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Qué
se sabe sobre la calidad del suelo
y su importancia
Isabel
López Zamora
Miembro del Instituto de Investigaciones Biológicas de la
UV |
Introducción
Es necesario describir qué es el suelo, tal y como éste
se encuentra en la naturaleza, para poder posteriormente comprender
los procesos a que está sujeto y la relación que
tiene con la vegetación y con los demás factores
del medio ambiente.
El suelo es un recurso dinámico que sostiene vida vegetal.
Está compuesto de partículas minerales de diferentes
tamaños (arena, limo y arcilla), de materia orgánica
y numerosas especies de organismos vivientes. Por lo tanto, el
suelo tiene propiedades biológicas, químicas y físicas,
algunas de las cuales son dinámicas y pueden cambiar en
respuesta al manejo del suelo.
No sólo resulta interesante tratar de conocer las características
morfológicas del sustrato edáfico, sino también
reconocer que éste es una parte integral del ecosistema
y que, por lo tanto, existen múltiples y complejas interrelaciones
e interdependencias que se dan entre el suelo, la vegetación
y otros factores ambientales. Al darnos cuenta de tales interacciones,
llega a surgir una pregunta importante: ¿qué significa
el suelo para nosotros? o ¿qué hace el suelo para
nosotros?
Un suelo saludable nos da aire limpio y agua, cosechas y bosques
productivos, buenos pastizales, vida silvestre diversa, además
de hermosos paisajes. Y el suelo hace posible todo esto si se
realizan cinco funciones esenciales.
1.
Regulación del agua. El suelo puede regular la
distribución de lluvia o del agua proveniente de sistemas
de irrigación, la infiltración, el desagüe,
el flujo y almacenamiento de agua y substancias disueltas, incluidos
el nitrógeno, fósforo, plaguicidas, así como
otros nutrimentos y compuestos disueltos en el agua.
2. Soporte de vida vegetal y animal. El suelo
sostiene el crecimiento y la diversidad de plantas y animales
al proporcionar un ambiente físico, químico y biológico
para que se realice el intercambio de agua, nutrimentos, energía
y aire.
3. Filtrado de contaminantes. El suelo puede
actuar como un filtro para proteger la calidad del agua, el aire
y otros recursos. Los minerales y microbios presentes en el suelo
son los responsables de filtrar, amortiguar, degradar, inmovilizar,
y desintoxicar materiales orgánicos e inorgánicos,
incluidos productos de desecho industriales y municipales, y depósitos
atmosféricos.
4. Ciclado de nutrimentos. El suelo almacena,
modera o modifica la liberación y el ciclado de nutrimentos
y otros elementos esenciales para las plantas. Así que
el carbono, el nitrógeno, el fósforo y muchos otros
nutrimentos son almacenados, transformados y ciclados a través
del suelo.
5. Soporte de estructuras. Las construcciones
requieren de un suelo estable para su sostenimiento, y los tesoros
arqueológicos asociados con la presencia del hombre son
también protegidos en el suelo.
Una
vez que ha sido comprendido el concepto de suelo, resulta oportuno
presentar y describir el concepto objeto de análisis en
la presente colaboración, denominado calidad del suelo.
¿Qué
es la calidad del suelo?
A lo que nos referimos con el término de calidad del suelo
es a que éste también responde a lo que deseamos
y esperamos de él, es decir, dicha calidad es la capacidad
de un tipo específico de suelo para funcionar dentro de
los límites de los ecosistemas tanto naturales como los
que están bajo manejo, para mantener la productividad animal
y vegetal, así como mantener y mejorar la calidad del agua
y del aire, y para conservar la salud humana y la calidad de vida.
Al respecto, la gente tiene ideas muy diversas sobre lo que significa
el término calidad del suelo; por ejemplo:
a) Para la gente involucrada activamente en la
producción agrícola, podría ser una tierra
potencialmente productiva, que mantiene o mejora la producción,
que contribuye a incrementar los beneficios o mantiene los recursos
del suelo para su uso por futuras generaciones;
b) para los consumidores, el término podría
representar un recurso alimenticio que sea abundante, saludable
y fácil de solventar para presentes y futuras generaciones;
c) para los naturalistas, podría constituir
un suelo en armonía con el paisaje y sus alrededores;
d) para los interesados en el medio ambiente,
podría significar un suelo que funciona a toda su capacidad
dentro de un ecosistema, con respecto al mantenimiento o mejoramiento
de la biodiversidad, de la calidad del agua, del ciclado de nutrimentos
y de la producción de biomasa.
El suelo también tiene cualidades tanto innatas como dinámicas.
La cualidad innata se refiere a la capacidad natural del suelo
para funcionar. Por ejemplo, los suelos arenosos tienen una mayor
capacidad de drenaje que los suelos arcillosos. Por su parte,
los suelos profundos tienen más espacio para las raíces
que aquellos suelos con un lecho de rocas cerca de la superficie.
Estas características no cambian fácilmente.
La cualidad dinámica se refiere a cómo el suelo
puede cambiar dependiendo de la forma como es manejado. Y es que
las alternativas de manejo pueden afectar la cantidad de materia
orgánica, la estructura y profundidad del suelo, y su capacidad
para capturar agua y nutrimentos.
En resumen, los suelos van a responder de forma diferente según
el manejo dependiendo de las propiedades innatas y dinámicas
del suelo y del paisaje que lo rodea.
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Semillas,
2000. |
¿Por qué es importante la calidad del suelo?
Un adecuado manejo que mejore la calidad del suelo beneficiará
las tierras de cultivo, los terrenos destinados para uso forrajero
y, en general, la productividad de nuestros bosques y plantaciones. |
Asimismo,
el mejoramiento de la calidad del suelo puede contribuir a reducir
los costos que se generan cuando se presentan problemas de erosión
del suelo y puede ayudar a mejorar el uso eficiente de los nutrimentos
y del agua, así como a asegurar que el recurso sea sustentable
para un uso futuro. Además, sin lugar a duda, beneficia la
calidad del agua, el aire y el hábitat para la vida silvestre.
La
calidad del suelo y la sustentabilidad: ambas van de la mano
El entendimiento de la calidad del suelo significa poder llevar
a cabo un buen manejo del suelo, de manera que éste pueda
funcionar óptimamente no sólo ahora, sino también
en el futuro; y el monitoreo de los cambios en la calidad del suelo
nos permite determinar si una serie de prácticas de manejo
resultan productivas y sustentables.
La evaluación de la calidad del suelo resulta esencial para
poder determinar la sustentabilidad de los sistemas de manejo de
la tierra. Para cada situación particular será necesario
desarrollar sistemas de manejo diferentes, de acuerdo con las características
específicas del suelo y con las diversas condiciones ambientales
en que se encuentra. Los objetivos fundamentales de todo sistema
de manejo son alcanzar una producción generosa y la conservación
del recurso, con el fin de lograr un rendimiento sostenido de manera
constante y a lo largo del tiempo.
Determinación
de la calidad del suelo
Como anteriormente fue expuesto, la calidad del suelo implica la
determinación de qué tan bien el suelo realiza sus
funciones. Por lo tanto, no se puede determinar midiendo o registrando
el rendimiento de cultivos, la calidad del agua o cualquier otro
parámetro individual. La calidad de un suelo es, pues, una
determinación de cómo éste puede llevar a cabo
todas sus funciones en un momento determinado, y de cómo
dichas funciones pueden ser mantenidas para su uso futuro.
La calidad del suelo no pude ser medida directamente, de manera
que necesitaremos utilizar ciertos indicadores para su evaluación.
Los indicadores son propiedades del suelo o de las plantas –ya
sea físicas, químicas y biológicas que pueden
medirse para monitorear cambios en el suelo y que nos proporcionan
una guía o indicio sobre el funcionamiento del suelo. Por
su parte, los indicadores de gran utilidad son aquellos que pueden
medirse fácilmente, los que detectan cambios en las funciones
del suelo, los que abarcan propiedades químicas, biológicas
y físicas, los que resultan accesibles y de fácil
aplicación en condiciones de campo, y los que mejor detectan
las variaciones en clima y manejo.
¿Por qué son importantes los indicadores de la calidad
del suelo?
· Los indicadores de la calidad del suelo
son importantes para enfocar los esfuerzos por mantener y mejorar
la condición del suelo;
· para la evaluación de las prácticas
y técnicas de manejo del suelo;
· para relacionar la calidad del suelo con
otros recursos;
· para colectar la información necesaria
para determinar tendencias;
· para determinar tendencias en las condiciones
óptimas del suelo en todos los ámbitos (global, nacional
y local);
· para guiar en la toma de decisiones con
respecto al manejo del suelo.
Manejando
la calidad del suelo
El manejo de la calidad del suelo proporciona una guía para
el uso eficiente y sustentable del suelo a partir de un amplio rango
de perspectivas de manejo, para terrenos cultivados, pastizales,
zonas forestales y plantaciones, así como áreas urbanas.
Cada combinación de un tipo de suelo y uso de la tierra requiere
y demanda la realización de una serie diferente de prácticas
de uso y manejo para mejorar la calidad del suelo. Sin embargo,
algunos principios suelen ser aplicables en la mayoría de
las situaciones.
Algunas de las prácticas más comunes que son llevadas
a cabo para mejorar y mantener la calidad del suelo son:
• La adición de materia orgánica.
Las adiciones frecuentes de materia orgánica están
ligadas a muchos aspectos de la calidad del suelo. La presencia
de la materia orgánica puede provenir de residuos de cultivos
en la superficie del suelo, de las raíces de plantas (o cultivos),
de abono y de otras fuentes. La materia orgánica y los organismos
que se alimentan de ésta pueden mejorar tanto la capacidad
del suelo para capturar agua como la disponibilidad de nutrimentos,
y ayudan a proteger el suelo contra la erosión.
• Evitar el exceso de labranza (cultivo,
labor). La labranza tiene efectos positivos, pero también
puede causar una degradación excesiva de la materia orgánica
en el suelo; además, puede destruir la estructura del suelo
y causar su compactación.
• Manejo razonable en el uso de fertilizantes
y plaguicidas. En nuestra época, el uso de plaguicidas y
fertilizantes químicos ha evolucionado nuestra agricultura.
Desafortunadamente, además de sus efectos deseados, pueden
dañar a organismos que no son el punto de atención,
así como contaminar el aire y cuerpos de agua cuando no son
manejados apropiadamente. El lado positivo de su uso es que permiten
aumentar el crecimiento vegetal y la producción de materia
orgánica que es regresada al suelo para su reutilización
por plantas, animales y microorganismos.
• Incrementar la cubierta vegetal. Un suelo
desnudo es más susceptible a la erosión por viento
y agua, y a secarse y desmoronarse. Por tanto, una cubierta protege
el suelo, proporciona un hábitat para organismos que viven
en él (insectos, lombrices y bacterias) y mejora la disponibilidad
del agua para ser utilizada por la flora y la fauna presentes.
• Incrementar la diversidad vegetal. La diversidad
es benéfica por varias razones. Cada cultivo (o especie de
planta) presente en el suelo contribuye a la presencia de un tipo
específico de estructura de raíces y de residuos para
el suelo. Una diversidad de organismos en el suelo puede ayudar
a controlar poblaciones de plagas y a reducir o mantener al mínimo
la presencia de malezas y las infecciones causadas por plagas. Esta
diversidad a lo largo del paisaje y a través del tiempo puede
aumentarse por medio de numerosas prácticas de manejo agropecuario,
utilizando zonas de amortiguación y pequeños campos
de siembra, lo cual contribuiría a incrementar la variedad
de plantas, animales, microorganismos y, en general, de la vida
silvestre que están interactuando con el suelo y el ambiente
de un sitio determinado.
Posibilidades futuras para la investigación de la
calidad del suelo
En su gran mayoría, la investigación sobre la calidad
del suelo se encuentra motivada principalmente por la realización
de una o dos metas alcanzables. La primera se refiere al manejo
adecuado y sustentable de la tierra en terrenos agrícolas,
y la segunda, al monitoreo del suelo a escala nacional o regional.
La primera meta involucra la evaluación de un sitio específico
y la correspondiente toma de decisiones bien fundadas, de manera
que debe existir un fuerte lazo de colaboración entre los
investigadores y los agricultores para la realización exitosa
del estudio.
Generalmente, la investigación intenta identificar tanto
los vínculos entre las diversas prácticas de manejo
del suelo como las características del suelo que resultan
más evidentes al observarlo (por ejemplo, el uso de los indicadores
de la calidad del suelo); investigar los procesos a que está
sujeto (por ejemplo, el ciclado de nutrimentos) y las funciones
del suelo (entre otras, la productividad y calidad ambiental), y
analizar las relaciones e interacciones que ocurren entre el suelo
y los demás factores del medio ambiente.
Sin embargo, un proyecto individual de investigación quizá
pueda examinar sólo uno o dos de esos vínculos; por
lo tanto, se hace indispensable la participación multidisciplinaria
en los proyectos de investigación para lograr una mayor cobertura
y obtener resultados bien fundados.
Algunas tendencias para futuras investigaciones que resultarían
de gran utilidad e interés son:
• La determinación de la variabilidad
espacial y temporal de las características del suelo, y la
utilización de dicha variación como indicadores de
la calidad del suelo.
• La definición más detallada
de las características de las comunidades biológicas
que residen en el suelo, con un enfoque de manejo de la biología
del suelo.
• La descripción y el manejo de las
modificaciones que ocurren cuando el agricultor cambia de una práctica
de manejo a otra.
• El mejoramiento del ciclado de nutrimentos
a través del manejo de la biología del suelo.
• La identificación y aplicación,
en la medida de lo posible, de técnicas de control remoto
de bajo costo, para el monitoreo de la calidad del suelo a escala
regional. |
El
propósito fundamental de investigar y determinar la calidad
de nuestro suelo no es solamente poder lograr una mayor estabilidad
en la estructura del suelo y mejorar su actividad biológica
o alguna otra propiedad del suelo, sino también es proteger
y mejorar, a largo plazo, nuestra productividad agrícola, la
calidad del agua y, en general, el hábitat de todos los organismos
vivientes, incluido el hombre. |
Refugio,
2000. |
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