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Aportan
nuevos conocimientos para el tratamiento de enfermedades
Dunia
Salas Rivera |
Cambiar
nuestra forma de relacionarnos y vincularnos con el mundo curaría
nuestras enfermedades: Tania Romo, investigadora del Área
de Biología Sistémica del IIB-UV |
A
partir del estudio "Gnosis celular y organísmica",
realizado por Tania Romo González de la Parra, investigadora
adscrita al Área de Biología Sistémica del
Instituto de Investigaciones Biológicas (IIB) de la Universidad
Veracruzana (UV) y un equipo de investigadores, ellos demostraron
que la enfermedad es una forma de actualización del cuerpo
con el entorno, por lo que no debe verse como una maldición.
"El cuerpo necesita actualizarse constantemente y vincularse
con el entorno, y la enfermedad lo que hace es permitir a la persona
hacer un alto y reflexionar acerca de lo que le está pasando
y lo que no está atendiendo. En este sentido, creemos que
la persona es un ser integral, en el que está la mente, el
cuerpo, las emociones y las necesidades espirituales", aseguró
la académica, quien agregó que para ver cómo
se está vinculando todo esto a nivel fisiológico,
se han centrado en el estudio del sistema inmunológico, el
cual ha sido catalogado exclusivamente como de defensa: "Éste
se ha visto como un sistema de tipo militar, casi como un ejército
que defiende al cuerpo de los virus y las bacterias que lo vienen
a atacar".
Aquí es donde el equipo de especialistas viene a romper este
paradigma epistemológico, porque aseguran que ese sistema
no sólo funciona como defensa, aunque sí puede tener
esa cualidad, sino que es un sistema cognitivo y de percepción
que permite detectar hasta el agente externo más pequeño
que entra al cuerpo. "Ahora se empieza a ver que hay una unión
entre los sistemas nervioso, inmune, endocrino y lo mental, a lo
cual se ha denominado Sistema Psiconeuroendocrinoinmunológico.
Y es que el sistema inmune, así como el nervioso, tiene muchas
cualidades que permiten hacer esta asociación como sistema
cognitivo", explicó Romo.
Un ejemplo de ello es su capacidad de memoria: "Ambos tienen
memoria porque son capaces de darse cuenta de que está sucediendo
algo que viene de afuera; entonces, son perceptores, además
de que pueden organizarse a sí mismos. Así, cuando
viene por segunda vez una enfermedad asociada a una bacteria –por
ejemplo, el sarampión– o a un virus –como la
hepatitis C–, el sistema inmunológico reconoce al virus
o a la bacteria porque tiene memoria, y ese tipo de cualidades no
pueden ser para un sistema que sólo se defiende".
Una
inmersión en el sistema inmunológico
Esta investigación surgió porque el grupo de investigadores
se dio cuenta de que no se sabía mucho de cómo funciona
el sistema inmunológico, y a partir de ahí empezó
a buscar nuevas rutas: "Esta misma exploración nos
llevó a la sociología y a la epistemología,
porque, aunque es un fenómeno biológico, toda la
construcción de la ciencia es un fenómeno social
y de paradigmas epistemológicos; por eso teníamos
que ver cómo el concepto de inmunología fue avanzando
en el curso de la historia", agregó.
Asimismo, debían estudiar cuáles eran los paradigmas
que predominaban en el momento en que surgió esa concepción,
y justo cuando esto sucedió estaba la Segunda Guerra Mundial,
por eso es que en aquel momento definieron al inmunológico
como un sistema de defensa.
En la actualidad, expresó la investigadora, estamos convencidos
de que para cambiar el mundo debemos primero cambiarnos a nosotros
mismos: "Vivimos en un planeta interconectado, y todo lo
que hacemos tiene repercusiones en él. De ahí que
nuestra propuesta sea que al cambiar nuestra forma de relacionarnos
y vincularnos, estaremos transformándonos a nosotros mismos,
a nuestra comunidad, a la sociedad y al planeta en general".
Para demostrar estas teorías, diseñaron el Taller
de Autosanación, que es impartido por Denisse Escalante,
Rocío Banderas, Leticia Bravo y Cristina Núñez,
donde estudiantes de diversas facultades que se rigen por el Modelo
Educativo Integral y Flexible (MEIF) realizan un proceso de autoconocimiento
y vinculación cuerpo-mente-emociones-espíritu y,
por tanto, de sanación. "Todos los que participamos
sentimos que formamos parte y somos responsables de cómo
llevamos el equilibrio salud-enfermedad en nuestras vidas. Así,
estamos generando espacios en los jóvenes para conectarse
consigo mismos y, a su vez, con el entorno, porque estamos muy
desvinculados tanto de nuestro cuerpo como de nuestras emociones
y de la naturaleza y nuestro entorno", señaló
la entrevistada.
Desde febrero, 24 personas han realizado Chi kung –que es
una especie de meditación en movimiento que vincula profundamente
al ser humano con el entorno– y prácticas de ecología
profunda que nos hacen sentir esa falta de naturaleza y cómo
el vincularnos con ella nos da una cierta estabilidad y equilibrio.
Todo esto en la Estación Ecodiálogo, un espacio
ubicado atrás de la Unidad de Servicios Bibliográficos
y de Información (USBI) de Xalapa, que fue diseñado
especialmente para el diálogo de distintos saberes. Con
los resultados de esta aportación científica, aunque
aún no se determinan del todo, dado que los análisis
del sistema inmune no son sencillos, sí se pudo apreciar
que el cambio fue cualitativo. "Tomamos muestras sanguíneas
a los participantes antes y después del taller: fórmulas
blanca y roja, glucosa, creatinina, ácido úrico,
y en estas pruebas vimos un gran cambio, al menos en la cuenta
de células blancas y rojas; además, se enfermaron
menos y su actitud fue más positiva".
Desafortunadamente, un sector del mundo científico todavía
se resiste a cambiar el concepto que tiene sobre la enfermedad:
"El sociólogo Gregory Bateson afirmaba que los científicos
tenemos ‘pánico epistemológico’, por
eso estamos agarrados a nuestras certezas científicas y
no las soltamos, pero empezamos a buscar tantito a nivel de conceptos
y vemos que algunos ni siquiera están definidos. Se da
por sentado que ya todos saben qué es el concepto, pero
al final vemos que no está sustentado". Más
aún, se dificulta la publicación de este tipo de
temas; por ello, esta investigación tiene que estar muy
bien sustentada: "Ahí es cuando nosotros no queremos
dejar la ciencia, porque nos da una herramienta para explicar
las cosas y lograr que sean creíbles; entonces, utilizamos
el método científico para probar que esto funciona
y que no es puro verbo o engaño", concluyó
Tania Romo.
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Antes y después del Taller de Autosanación, tomaron
muestras sanguíneas a los participantes para ver cómo
cambia su fisiología a nivel cualitativo. |
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