En
el estado de Veracruz, más de un millón de personas
dependen económicamente del cultivo y procesamiento de
la caña de azúcar. Sin embargo, en los últimos
años esta industria ha sufrido graves crisis con la introducción
al mercado nacional de la alta fructosa. Es por ello que, aprovechando
la gran fortaleza que en materia de investigación agrícola
tiene la Universidad Veracruzana (UV), el Centro Virtual de Investigaciones
Multidisciplinarias de la UV (CEVIM) –con apoyo de varias
instituciones de educación superior del país y extranjeras–
trabaja para proponer nuevas opciones productivas para esta agroindustria.
El primer paso fue la elaboración de un plan estratégico
a mediano y largo plazo, basado en trabajos de investigación
del CEVIM y de la maestría en Manejo y Explotación
de los Agrosistemas de Caña de Azúcar –única
en su tipo en el país–, con el que la UV intenta
una reconversión tecnológica que logre revertir
la crisis que sufre el sector cañero estatal y nacional.
Los investigadores de la UV buscan nuevas opciones a fin de diversificar
al sector cañero para que deje de depender de un solo producto,
el azúcar, y comience a producir más etanol y forraje,
e incluso energía eléctrica. Estas iniciativas podrían
tener importantes repercusiones en los ámbitos económico
y ecológico.
Para Roberto Bravo Garzón, ex rector de la UV y director
del CEVIM, sería de vital importancia retomar las experiencias
de países como Brasil, Colombia y varios de la Unión
Europea, que han desarrollado y ya utilizan tecnología
en los procesos químicos e industriales que les permite
obtener una serie de coproductos de la caña.
“México está produciendo un millón
de toneladas de azúcar adicionales a lo que puede absorber
el mercado nacional, y esta azúcar no se pude colocar tan
fácilmente en los mercados internacionales. Además,
se tiene el problema de la competencia desleal que está
haciendo Estados Unidos al obligarnos a importar alta fructosa,
un edulcorante más barato que el azúcar, el cual
se utiliza principalmente en los refrescos, industria que representa
la tercera parte del mercado nacional del azúcar”,
explicó.
Por ahora, dijo el ex rector de la UV, la entrada de alta fructosa
se ha podido moderar por un gravamen que el Senado de República
le ha impuesto, pero a partir del 2008, año en que entrará
en vigor el Tratado de Libre Comercio para productos agrícolas,
ya no se podrá evitar esa importación, además
de que en México ya se está sembrando maíz
transgénico (que es de donde se saca la alta fructosa)
y ya existen dos fábricas de edulcorante, por lo que las
empresas refresqueras se inclinarán por este producto,
ya que es más barato.
El director del CEVIM afirmó que si se empezara a dedicar
una buena parte del campo cañero a producir alcohol, no
sólo se podría evitar la importación, sino
que además se podría utilizar el alcohol mezclado
con gasolina y reducir la dependencia del combustible importado,
al mismo tiempo que se salvaría el mercado de los derivados
del azúcar. “La idea es enfocar una buena parte de
nuestro sector cañero a la producción de etanol,
porque, independientemente de que estamos importando esta sustancia,
en México no se le ha dado uno de los usos que ya se le
da en varios países de Sudamérica y Estados Unidos,
que es mezclarlo con la gasolina”.
Según Bravo Garzón, la caña no se ha utilizado
sistemáticamente para alimento de ganado bovino, porque
provocaba una enfermedad llamada timpanismo, pero se han encontrado
nuevas variedades de caña que no producen daño a
la salud de los animales. “Investigaciones hechas en Cuba
demuestran que ciertas variedades de caña usadas como alimento
–balanceado con otros– puede dar un rendimiento de
hasta un kilo de engorda diario, lo que significaría bajar
a la mitad el tiempo que los propietarios se tardan para tener
un ganado listo para la venta y, con ello, duplicar el volumen
de carne y mejorar los precios para el productor y para el consumidor.
Al grupo de investigadores del CEVIM ya se incorporaron dos especialistas
de la Facultad de Veterinaria y Zootecnia de la UV que empezarán
a probar estas variedades de caña”.
Otra de las grandes ventajas de este producto es que es ecológico,
ya que para crecer –proceso que es muy acelerado–
requiere una gran cantidad de carbono que toma de la atmósfera.
Por tanto, además de que limpia el ambiente, fija el carbono
en el suelo, el cual se enriquece. Incluso, hay datos de investigaciones
internacionales que señalan que una hectárea de
caña de azúcar produce la misma cantidad de oxígeno
que una hectárea de bosque. Asimismo, existen datos de
investigaciones hechas en Brasil que aseguran que la caña
de azúcar puede absorber cerca de 13.5 toneladas de dióxido
de carbono (CO2) por hectárea al año.
Investigación
de caña en la UV
Señaló que, luego del cierre del Instituto para
el Mejoramiento de la Producción de Azúcar (IMPA)
en México y la disolución del Grupo de Países
de Latinoamérica y el Caribe Exportadores de Caña
de Azúcar (GEPLACEA), la UV se empezó a preocupar
por quién iba a continuar los trabajos de investigación
acerca de la caña.
Entonces, se decidió la creación del Centro Virtual
de Investigaciones Multidisciplinarias (CEVIM), que agrupa a especialistas
de diferentes áreas, quienes conjuntamente analizan los
problemas de esta importante agroindustria.
Esto es relevante, aseguró el especialista, “porque
en Veracruz más de un millón de personas dependen
de la caña, es la entidad que cuenta con la mayor producción
cañera del país y tiene una serie de problemas referentes
tanto a la productividad agrícola como a la industrial”.
De acuerdo con Bravo Garzón, la mayor parte de los ingenios
del estado de Veracruz cuenta con tecnología atrasada,
por lo que la UV quiere, siguiendo el ejemplo de la parte agrícola,
revertir ese atraso creando una maestría para la parte
técnica y mecánica. “Todo esto forma parte
de una estrategia general, de mediano y largo plazo, que la UV,
a través del CEVIM, está tratando de impulsar; por
lo tanto es probable que pronto se incorporen nuevos investigadores”.