Octubre-Diciembre 2005 , Nueva época No. 94-96
Xalapa • Veracruz • México
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Miseria e ignorancia impiden la democracia; deberían considerarse ilegales: Savater

Edgar Onofre

La UV otorgó el doctorado Honoris Causa al filósofo español, “un defensor radical e inteligente de la democracia”: Arias Lovillo

Fernando Savater recibió el doctorado Honoris Causa de la máxima casa de estudios del estado de Veracruz.
No hay democracia mientras existan la miseria y la ignorancia; ambas excluyen al individuo del ejercicio democrático y deberían considerarse ilegales, al igual que la esclavitud, aseguró el filósofo español Fernando Savater, durante la ceremonia en que la Universidad Veracruzana (UV) le otorgó el doctorado Honoris Causa, su máxima distinción académica.

En sesión solemne del Consejo Universitario General (CUG), realizada el 7 de diciembre, Savater afirmó que la lucha contra la pobreza y la ignorancia no es cuestión de altruismo, sino un elemento básico para la democracia, y como ejemplo citó al economista canadiense John Kennet Galbraith: “Todas las democracias sienten miedo de la influencia de los ignorantes”. Sin embargo, explicó que por ignorancia debe entenderse aquella que impide expresar nuestras demandas con claridad, escuchar las peticiones de los demás y valerse de la argumentación y la persuasión, y aquella que no posee más información que la que ofrece la página deportiva de los diarios.
 

Frente a representantes universitarios que conforman el CUG, encabezados por el rector de la UV, Raúl Arias Lovillo, y ante el gobernador del estado, Fidel Herrera Beltrán, el filósofo se refirió a la situación latinoamericana: “América Latina no necesita caudillos, sino buenos líderes políticos, pero es fundamental salir de la ignorancia para no caer en manos de caudillos que fascinan”, y añadió que “en la democracia, todos somos políticos. Los malos políticos son responsabilidad nuestra: los elegimos y no los revocamos. La costumbre es que los candidatos propongan, cuando somos nosotros quienes debemos proponer y exigir que se comprometan con nuestras necesidades”.

No obstante, dijo, en la democracia la población tiende a evitar sus responsabilidades y muestra pereza política, mientras otros toman las decisiones importantes. En este sentido señaló que existen dos tipos de pereza: la del optimista que piensa que el tiempo lo resolverá todo, “a pesar de que el tiempo no resuelve los problemas, acaso los pudre”, y la pereza del pesimista –“el cual goza de mayor prestigio”–, quien cree que frente a las multinacionales, el capitalismo y el presidente (George) Bush nada podemos hacer y que todo está destinado al fracaso.

Al respecto, se declaró un pesimista activo y en lucha contra el optimismo y el pesimismo irracionales, al tiempo que criticó a quien condena y no se mueve (para hacer algo) por resultar absurdo. Asimismo, retomó el Poema del Mío Cid para advertir que “debemos ser bocas con manos y mostrar a los jóvenes que muchas cosas se pueden hacer en la democracia”, herramienta que sirve para conocer y transformar la realidad, no para echarse a dormir.

Luego de mencionar que la educación “no resuelve todos los problemas”, pero en la solución de éstos siempre interviene en alguna medida, habló sobre su tarea docente, la cual ha ejercido durante 30 años: “Lo que menos mal hago es ser maestro, pero no en el sentido honorífico, sino en el más simple, el de maestro de pueblo, porque entiendo la ignorancia –y la tengo–. Los sabios no son buenos maestros porque consideran la ignorancia como un insulto”.

Por otra parte, explicó que recibir el Doctorado Honoris Causa en México, país al que lleva “30 años afiliado”, según su propia expresión, es de una particular importancia para sí mismo. “En México he compartido mucho, he hablado mucho, he bebido mucho y he amado algo (…) Ya no podría imaginar mi vida sin México desde hace muchos años; de modo que este honor que me hacen ustedes, sepan, en cualquier caso lo hacen a uno de los suyos. Yo me siento como parte de México desde hace mucho, y ahora, en concreto, parte del claustro de esta digna casa de estudios, de esta Universidad Veracruzana”.

Savater, defensor radical e inteligente de la democracia: Arias Lovillo
Como Octavio Paz en México y como Mario Vargas Llosa en Perú, Fernando Savater ha sido en España un defensor radical e inteligente de la democracia como forma de vida social, aseguró el rector de la Universidad Veracruzana, Raúl Arias Lovillo. “Lo ha sido en un país que tiene una enorme deuda con la democracia, luego de la larga noche del franquismo y de los delirios y las fantasías de nacionalismos fanáticos e intolerantes. Esto le confiere un significado y un valor especiales a su labor. El precio que como individuo ha debido pagar ha sido alto. No importa, más allá de los riesgos que ha debido correr, le queda la satisfacción de ser consecuente con lo que cree y de expresar libremente lo que piensa. En eso radica precisamente la democracia”.

Sin embargo, afirmó que defender la democracia no ha sido una tarea fácil, sino compleja, incomprendida y tratada injustamente. Ha sido una labor a contracorriente que han tenido que asumir las minorías, “tan lúcidas como valientes, sí, pero también minorías atacadas, vilipendiadas e, incluso, asesinadas.

Los obstáculos, las acechanzas, los riesgos que la construcción de la democracia ha tenido que sortear han sido también –toda proporción guardada– los obstáculos, las acechanzas, los riesgos que sus defensores han tenido que enfrentar”. A pesar de todo ello, dijo, la democracia “ha sido, es y puede seguir siendo una realidad”.

El rector de la UV señaló que si tuviera que elegir entre el Savater filósofo profundo y esclarecedor, el ético que es al mismo tiempo un catedrático, el ensayista literario lúcido y agudo, el novelista y dramaturgo, el polemista de artículos periodísticos tan finos como acertados, “por supuesto, me quedo con todos. No en balde André Glucksmann lo llamó el Sartre español”.

Finalmente, destacó tanto el legado cultural que la obra del filósofo español representa para los seres humanos comprometidos con la construcción de un mundo más habitable, como el hecho de que una pequeña pero importante parte de su obra circule bajo el sello de nuestra casa de estudios: Apóstatas razonables, A decir verdad y el prólogo de La isla del tesoro de Stevenson.

Poner la sociedad al servicio del individuo, la convicción de Savater: Héctor Subirats
Poner la sociedad al servicio de los fines del individuo, “rescatándole de su sacrificio irrestricto y ciego”, es convicción de Fernando Savater, señaló el filósofo mexicano y representante de la UNAM en Madrid, Héctor Subirats, durante la semblanza que hizo de su homólogo español, condecorado por nuestra casa de estudios con el doctorado Honoris Causa.

“Defensor incansable de los derechos humanos, es decir, de los derechos del individuo frente al absolutismo tribal, dicho para enojo de quienes disfrutan con el calor del establo”, Fernando fue para mí “alguien que dijera en mi lengua, por fin, todo lo que detestaba de la academia y de la verborrea seudoizquierdosa que padecía yo en una facultad que más bien carecía de cualquier facultad.

”Es un experto en transmitir, con precisión y fluidez, todo aquello que la pedantería académica convierte en palabrería hueca. Dicho de otra manera, Savater consigue que lo que parece sólo para iniciados vuelva a la polis contribuyendo a profundizar el diálogo público de los ciudadanos”, precisó.

Subirats destacó que Savater opone a la prédica y la creencia, la vivencia de la insumisión: “Frente a los tratadistas cuyos diplomas sólo prueban que poseen un diploma de limitación, aparece alguien que considera que filosofar es hacer de la curiosidad una virtud. La obra de Savater representa desde el principio, entre la grisura de los manualistas, la osadía de un pensamiento racionalista, cuya ética se basa en la alegría y la vida, creyendo en un ser humano que pueda vencer las servidumbres a las que parece destinado”.

Añadió que una de las cualidades del filósofo es que su discurso está elaborado de manera que quienes no son especialistas puedan seguir sus argumentaciones, asentir o discrepar, rechazar o compartir las sospechas y las certezas que se comunican. Además, agregó, a Savater le sobran las banderas, no le basta una causa y, quizá, un aforismo de Lichtenberg lo defina: “Aunque mi filosofía tampoco descubra nada, al menos tiene suficiente corazón para considerar inexistente los pensamientos establecidos”.  

El filósofo español, flanqueado por sus anfitriones, muestra el reconocimiento que le fue entregado por el rector de la Universidad Veracruzana, Raúl Arias Lovillo.