La
Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Veracruzana
(UV) de Coatzacoalcos, en coordinación con el Centro de Investigación
y Desarrollo Tecnológico en Electroquímica, AC, realiza
en la zona Coatzacoalcos-Minantitlán-Cosoleacaque un proyecto
para el tratamiento complementario de aguas residuales industriales
con compuestos orgánicos no biodegradables.
Con apoyo del Fondo Mixto para la Investigación Científica
y Tecnológica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
y del Gobierno del Estado de Veracruz, se pretende evitar, reducir
o controlar los efectos de la contaminación que provocan
las aguas contaminadas con residuos industriales que no se degradan
biológicamente, informó Erubiel Flandes, responsable
del proyecto.
El académico de la Facultad de Ciencias Químicas de
la UV dijo que por medio de tres procesos complementarios de oxidación
química avanzada –Reacción Fenton, Reacción
Electrofenton y Ozono-Luz Ultravioleta– es posible realizar
el diagnóstico de las industrias ubicadas en dicha zona para
conocer los flujos y la calidad de las aguas residuales que generan
las mismas. "Si hay residuos, aunque sean mínimos, de
compuestos no biodegradables, será necesario someterlos al
proceso de oxidación y determinar hasta qué punto
son persistentes. Luego de ser tratados, será necesario ver
cómo quedaría ya el efluente a un nivel experimental".
El resultado de este proyecto los llevará al diseño
y la construcción de una planta semipiloto para el tratamiento
de aguas mediante el proceso seleccionado y a una prueba de validación
de unidad semipiloto en una empresa seleccionada.
Explicó que la cuenca baja del río Coatzacoalcos ha
sido definida como altamente contaminada: "Sabemos que en parte
es debido a que las industrias –fabricantes de catalizadores,
fibras, acetatos y productoras de óxidos orgánicos,
fibras poliméricas y derivados de hidrocarburos– descargaban
sus efluentes al río sin un control adecuado. Cuando entró
la legislación ambiental y se empezó a aplicar para
todo el mundo, hubo que poner en orden las descargas".
Hoy en día, aseguró, las industrias ya tienen un mejor
control, realizan tratamientos que han reducido en gran cantidad
el contenido de desechos en efluentes y están dentro de una
norma que controla la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos
Naturales (Semarnat) y otros organismos encargados de proteger el
medio ambiente. Sin embargo, en algunos efluentes, sin ser sus principales
componentes los compuestos orgánicos, éstos sí
aparecen de manera intermitente: "El problema es que como no
se detecta como un componente original de la descarga, no está
en la lista de control que establece el organismo de regulación;
sin embargo, los contaminantes pueden llegar a ser, dependiendo
de su concentración, compuestos tóxicos que con el
tiempo van provocando deterioro ambiental".
El director del proyecto señaló que dichos compuestos
orgánicos pueden provocar desorientación en algunos
de los animales que habitan la zona (el manatí); en otros
se puede presentar crecimiento anormal o formas distintas en su
reproducción. "Es necesario, pues, caracterizar si hubiese
alguna corriente que pudiera requerir un tratamiento a través
de la metodología de oxidación avanzada, aplicando
electrólisis o una corriente de ozono que pudiera destruir
los compuestos orgánicos de manera que los separe y dejen
de tener esa posibilidad de influir en la toxicidad de la descarga".
Hay diferentes procesos que se pueden utilizar: "La reacción
Fentom consiste en aplicar una corriente de energía eléctrica
en forma directa en el fluido que contiene los componentes orgánicos,
con el fin de que existan dos polos para que la corriente de agua
se ionice, es decir, que se cargue positiva y negativamente con
una celda electrolítica y se rompa la molécula de
tal forma que los iones positivos migren hacia el lado negativo
de la celda y viceversa; así, la molécula básica
se vuelve menos agresiva y con menos toxicidad", puntualizó
Flandes.
Otro método es usar una corriente de ozono y luz ultravioleta
que agilice la reacción de tal manera que el oxígeno
presente en el ozono, al tener contacto con las moléculas
de compuestos orgánicos, reaccione y se forme otra molécula
que tenga características menos agresivas. Todo esto catalizado
con luz ultravioleta aplicada directamente en el tratamiento.
Actualmente, los universitarios están en la primera parte
del proyecto, es decir, en la definición de las corrientes
que pueden ser estudiadas y a las que se les puede aplicar el proceso:
"El muestreo del flujo lo llevamos al laboratorio para empezar
a caracterizar el análisis y ver qué concentraciones
de componentes trae cada una de las corrientes", comentó
el entrevistado, quien añadió que los involucrados
en el proyecto pretenden realizarlo en un lapso de 18 meses y que
el monto requerido para alcanzar el nivel al que se pretende llegar,
que es una planta piloto para laboratorio, es de 575 mil pesos.
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