La revista La ciencia y el hombre, editada
por nuestra casa de estudios, experimentó un cambio que la
hace mostrar un nuevo rostro y un lenguaje sencillo y directo. Sobre
este cambio nos habla el maestro Rafael Bullé-Goyri, su actual
director.
El
ivulgar el mundo de la producción científica es
el principal objetivo en La Ciencia y el Hombre, revista editada
por la Universidad Veracruzana que se ha transformado en cuerpo
y alma, pues ha modificado tanto su formato como su contenido
para alcanzar a los otros lectores, aquellos que no son especialistas,
en los que quiere despertar la vocación por la ciencia.
A través de La Ciencia y el Hombre los lectores podrán
conocer temas científicos y tecnológicos desarrollados
con un lenguaje claro y directo.
Su director, Rafael Bullé-Goyri, se ha propuesto además
que circule por todos los campus universitarios y en los puestos
de periódicos. Además, próximamente se podrá
consultar en Internet.
Con esta metamorfosis, La Ciencia y el Hombre presenta ahora portadas
atrevidas, juega con el espacio y la tipografía, utiliza
un estilo literario y deja a un lado el críptico lenguaje
del reporte científico.
¿A
qué se debe el cambio del formato y el estilo de La Ciencia
y el Hombre?
Cuando tuvieron la gentileza de nombrarme como director de la
revista, traté de recuperar la vieja idea que había
dado lugar a la misma, que era la divulgación de la ciencia,
y ese fue el propósito de cambiar el formato. Si queríamos
divulgar era necesario darle una presentación más
atractiva para el público lector. El cambio era necesario
para llegar a un auditorio más extenso, no sólo
a ese público cautivo de científicos, sino también
al estudiante de preparatoria, a las amas de casa, a los empleados
de gobierno, en fin, a todos los lectores potenciales. Esto fue
lo que motivó el cambio que aludes. Decidimos modificar
el formato para hacerlo más atractivo y ponerlo, incluso,
en los puestos de periódicos de una manera tan llamativa
que pudiéramos captar a ese público lector al que
hasta entonces La Ciencia y el Hombre no había llegado.
Toda
transformación implica un proceso, ¿cuál
fue el que siguió para llegar a este nuevo formato?
Ya tenía esa idea desde el momento en que me nombraron
director de la revista. Incluso aparecieron dos números
durante mi gestión con el viejo formato, pero ya se venía
gestando esta modificación. Se consultó con el Comité
Editorial de la revista y éste estuvo plenamente de acuerdo,
unánimemente de acuerdo en la necesidad de esta nueva fase
de la publicación.
¿Se
encontró con alguna dificultad para realizar los cambios?
Absolutamente ninguna. La Universidad nos ha dado todo el apoyo
a través de la Dirección General Editorial. El maestro
José Luis Rivas, en particular, nos ha dado absolutamente
todo el apoyo, no he tenido el menor problema para efectuar los
cambios que juzgué pertinentes, que el Comité Editorial
consideró conve-nientes, y yo estoy muy contento por esta
libertad que se me ha concedido.
¿Consideró
el riesgo de perder
al público que ya estaba cautivo, al de los científicos,
como lo
mencionó antes?
No, porque al final de cuentas los científicos van a leer
tanto revistas especializadas como revistas de divulgación.
Tal vez el problema que hemos enfrentado es con respecto a los
autores, ya que éstos están acostumbrados al reporte
técnico, al artículo científico; y ahora
se ven orillados a escribir textos de divulgación, que
es una tarea sumamente difícil. Para un investigador no
es lo mismo escribir un artículo científico que
uno de divulgación, ya que para hacer lo primero cuenta
con la formación y la experiencia; en cambio, para lo segundo
necesita tener conocimientos un poco más literarios, un
poco más sólidos, y usted sabe muy bien que en un
artículo científico no necesariamente se cuida la
misma forma, la misma sintaxis de la divulgación.
¿Siguen
colaborando las mismas personas en La Ciencia y el Hombre o hay
nuevos colaboradores?
La revista siempre ha estado abierta a cualquier colaboración.
Los miembros del Comité Editorial, por ejemplo, participan
más activamente con sus artículos. Seguimos recibiendo
textos de viejos colaboradores, pero también de autores
nuevos. Incluso en este número que acabamos de presentar
aparecen artículos de una doctora cubana y de un doctor
argentino. Entonces, estamos ampliando los márgenes, la
gama de colaboradores.
El
cambio también se da en el material publicado. Los artículos
son más accesibles ahora, el lenguaje no es difícil
ni se complica la ciencia. ¿Se tomó algún
criterio para cambiar la manera de decir las cosas?
Como ya mencioné, no es lo mismo difusión que divulgación.
La difusión va orientada hacia los mismos especialistas;
la divulgación va dirigida hacia los lectores legos. Si
queríamos llegar a ese tipo de lector, teníamos,
evidentemente, que cambiar no tanto el contenido como la forma
de presentación del contenido. Siempre he pensado que hay
un problema en cuanto a la vocación científica y
que es necesario poner un granito de arena para llegar a los jóvenes,
como los de preparatoria, con el objeto de despertar la vocación
por la ciencia. Si los estudiantes solamente tienen acceso a revistas
científicas que le son incomprensibles, difícilmente
se va a propiciar esta vocación; sin embargo, si pueden
comprender que la ciencia es una tarea muy interesante y atractiva,
tal vez se propicie el interés hacia ella.
¿Conoce
alguna respuesta de que han logrado penetrar en un público
más amplio?
De manera informal, sí. Vamos a hacer la revista electrónica,
ya está por aparecer en la página web de la Universidad.
Esto nos permitirá tener una medición mucho más
objetiva de cuánto se consulta la revista, de cuánto
se lee, puesto que vamos a tener contadores. De manera informal,
la revista ha resultado atractiva para otras personas. Así
lo han expresado de muchas maneras y por primera vez también
estamos llegando a las zonas de la universidad. Antes la revista
estaba muy concentrada en Xalapa y era virtualmente desconocida
en las demás regiones del estado.
¿Se
distribuye fuera del ámbito universitario?
Empezamos a distribuirla en los puestos de periódicos de
manera local. Tal vez la gente todavía no sabe muy bien
qué es La Ciencia y el Hombre y la respuesta no ha sido
del todo satisfactoria. Pero no cejamos en nuestro empeño.
Seguiremos haciendo esa tarea de ponerla en los puestos de periódicos
a fin de que la gente, poco a poco, empiece a conocerla y consultarla.
¿Seguiremos
observando cambios en la revista?
Tenemos muchos planes como, por ejemplo, editar los interiores
ya no en blanco y negro sino a color. Por supuesto que es un costo
elevado y todavía tenemos que generar más recursos
para poder lograrlo, pero estoy seguro que paulatinamente La Ciencia
y el Hombre va a llegar a ser una de las revistas más importantes
de divulgación de la ciencia en el país.
Por
lo que veo, usted tiene planeado que la revista tenga cierta independencia
económica. ¿Es posible, aunque sea una revista de
la Universidad Veracruzana?
No quisiera simplemente decir que la revista está sostenida
por la Universidad y hasta ahí termina nuestra responsabilidad.
Pienso que es una tarea más válida si es que nosotros
podemos generar tal vez no la totalidad de nuestros recursos pero
sí una parte importante de ellos. La revista tiene un costo
elevado y quisiéramos también aportar lo que podamos
para disminuir ese costo.
¿Recibe
alguna remuneración la persona que aquí escribe?
No. Los autores no pagan ni les pagamos. Actualmente se está
dando el fenómeno en muchas revistas científicas
de que los autores tienen que pagar, no se les paga. Por ejemplo,
podría mencionar la revista Science, en la que el autor
tiene que pagar 500 dólares para que se publique su artículo
siempre y cuando pase por todos los filtros de calidad y se espere
el tiempo necesario para que su texto aparezca. Nosotros todavía
no estamos llegando a eso, pero sí queremos que nuestros
autores, a la larga, no en el mediano plazo, se comprometan a
adquirir una suscripción; de otra manera sólo tendremos
egresos. La revista cuesta y es un servicio que se da a los autores
también. Entonces, los autores podrían colaborar
con nosotros con una aportación casi simbólica,
que sería precisamente una suscripción.
¿Qué tipo de artículos se incluyen en la
publicación que dirige?
Estamos entendiendo de una manera muy informal que la revista
no sólo es para las ciencias duras. No necesariamente queremos
tener artículos de física, química o ciencias
técnicas como la medicina, por ejemplo. Así, en
el presente número tenemos ensayos sobre experiencias personales.
En él se incluye el artículo Me recibí
de doctor, ¿y ahora qué?, del doctor Ángel
Rodríguez Kauth, y el maestro Manuel Torres se refiere
a las figuras mayoides, que es antropología, que no es
una ciencia dura como la física, pero la revista está
abierta a todas estas colaboraciones.
La Universidad tiene muchos institutos de investigaciones, por
lo que tenemos las puertas abiertas para todos ellos. Queremos
que la comunidad sepa qué se hace en la uv en el campo
de la investigación y ésa es una meta fundamental.
¿Qué
espera de la revista?
Espero que La Ciencia y el Hombre sea conocida por el público
lector, sea consultada y que podamos recibir, de todas aquellas
personas que tienen interés por la ciencia, sus colaboraciones
y sus comentarios, pues esto nos ayudaría mucho a continuar
nuestra tarea, que se nos hace tan apasionante.