“El
trabajo que estamos haciendo en la facultad surgió a partir
de la preocupación de los productores agrícolas
de la zona por la enfermedad, es decir, la Asociación de
Citricultores le propuso a la Facultad de Ciencias Biológicas
trabajar coordinadamente en la búsqueda de alternativas
de producción más resistentes”, informó
González Cárdenas.
Como consecuencia de dicha solicitud, señaló, la
facultad habilitó una superficie de dos hectáreas
para el proyecto de investigación, y ahí se están
estudiando diferentes variedades de cítricos. “Actualmente,
ya tenemos considerados siete patrones –injertos que mejoran
la resistencia– de los cítricos que más se
producen en la región, y se va a evaluar su desempeño
y resistencia ante la enfermedad”.
La inquietud de los productores se debe a que la naranja que más
se produce en el norte del estado de Veracruz es el naranjo agrio
o “cucho” y, precisamente, esta variedad de cítricos
es la más susceptible de sufrir el virus de la tristeza;
incluso, en Chile se prohibió el injerto de naranjo dulce
con el agrio para evitar que esta enfermedad llegara a los campos
de producción.
“Hace algunos años, el CTV acabó con la mayor
parte de la producción agrícola de Brasil. Ahora,
se cree que en la región norte de Veracruz ya existe esta
enfermedad. Lo que ha detenido su propagación es que aquí
hay una muy baja incidencia de una especie de insecto conocido
como pulgón, que es el que transmite el virus, ya que llega
a una planta enferma, succiona la savia y, al ir a otra planta
sana y clavar su estilete, la contagia”, explicó
el director de Ingeniería en Agronomía.
La finalidad de la investigación es que los productores
sepan que hay otros patrones con los que se puede tener una buena
producción. “Hemos encontrado cierta resistencia
de los productores a cambiar sus plantaciones de naranjo agrio
por miedo a que la nueva opción no sea tan rentable como
la que ya manejan, por lo que la investigación que estamos
realizando también incluye estudios de viabilidad de producción
de los patrones que estamos analizando”, dijo.
González Cárdenas comentó que la intención
de la parcela demostrativa es poder ofrecer a los productores
alrededor de 39 combinaciones diferentes de los cítricos
que más se producen en la región, y aseguró
que ya tienen variedades como la naranja Mónica y la Valencia,
las cuales cuentan con un patrón tolerante a la enfermedad.
“En la parcela de la facultad, estamos trabajando naranja,
toronja y mandarina con diferentes patrones, que son algunos de
los que ya han sido utilizados en otros lugares, como California
o Brasil”.
El
virus de la tristeza
Bautizado en los años treinta para describir un síntoma
de los cítricos consistente en un rápido decaimiento,
este síndrome se asoció, en 1946, a un virus transmitido
por áfidos, denominado “Tristeza de los cítricos”,
el cual ataca los tejidos conductores de la planta, principalmente.
Los primeros síntomas externos de las plantas afectadas
por este virus son: hojas de coloración verde opaca, clorosis
de la nervadura central, consistencia coriácea y caída
de las hojas. Posteriormente, a partir del segundo año
después de la infección, la planta comienza a mostrar
pérdida de vigor.
Todos estos síntomas son consecuencia de la acción
del virus que afecta los vasos conductores y sus células
acompañantes. Éstos, al perder consistencia, se
aplastan, lo cual provoca hipertrofia y, en consecuencia, falta
de agua y de nutrientes en la zona radicular.
El CTV es un miembro del grupo de los closterovirus que se caracterizan
por tener partículas filamentosas de 2 000 nanómetros
de largo y 30 nanómetros de ancho, y que se diseminan en
la naturaleza mediante áfidos vectores. Además,
el virus presenta varias razas diferenciadas por sus características
serológicas y severidad de ataque.