceptadas por el método científico. Sería un mirar profundo y amplio normalizado.

Esta característica abre la posibilidad de que en las ciencias ambientales se consideren las ciencias aplicadas e ingenierías que son más analíticas que sintéticas: entre ellas la química ambiental, la ingeniería ambiental, la botánica económica, la taxonomía, el derecho ambiental, la psicología ambiental, la economía ambiental, siempre y cuando se mantenga una mirada hacia la totalidad, como lo veremos más adelante.

En tercer lugar he señalado que el ambientalismo no puede dejar de caracterizarse por su mirar a las interrelaciones y que en ese mirar tiene que considerar todo tipo de flujos, desde los visibles hasta los más escondidos por sus características físicas, por sus discontinuidades o por deficiencias del propio mirar. Entre estas interrelaciones tienen un papel dominante las simbólicas, incluyendo las órdenes, las incitaciones y las tentaciones, lo cual muestra claramente la necesidad de ciencias ambientales humanas y sociales. La geografía y la ecología, fundamentos importantes de las ciencias ambientales, nos enseñaron y nos enseñan todavía a considerar mirares y flujos materiales como esenciales en el estudio de la realidad y poco a poco otras ciencias e ingenierías construyen métodos para clasificar y medir lo que ocurre entre dos o más puntos. La importancia de conocer las interrelaciones conduce a definiciones de las ciencias ambientales como ciencias que estudian interrelaciones entre lo humano y lo no humano y desde puntos de vista más profundos se ha propuesto que en la realidad lo que existen son interrelaciones, no esencias pero al llegar a este límite en la abstracción pienso, como lo escribí al principio, que el concepto de interrelación tiende a desaparecer ya que está sujeto a la existencia de lo que está interrelacionado y esos flujos, que sin duda existen, tendríamos que llamarlos de otra manera.

En la práctica la consideración amplia y profunda de interrelaciones conduce a identificar la necesidad de estudiar amplia y profundamente los objetos interrelacionados o sea a la urgencia de dejar de considerarlos como cajas negras y es así como los científicos ambientales toman conciencia de sus debilidades y se dan cuenta de que no pueden avanzar si no cuentan con la colaboración de aquellos que han profundizado suficientemente en la estructura y funcionamiento interno de esas cajas negras que se interrelacionan. No es posible disminuir la contaminación causada por una fábrica sin conocer su estructura y su funcionamiento y esas características n pueden explicarse con el detalle necesario si no se estudian los modelos mentales y la situación social de sus propietarios, administradores y trabajadores, todo lo cual esta situado realmente dentro de una totalidad, concepto que, para algunos, representa mejor el campo de estudio de las ciencias ambientales.

He escrito también que el ambientalismo complejo se caracteriza por ver la realidad con todo su dinamismo, no una realidad estática, o sea tiene interés en la historia y aspira a predecir el futuro. Esa característica plantea dos problemas adicionales a las ciencias ambientales, el primero reconstruir la historia de la totalidad, el segundo predecir las totalidades futuras. Las dificultades metodológicas que se presentan son de tal magnitud que algunas ciencias tan respetables como la economía optaron por una visión estática de la realidad que rodea a las actividades económicas y otras han manifestado con claridad que no aspiran a predecir sino a comprender la realidad. Sin embargo en la mayoría de las ciencias físicas todavía se mantiene la aspiración a encontrar leyes que permitan predecir y para eso construyen modelos matemáticos. Uno de los problemas ambientales más graves, el calentamiento global, fue diagnosticado con uno de estos modelos que aún es discutido debido a la complejidad de la totalidad fisicoquímica que se trata de reproducir matemáticamente. En las ciencias sociales y humanas se ha optado por estudios estadísticos probabilísticas o por planteamientos prospectivos en los que se da un peso mayor a la historia y a la voluntad humana que a la incertidumbre generada por la complejidad total, incluida la complejidad de los cerebros que estudian y la de los cerebros que actúan. Por lo anterior la historia, las matemáticas y las ciencias del comportamiento tienen un papel fundamental en las ciencias ambientales, por eso se ha desarrollado la historia ambiental, la psicología ambiental y la ecopsicología y empieza a definirse la ambientometría.

En mi texto de hace siete años coloqué una característica final al ambientalismo complejo, la de ser respetuoso con lo otro, inclusive con el pensamiento ajeno. En el campo de las ciencias ambientales pienso que esa condición conduce a un llamamiento a incluir dentro de ellas las actividades de todos los que responden a la preocupación ambiental: las ciencias de la tierra, las que voluntariamente se han ambientalizado, las fusiones inter, trans e indisciplinadas que se construyen para solucionar problemas clasificados como ambientales, las que se ciñen al estudio de interrelaciones entre sociedad u naturaleza o entre ecosistema y cultura, las que aspiran a comprender la totalidad y, naturalmente, las que hacemos todos los que nos sentimos ambientalistas.

Hacia unas ciencias para la sostenibilidad: filosofía, matemáticas, ciencias, socioeconomía ecológica

En esa importantísima tarea, que cubre todo el espectro humanístico, científico y tecnológico y en la cual muchas universidades han dado pasos importantes, es fundamental establecer prioridades que deben responder a la necesidad de derrumbar los obstáculos cognitivos principales en el camino hacia la complejidad socioeconómica y cultural, y, por consiguiente, en el camino hacia la sostenibilidad de los países. Pienso que en estos obstáculos tienen mucho que ver con las formas como se enseña la filosofía, las matemáticas, las ciencias básicas y la economía.

Aprovecho esta oportunidad que me ha dado la universidad veracruzana, para plantear algunos puntos que tienen que ver con la definición de algunos de esos obstáculos.

En primer lugar considero que la universidad latinoamericana no podrá preparar profesionales y científicos para lograr la sostenibilidad de los países si no reconsidera la posición de la filosofía en todos sus programas. La sostenibilidad no se entiende sin un tratamiento filosófico refinado en el cual se clarifiquen las raíces ideológicas que se enfrentan constantemente en el pensamiento actual y en el cual se hagan valer las razones éticas que justifican la protección del patrimonio ecológico y la búsqueda de la equidad inter e intrageneracional.

El concepto de ecología de la mente de Gregory Bateson y el concepto de modelo mental de los psicólogos cognitivos, así como los estudios recientes sobre dignidad y calidad de la vida pueden ayudar a conformar en los estudiantes universitarios posiciones conscientes de las diversas opciones éticas que les ofrece la historia del pensamiento humano. Bateson explica como en cada individuo las ideas compiten continuamente y unas avasallan sobre otras. Los psicólogos cognitivos han construido el concepto de modelo mental para que cada cual tenga consciencia de cómo los discursos y experiencias afectan su modo de ver la realidad.

Un buen repaso de la historia de las ideas políticas podría incitar reflexiones sobre como los viejos filósofos, como lo decía Keynes, afectan nuestro comportamiento. La relación entre hombre y naturaleza ha sido uno de sus temas principales, no solamente Spinoza se preocupó por el estudio de la totalidad, en numerosos pensadores occidentales, como lo ha mostrado Augusto Angel, esa preocupación persiste, a pesar de la tajante separación kantiana. La discusión sobre el desarrollo sostenible en la universidad debería iniciarse con una reconsideración, por lo menos histórica, de la construcción estética y ética del concepto de naturaleza en la cual se diera importancia tanto a los pensadores panteístas y animistas como a los románticos y fenomenólogos que agregaron pasión y contemplación al concepto. En la polémica sobre el desarrollo, sostenible o no, se enfrentan todavía Zenon, Heráclito, Epicuro, San Francisco, Kant y Adam Smith. Las posiciones estoicas, dialécticas. hedonistas, panteistas, fundamentalistas y utilitaristas son reconocibles en cualquier polémica actual acerca de los fines, los factores y los límites del desarrollo. En Colombia la continuidad del pensamiento indígena prehispánico marca, además, una fuerte presencia del pensamiento animista; creer que todas las cosas tienen alma, no solamente surge de las palabras de mamas y shamanes sino de las historias mestizas y mulatas sobre los espíritus de los ríos, las montañas y los animales. En Colombia San Francisco se funde con Bochica y con Bachue. El estoicismo griego y romano, permanente en la frugalidad y en la pobreza secular colombiana, pasa, también, por el pensamiento franciscano para unirse a la dialéctica en su ataque feroz contra la sociedad opulenta y Heráclito se fortalece actualmente en la ecología política de O´Connor y Martinez Alier y en la inclusión del otro de Habermas

La idea de sostenibilidad contiene afirmaciones diametralmente opuestas al pensamiento dominante que si no se analizan desde la filosofía pueden ser rechazadas por los estudiantes sin mucha reflexión. Pienso, por ejemplo, en el reemplazo del ingreso per capita por la calidad de vida como objetivo final del desarrollo o en el cuidado con que la teoría del D.S. define los factores en contra de las varias teorías políticas en donde el fin justifica los medios. El establecimiento de límites al desarrollo es otra posición que contradice de frente la idea de progreso sin límites, dominante en la filosofía occidental desde la Ilustración , pero presente en numerosos pensadores europeos, desde los estoicos griegos hasta los ecólogos profundos de finales del siglo veinte. La equidad intergeneracional, pilar del desarrollo sostenible, debe estudiarse desde la filosofía antes de realizar un análisis científico. ¿Quien tiene el derecho de determinar cuales son las necesidades de los humanos del futuro?

Las universidades son responsables de que los estudiantes que pasan por sus aulas sean, por lo menos, concientes de todas las ideas que afectan su propio comportamiento y eso solamente se puede hacer reviviendo las polémicas sobre la racionalidad económica y haciendo ver la influencia de la biología, del azar, del pensamiento religioso y de las pasiones de toda índole en los patrones de conductas vigentes en la realidad actual. Numerosos académicos contemporaneos, como John Elster, Edward Wilson , Rene Girard, Stevn Pinker y otros, desde muy diferentes puntos filosófico-cientificos, han reabierto la discusión sobre conceptos fundamentales como razón, racionalidad. razonable, etc, pero en nuestros países esa discusión, fundamental para la sostenibilidad, apenas se plantea en círculos cerrados.

El punto anterior., que es de lógica, enlaza la filosofía con las matemáticas, considero que este tema es también básico si la universidad desea tomar en serio su responsabilidad de conducir el país hacia la sostenibilidad. En situaciones de incertidumbre cada individuo se enfrenta a multitud de decisiones y tiene que escoger una lógica para justificar interiormente su actuación. Según el modelo utilitarista cada cual buscará maximizar su ganancia económica. Girard afirma que en esos casos la mayoría simplemente imita la decisión de aquel que considera más informado, o más poderoso. Wilson y otros hacen ver los numerosos condicionantes biológicos que construyen, automáticamente, una respuesta. Elster estudió exhaustivamente las fallas del modelo de acción racional en el contexto de la teoría de juegos y ahora se enfoca hacia la formalización de la influencia de las pasiones en las acciones colectivas. Me atrevo a afirmar que muy poco de estaos avances contemporáneos se estudian en el bachillerato, allí la lógica que se enseña es la tradicional, en algunos colegios es posible que se avance hacia la lógica simbólica pero solamente en los mas refinados es de esperar un avance hacia las lógicas alternativas o, por ejemplo, una explicación de los teoremas de Godel Esa deficiencia en los estudios formales de lógica disminuye la probabilidad de comprensión de los problemas de la sostenibilidad y unida al álgebra elemental y al poco cálculo diferencial que se enseña en el bachillerato puede presentar graves obstáculos cognitivos. Me refiero, especialmente, a los conceptos de infinito y de maximización , conceptos que pueden llegar a justificar visiones equivocadas de un mundo infinito en donde los recursos no tienen límite.

En los programas de ingeniería y de economía generalmente los cursos de matemáticas no se detienen a examinar los conceptos sino se explayan en los mecanismos de aplicación a diferentes problemas relacionados con su tema disciplinario. La solución de ecuaciones algebraicas de primer grado o de ecuaciones diferenciales se convierte en el gran objetivo, en la mayor destreza que el estudiante debe dominar, cuando la ecología, la física y la química actual ya demuestran la baja presencia en la realidad de relaciones tan simples.

Es así como los profesionales recién graduados se enfrentan con herramientas matemáticas simples a un mundo complejo en donde reina la incertidumbre y tratan de simularlo o de tomar decisiones aplicando reglas de tres, ignorando la existencia de múltiples variables, buscando una sola solución lineal a un problema en el cual existen varias situaciones de equilibrio.

El problema se complica con la disponibilidad actual en el mercado de programas electrónicos cerrados con los cuales se pretende simular procesos ambientales como la contaminación del aire o de una corriente de agua. Algunos de estos instrumentos especifican claramente sus limitaciones espaciales, otros se ofrecen sin mayores explicaciones sobre donde y cuando es válida su aplicación o de que forma fueron obtenidas sus ecuaciones y sus parámetros..

Muchos profesionales jóvenes compran o copian estos programas sin discusión porque las universidades no les proporcionan los argumentos para criticarlos, menos aun, los capacitan para actualizarlos o de adaptarlos a las condiciones locales. En realidad la necesidad de adaptación no se admite ni se recomienda, se supone que el programa puede simular la realidad presente y futura en cualquier ecosistema del planeta.

En este campo la responsabilidad de las universidades se cumple al dar varios pasos adelante del cálculo infinitesimal y proporcionar a los estudiantes instrumentos matemáticos para manejar una realidad azarosa e incierta, al dedicar menos tiempo a las matemáticas que simulan la rigidez del mundo imaginado y al profundizar en temas como la teoría de la probabilidad, la estadística avanzada y la teoría de juegos, instrumentos desarrollados para enfrentar la complejidad, la incertidumbre y el riesgo del mundo real, el que debemos hacer sostenible.

Filosofía diversa y matemáticas actuales pueden dar fundamento y herramientas para actualizar en la universidad el estudio de las ciencias básicas. Comprendo las grandes dificultades que pueden presentarse en la práctica docente para dar prioridad a los temas científicos relacionados con la búsqueda de la sostenibilidad en un mundo complejo y pienso que esto solo puede lograrse tomando decisiones innovadoras, como imponer temas prioritarios en cada curso o suponer que en el bachillerato se ha cubierto todo el resto de lo necesario para las diversas profesiones y construir programas enfocados únicamente a formar a los estudiantes en lo que dice la ciencia actual sobre las vías hacia el desarrollo sostenible.

Pienso que aunque no pueda proporcionarse a todo estudiante un curso completo de ecología si es necesario que todos tengan acceso a los fundamentos biológicos de esta ciencia y conozcan las posibilidades de su extensión a la historia y a la política. Sería también recomendable que en toda universidad, entre la lista de cursos electivos, estuviera uno sobre estructura y funcionamiento de los principales ecosistemas con el fin de subsanar frecuentes debilidades en los estudios de geografía física y haciendo énfasis en los procesos geológicos, climatológicos, hidrológicos, hidráulicos y edafológicos que proporcionan complejidad al territorio.

En segundo lugar creo que sería útil un curso interdisciplinario que recogiera y explicara los conceptos científicos fundamentales de las ciencias naturales, como los relativos a las leyes de la termodinámica y los que sustentan la cibernética así como los de las ciencias sociales y humanas, especialmente los de la psicología y la antropología. La sostenibilidad no se entiende sin conocer y manejar bien conceptos como entropía, sinergia, causalidad, cultura, sociedad, consciencia, comportamiento mimético etc. Un buen Departamento de Ciencias Básicas debería también ofrecer cursos informativos sobre los límites biofísicos de los organismos humanos, la relatividad de lo observado por los sentidos y su relación con los procesos de conocimiento, puntos fundamentales en la búsqueda de la sostenibilidad.

Finalmente, es en la enseñanza de la economía en donde las universidades podrían dar pasos más importantes, la vía hacia la sostenibilidad o hacia el desarrollo sostenible pasa por una reflexión fundamental sobre la irrealidad de los conjuntos teóricos neoclásicos, especialmente sobre la irrealidad de la relación apertura-competencia-productividad-crecimiento-bienestar, cadena teórica dogmática que rebasa los ámbitos académicos para constituirse en conocimiento masivo, tan sagrado como las antiguas religiones.

Sería ingenuo esperar que todas las facultades de economía reflexionaran sobre este problema y optimismo desaforado esperar que alguna se comprometiera con una revisión de la teoría. Inclusive, como lo expliqué atrás, algunos tratadistas del desarrollo sostenible insisten en que la vía para llegar a él pasa por el modelo neoliberal en el cual, según ellos, solo es necesario introducir algunas correcciones en el mercado para lograr un uso optimo de los factores y el bienestar de todos. Ese es el modelo coherente con la definición de la ley colombiana, donde el crecimiento económico antecede al bienestar como objetivo principal del desarrollo sostenible. Sin embargo otros escritores, no menos importantes, plantean la necesidad de reflexionar sobre las contradicciones existentes entre la realidad y los supuestos en que se apoya el modelo dominante. Puesto que creo que este es un punto fundamental para la sostenibilidad, recordaré los seis argumentos más importantes de esta discusión: los limites del territorio y de los recursos, la magnitud de residuos, desechos y basuras y la limitada capacidad de absorción y transformación de los ecosistemas, la imposibilidad de soluciones tecnológicas oportunas y universales, los obstáculos insalvables para lograr una equidad aceptable en la distribución del ingreso, el consecuente crecimiento acelerado de la pobreza y las diferencias entre el ingreso económico y los diferentes conceptos personales de bienestar.

Al comentar los temas filosóficos, matemáticos y científicos me he aproximado ya a este tema; una buena parte del problema surge de la conexión del modelo neoliberal con líneas específicas en la filosofía, las matemáticas y las ciencias y de que esta conexión selectiva fue hecha por los padres fundadores de la economía hace mas de doscientos años, cuando temas como la biología, la física, la química y la psicología no tenían el adelanto actual. Fue así como el modelo económico dominante se comprometió y sigue comprometido con una visión del mundo que rechaza su complejidad y que minimiza u olvida por completo la incertidumbre y el riesgo que nos rodean. Un modelo que se sostiene debido a tres circunstancias principales: su elegancia y coherencia interna, el optimismo ilusorio que despierta y su consistencia con los intereses de los más poderosos y los más ricos.

En las diferentes versiones del desarrollo sostenible y de la sostenibilidad perduran dogmas que contradicen la esencia de la preocupación por el patrimonio ecológico y por la equidad.

En primer término me parece que las diferentes recomendaciones sobre la necesidad de colocar en un mismo nivel lo económico con lo sociocultural y con lo ecológico a pesar de ser coherentes con una percepción integral de la realidad en la práctica se enfrentan a situaciones políticas estructuradas en forma diferente que siempre le dan prelación a lo económico. El modelo neoclásico neoliberal continua implícito y dominante, inclusive en normas constitucionales, a pesar de toda la retórica sobre los diferentes tipos de capital. En este dominio de lo económico influyen, además de lo ya anotado, palabras claves en la acción política como crecimiento y desarrollo. En un libro reciente anoto que la consideración de la sostenibilidad integral tiene que liberarse de estas dos palabras para recuperar su vigor innovador y sugiero que eso puede hacerse más fácilmente en el ámbito de la totalidad local y regional.

En segundo lugar pienso que la visión de Rene Girard de un mundo dominado por un comportamiento mimético originado en la cadena envidia-imitación-venganza esta hoy más cerca de la realidad latinoamericana que la visión racionalista- economicista en la cual todos somos maximizadores perfectos de ingresos económicos y que sería interesante que algún grupo académico considerara seriamente las recomendaciones de los economistas girardianos acerca de la necesidad de desvincular de lo político-económico el manejo de lo biofísico y, en especial, en relación con la necesidad de establecer no un solo modelo de sostenibilidad sino muchos modelos para tener en cuenta las posibilidades de múltiples puntos de equilibrio, y la complejidad del medio físico y generar una multiplicidad de espacios en donde el comportamiento mimético adquiera una mayor creatividad. En mi país, como lo he mencionado en el libro titulado Colombia, de lo Imaginario a lo complejo, la diversidad de los terruños y el poder emotivo de estos lugares amados, podría constituir un ámbito adecuado para miles de soluciones locales.

4 Hacia un programa mínimo y amplio.

Me doy cuenta de las dificultades académicas que he planteado y no quiero terminar sin dar soluciones más cercanas a las posibilidades de la universidad , no sin advertir que hay estudiosos, como Augusto Angel, que consideran que el camino hacia la sostenibilidad tiene que pasar por cambios culturales fundamentales o sea que no soy yo el colombiano más pesimista en este tema.

Creo, si, que existen puntos culturales acerca de los cuales la universidad podría y debería dar pasos importantes, estos son: la localización, la interdisciplina, la innovación, y la ampliación de su cobertura. Estos cuatro temas han sido discutidos por separado en todos los foros sobre la universidad , pero han sido discutidos aisladamente y pocas veces se han relacionado con la búsqueda del desarrollo sostenible. Pienso que al considerarlos integralmente en este contexto pueden surgir vías alternas para rectores y planificadores universitarios, como está sucediendo en la Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales, U.D.C.A y a estas experiencias me referiré para finalizar mi ponencia.

Considero que en países tan complejos en lo físico y en lo biológico como Colombia las universidades tienen que utilizar sus mejores instrumentos para reflexionar profundamente acerca de las regiones y las localidades específicas en las que están situadas sus actividades. Es en esas regiones y en esas localidades, en los terruños, en donde se resuelve concretamente la discusión entre lo local y lo global, es allí en donde el patrimonio ecológico perdura o desaparece y en donde la calidad de vida puede o no construirse. La ausencia de esta reflexión regional y local profunda le resta oportunidades a la sostenibilidad de estos sitios y regiones, y abre camino a consideraciones generales, alejadas de la realidad. La U.D .C.A, por ejemplo, tiene ventajas en los estudios geográficos, agropecuarios y ambientales y tiene ventajas de localización al estar situada exactamente en el borde de la ciudad de Bogotá, una parte de su campus en lo urbano y una parte en lo rural, lo cual facilita y, también, obliga la reflexión acerca de su propio entorno, en lo micro el borde norte de la ciudad y en lo macro la altiplanicie cundiboyacense. La sostenibilidad del borde norte de la ciudad y la sostenibilidad de la vida rural en la altiplanicie cundiboyacense son temas que se convierten en prioritarios para la U.D .C. A. l

Casi nadie niega hoy que la interdisciplina es necesaria para resolver los problemas relativos a la sostenibilidad pero muy pocos grupos universitarios la practican. Pienso que esta debilidad en la práctica de la interdisciplina tiene que ver con los altos niveles de abstracción en que, generalmente, se trata en las universidades. Al enfocarse en lo local y lo regional estos niveles de abstracción descienden y se hacen más tangibles a los investigadores, el ecosistema y la sociedad pasan de ser conceptos teóricos para convertirse en conjunto de interrelaciones que afecta la vida misma de cada investigador. La totalidad se recrea en el grupo de trabajo. En la U.D .C.A se ha escogido como subtema para estudio interdisciplinario el de la posibilidad de diseñar un corredor ecológico en el borde norte de la ciudad y como objetivo principal el de comprender lo que sucede en la totalidad de esta zona, incluyendo los detalles de la estructura y el funcionamiento del microecosistema y de los procesos socioeconómicos y culturales de la microsociedad y uniendo estos detalles estructurales y funcionales en el concepto de sistema complejo.

Esta selección metodológica, utilizar el concepto de sistema complejo para estudiar interdisciplinariamente la sostenibilidad territorial, responde a las propuestas de Rolando Garcia, el eminente epistemólogo argentino y en Colombia constituye una innovación metodológica. Es notable la debilidad de los vínculos entre el concepto de innovación y el tema ambiental y es posible que esta debilidad esté afectando el avance teórico hacia la sostenibilidad, la cual requiere definiciones técnicas coherentes con las características físicas y biológicas de los ecosistemas. Es posible que esto suceda debido a que la innovación se ha presentado como instrumento del modelo neoliberal, haciendo caso omiso su relación con otros modelos menos mercantilistas. Debe también insistirse en que la innovación es un concepto amplio que sobrepasa lo mecánico o lo químico, que no son solamente los ingenieros los que pueden ser innovadores. También es necesario innovar en filosofía, en las humanidades, en la ciencia pura, y en las artes. La sostenibilidad local y regional nunca podrá alcanzarse si las poblaciones de las regiones y de las localidades no se ingenian para construir su propio modelo para hacer perdurable el avance hacia el bienestar.

Finalmente, todo lo anterior no pasará de ser un ejercicio académico de unos pocos si la universidad no encuentra formas de ampliar su cobertura. El avance hacia la sostenibilidad de un país, de sus regiones y de sus terruños no puede lograrse mediante la acción de unos pocos científicos, tecnólogos y profesionales. La alta complejidad del proceso, como lo mencionaba atrás, requiere que cada ciudadano sea, por lo menos, consciente de la situación para poder utilizar todas sus capacidades en afrontarla. Pienso que en este contexto la responsabilidad de la universidad sobrepasa sus actuales estructuras formales y se amplía hacia el resto del sistema educativo y, fuera de él, a todos los procesos que en la vida familiar y en lo informal afectan el comportamiento de los ciudadanos. Para cumplir con esta responsabilidad ampliada la universidad está en mora de transformar sus estructuras de docencia de investigación y de extensión.

Si reflexionamos sobre nuestra propia experiencia, la de haber gozado de muchos años de estudio en un país en donde el estudio universitario es un lujo, es posible que encontremos formas de resolver el dilema, pero pienso que para hacerlo es necesario romper algunos de los dogmas formales que regulan la educación superior aquí y en la mayoría de los países. Esta reflexión nos podría llevar, por ejemplo, a recontar todas las horas perdidas en estudiar cuestiones que nunca hemos empleado en nuestras vivencias o sobre la enorme influencia que tuvieron en nuestras vidas conceptos equivocados o tecnologías obsoletas. Podríamos, también reflexionar sobre los procesos de generación de conocimiento que funcionan fuera de la educación formal, ¿ Por que los autodidactas superan, en muchas ocasiones, a los graduados?, ¿Por que la historia de los inventores se aparta de los procesos ortodoxos de investigación?, ¿Por que los grandes pensadores tuvieron que oponerse al pensamiento académico para hacer ver la verdad.?

Creo que por muy extraños que sean los resultados de esta reflexión, es el momento de considerarlos seriamente ¿Cómo convertir el sistema universitario en un ente en donde se integren, indisciplinadamente, la filosofía, las matemáticas y las ciencias sociales y naturales, capaz de abrirse a todos a los que se les ha negado la entrada?. Me temo que solo si se logra resolver este dilema podremos encaminarnos hacia la sostenibilidad de los países, de las regiones y de los terruños.

Asesor de la Rectoría de la Universidad de Ciencias Aplicadas y Ambientales. U.D.C.A. Miembro de Número de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales

ver Pezzey,92

CEPAL. Nuestro Futuro Comen. CEPAL. Santiago de Chile

Leff. 1996

Para una definición del ambientalismo compleko ver Carrizosa, Julio (2001. Que es ambientalismo. La vision Ambiental Compleja. IDEA-UN , PNUMA, CEREC. Bogota.. Para aplicaciones del concepto ver Carrizosa, Julio 2003 Colombia de lo imaginario a lo complejo.IDEA-UN. Bogota y Carrizosa, Julio (2006. Desequilibrios Teritoriales y Sostenibilidad Local. IDEA-UN. Bogotá