Octubre-Diciembre 2005 , Nueva época No. 94-96
Xalapa • Veracruz • México
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Buscan universitarios detener el azolvamiento de la laguna El Llano

Juan Carlos Plata

Siembran 1 500 árboles de cedro, caoba, mulato y roble para evitar descargas de sedimentos

La laguna El Llano forma parte de la zona lagunar central del Golfo de México,
junto con las lagunas de La Mancha, El Farallón, Laguna Salada,
Laguna Verde y Boca Andrea.
 

Actopan, Ver.- Como parte de un proyecto integral para rehabilitar el ecosistema y evitar la desaparición de un importante humedal veracruzano, alumnos de la carrera de Ingeniería Ambiental de la Universidad Veracruzana (UV) plantaron 1 500 árboles –con lo que sobrepasaron su meta inicial, que era de 1 000– en las inmediaciones de la laguna El Llano, ubicada en la comunidad Villa Rica, perteneciente al municipio de Actopan.

A lo largo de 400 metros sobre la zona federal, junto a la carretera costera del Golfo 180 que va de Cardel a Poza Rica y entre el cerro Los Metates y la laguna, los estudiantes sembraron 1 500 árboles de cedro, caoba, mulato y roble, como una medida para evitar que la tierra del cerro arrastrada por las lluvias llegue a la laguna y la haga perder profundidad, además de devolver al ecosistema algunos de los árboles que se han perdido por la habilitación de potreros por parte de los lugareños.

Los años de crisis
Desde hace 15 años, la laguna El Llano ha sufrido severos daños, provocados principalmente por la instalación de un gasoducto de Petróleos Mexicanos y por los estragos ocasionados por el huracán Gilberto, que en 1988 azotó las costas del Golfo de México y obstruyó la salida de la laguna al mar.

Sin fuentes que la alimenten de agua, la laguna se seca completamente durante nueve meses del año y sólo en época de lluvias recupera una extensión considerable pero con muy poca profundidad, ya que las lluvias arrastran hacia ella tierra de las montañas de la sierra de Chiconquiaco.

Además de las obvias consecuencias ecológicas, las malas condiciones de la laguna representan un severo golpe para cerca de 48 familias de la comunidad de Villa Rica, que años atrás vivían de la pesca de camarón, lo que ahora es simplemente imposible.

De hecho, el último dictamen técnico realizado en 1989 por delegaciones de Pesca federal y del estado de Veracruz ya revelaba que la captura de jaiba y la producción de ostión y de pescado de escamas se redujeron considerablemente respecto a años anteriores.

La laguna El Llano
Ubicada a menos de un kilómetro de la zona arqueológica totonaca de Quiahuiztlán y de las ruinas de lo que fuera el primer asentamiento español en México, a tres kilómetros de la planta nucleoeléctrica de Laguna Verde y a unos 70 del puerto de Veracruz, la laguna El Llano forma parte de la zona lagunar central del Golfo de México, junto con las lagunas de La Mancha, El Farallón, Laguna Salada, Laguna Verde y Boca Andrea.

Tanto la laguna El Llano como la de La Mancha fueron incluidas, el 2 de febrero de 2004, en la lista de sitios protegidos por la Convención Ramsar, organismo internacional dedicado a la identificación y conservación de humedales en todo el mundo.

Durante nueve meses del año, la laguna pierde el 98 por ciento de su agua, como consecuencia de la pérdida de profundidad por la incorporación de tierra a la laguna y por la obstrucción de su conexión al mar por el gasoducto, según el documento “Propuesta para el proyecto ejecutivo de rescate de la laguna El Llano”, elaborado por la Sociedad Cooperativa de Producción Pesquera Tinajitas y El Viejón SCP, con la asesoría de los catedráticos de la UV Víctor Hernández Morales, Gonzalo Pérez Monzón, Luis Alberto García Leyton y Juan Lartigue Gordillo.

Debe aplicarse un proyecto integral
El catedrático Luis Alberto García Leyton aseguró que antes de la reforestación en la periferia de la laguna se reforestó la zona litoral del manto acuífero a base de mangle, y señaló que la intención es ir protegiendo de manera periférica la laguna para que toda la corriente de terrígenos –sedimentos que se han ido depositando en la laguna– se frene y que las laderas de los cerros dejen de aportar tierra al lecho lagunar.

Para ello, aparte de la labor de reforestación que se está realizando, es necesario que se apliquen otros proyectos, dijo García Leyton, “como el desazolve de la laguna, la apertura del canal al mar, la medición de la batimetría de manera continua para saber cómo va evolucionando la profundidad de la laguna, además de propuestas productivas que le den a la población de la zona una opción alternativa de sostén económico en tanto la laguna se recupera, como la piscicultura, maricultura y cría de algunas especies en granjas”.

El trabajo de reforestación
La Universidad Veracruzana, junto con organizaciones y dependencias públicas, ha trabajado en la rehabilitación de la laguna El Llano desde hace cinco años, aproximadamente, y tiene proyectos en los que participan alumnos y académicos de diversas facultades. Uno de ellos se refiere a la reforestacón de la periferia del cuerpo de agua.

“La idea es ir restaurando este ecosistema que se ha dañado. Ahora se están sembrando árboles en la zona federal de la carretera, pero estamos pensando que más adelante esto se podría extender a terrenos particulares”, comentó César Lezama García, uno de los alumnos involucrados en el proyecto.

En la ladera del cerro Los Metates, explicó, hay cuencas naturales por donde baja el agua de los cerros, y la idea es sembrar árboles alrededor de ellas, hacer cercos vivos para evitar que la tierra que arrastra las lluvias llegue hasta la laguna, es decir, impedir que la laguna se azolve y su profundidad disminuya. “Si se reduce la profundidad de la laguna, se tiene una capa muy delgada de agua que se calienta muy rápido y se evapora.


Alumnos de Ingeniería Ambiental de la UV plantaron árboles de diferentes especies en las inmediaciones de la laguna.
La reforestación no es la solución a todo el problema, pero es un paso que, aunado a otras acciones, puede lograr la rehabilitación del ecosistema, y es que un humedal como éste es de mucha importancia por la cantidad de especies que dependen de él”.

Lezama García, estudiante de Ingeniería Ambiental, afirmó que se sembraron especies que no son extrañas en la región, como cedros, mulatos, caoba y roble, proporcionadas por el Consejo Estatal de Protección al Ambiente (COEPA). También un vecino de la comunidad regaló 100 árboles de caoba.

Por su parte, Norma Argüelles, alumna de Ingeniería Ambiental, informó que parte del trabajo que están realizando es vincular organismos, porque no se trata sólo de sembrar árboles, sino también de conjuntar voluntades para hacer este trabajo de manera integral. “Sabemos que nosotros solos no podemos hacerlo; tenemos que formalizar un mecanismo, hacer una investigación; también es necesario que la gente vea estos esfuerzos y se integre”.