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Lograr
vinculación con la docencia, meta de la investigación
en la UV
Dr.
Mario Caba 1 |
En
30 años, una de cada tres personas en el mundo habitará
en asentamientos clandestinos sin servicios, a menos de que los
gobiernos implementen políticas |
La
Universidad Veracruzana (UV) se encuentra, actualmente, ante uno de
los retos más importantes: lograr vincular la labor de investigación
que se realiza en su seno con la docencia, no sólo en el nivel
de posgrado –que eso necesariamente tiene que ocurrir–,
sino también en el nivel de licenciatura.
En este texto me voy a referir, inicialmente, al panorama general
de la ciencia y la tecnología en nuestro país, apoyado
en reportes del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT)
y de la Secretaría de Educación Pública (SEP),
así como en un informe reciente de la Organización para
la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Posteriormente,
trataré aspectos sobre la investigación y la docencia
en las áreas de ciencias naturales y biomedicina de la UV.
Finalmente, presentaré las acciones que estamos realizando
para ayudar a disminuir la brecha entre la investigación y
la docencia. |
Hay
un refrán que dice: “El camino del desastre está
empedrado de buenas intenciones”. Y parece ser que ésta
es la estrategia de las políticas en ciencia y tecnología
en México. ¿Parece exagerado? Veamos la siguiente muestra.
La Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara
de Diputados de la LIX Legislatura2 reconoció que es necesario
lograr que estas dos áreas sean una prioridad nacional. Para
reforzar esto, se estableció como meta un aumento del gasto
en dicho rubro en relación con el producto interno bruto (PIB)
del 0.4 por ciento en ese momento al uno por ciento al final del pasado
sexenio. Una intención francamente loable, pero no se cumplió.
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Lo
anterior no es nada extraño; basta ver que en México
la inversión en este renglón en términos del
PIB ha aumentado en 15 años únicamente de 0.28 por
ciento en 1990 a 0.36 en 2005. Y, aunque se hubiera cumplido la
meta establecida, lo cual hubiera sido algo extraordinario, aún
estaba por debajo del 1.5 por ciento que recomienda la OCDE. Con
ello, constatamos que nuestro país no muestra un crecimiento
en el apoyo a la ciencia y la tecnología. Esto es un grave
error que nos está conduciendo –esperemos que no precisamente
a lo que dice el refrán– a continuar de manera más
acentuada en el subdesarrollo y a seguir dependiendo de la ciencia
y la tecnología de otros países.
¿Qué se puede hacer? Es evidente que éste es
un problema complejo en nuestro país que tiene que ver no
únicamente con recursos financieros, sino también
con toda una problemática social y económica que ha
vivido nuestro país en las últimas décadas.
Pero no es necesario ser un experto para aventurar una respuesta.
La OCDE ya lo ha hecho: recomienda aumentar la inversión
del PIB en ciencia y tecnología. La experiencia indica que
tiene razón.
Entre
más inversión en ciencia, mayor prosperidad
Los países que han aumentado su inversión en ciencia
y tecnología han logrado un marcado crecimiento en el ingreso
per cápita. Por ejemplo, en el 2004, un indicador del CONACyT3
señaló que en 1970 Corea, España, Brasil y
México tenían una inversión similar, alrededor
del 0.2 por ciento. Para el año 2000, México la incrementó
dos veces; Brasil, 4.5 veces; España, cinco veces, y Corea,
nueve veces. En dicho periodo, el ingreso per cápita en México
aumentó 3.8 veces; en Brasil, 6.3; en España, 7.4
veces, y en Corea, 25.4 veces. El análisis concluyó,
con base en una muestra amplia, que los países que decidieron
aumentar significativamente la inversión en dicho rubro tienen
ahora un mayor ingreso per cápita, mayor productividad y
mejores índices de competitividad.4 |
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¿Cuál
es la tendencia futura en México? El panorama es desalentador,
y las consecuencias están a la vista. En el 2007, la inversión
es y será de 0.35%. Esta baja inversión se refleja en
la cantidad de personas dedicadas a dichas actividades. De acuerdo
con el Programa Especial de Ciencia y Tecnología 2001-2006
(PECT)5 del CONACyT, en México existen 0.7 individuos dedicados
a la ciencia y la tecnología por cada mil personas de la población
económicamente activa. En Brasil, este indicador es de uno
(42.8 por ciento superior); en España, de cuatro (471.4 por
ciento superior); en Corea, de seis (757.1% superior), y en Estados
Unidos, de 14 (mil 900 por ciento superior).
En términos generales, nuestra carencia de investigadores es
alarmante. En un reporte de la OCDE6 de 2006 sobre la educación
terciaria (superior), en el que se incluyó al posgrado y a
la investigación, se reconoció que el número
de investigadores es diez veces menor que el promedio del área
en que se ubica México. |
Paralelamente, se observa un notable rezago en la formación
de personal con posgrado, el cual es la base de la investigación.
Así, mientras se forman alrededor de mil doctores mexicanos
por año, en Brasil lo hacen seis mil; en España, cinco
mil 900; en Corea, cuatro mil, y en Estados Unidos, alrededor de
45 mil cada año. Ante este panorama desfavorable, ¿hay
alguna buena noticia? Sí, han aumentado las contribuciones
científicas.
Esfuerzos
notables en nuestro país
El reciente reporte de la OCDE agrega que la contribución
científica de México al mundo creció más
del doble entre 1996 y 2004, dado que se llegó al 0.76 por
ciento. A pesar de ser un porcentaje reducido en comparación
con otros países pertenecientes a dicho organismo, éste
es un hecho notable si consideramos que la inversión en este
rubro no aumentó en dicho periodo. ¿Cómo es
posible que esto haya ocurrido? Aunque parezca contradictorio, el
reporte concluye que se debe principalmente a dos factores: al Programa
de Mejoramiento del Profesorado (Promep) y al Sistema Nacional de
Investigadores (SNI).
El Promep fue creado en 1996 con la idea de mejorar la preparación
a nivel de posgrado del personal académico en las universidades
públicas. Los resultados son evidentes. En 1998, sólo
el ocho por ciento del personal académico tenía grado
de doctorado y esta cifra se elevó a 22 por ciento en 2005.
Por otro lado, el SNI también ha tenido un notable incremento
en sus miembros, ya que pasó de, aproximadamente, mil en
1984 a cinco mil 879 en 1994 y a 12 mil 094 en 2005.
¿Qué podemos aprender de este panorama? Por un lado,
la inversión de nuestro país en ciencia y tecnología
no ha aumentado, pero en el mismo periodo se ha duplicado la producción
científica. Con base en los indicadores expuestos, podemos
concluir que la clave ha sido una mejor preparación a nivel
de posgrado, específicamente doctorado, que se traduce en
una mayor producción científica, lo que posibilita
la pertenencia a un incentivo económico del SNI.
La
investigación en la Universidad Veracruzana
La primera dependencia en la UV dedicada a las ciencias biológicas
inicia sus labores oficialmente el primero de junio de 1980, con
la contratación de tres investigadores que formaron la base
del Centro de Investigaciones Biológicas.
Tengo el orgullo de haber formado parte de ese núcleo fundador
y he visto de cerca el desarrollo de esta área. Basta decir
que a partir de dicho centro, ahora instituto, se generaron otros
grupos de investigación que forman ahora importantes dependencias
como el Instituto de Neuroetología y el Centro de Investigaciones
Tropicales. Su impacto en la formación de recursos humanos
ha sido enorme, principalmente a nivel de posgrado. Sin embargo,
en el nivel de licenciatura ha existido un verdadero divorcio entre
la docencia y la investigación que se lleva a cabo en los
institutos. Éste es un punto importante que merece nuestra
atención.
Durante varios años, muchos investigadores no impartimos
docencia de manera formal, sólo en cursos especiales y, ocasionalmente,
en materias curriculares, a pesar de que estamos obligados a ello
de acuerdo con nuestro tipo de contratación en la Universidad.
Los motivos eran múltiples. No obstante, este panorama ha
cambiado drásticamente en los últimos años.
Considero que los dos elementos decisivos para ello han sido el
premio a la productividad dentro de nuestra casa de estudios y el
nuevo modelo educativo.
En relación con la productividad cabe decir que no se puede
tener acceso a dicho estímulo económico si no se imparte
docencia de manera regular en licenciatura. Respecto al nuevo modelo
hay que destacar que el cambio ha sido enorme: podemos, por ejemplo,
proponer la materia que diseñemos e, incluso, no es necesario
adscribirla a una facultad determinada.
En el Instituto de Investigaciones Biológicas, fui el primer
investigador en registrar e impartir un curso bajo dicho modelo,
y el efecto sobre los estudiantes ha sido notable. Se está
creando toda una nueva generación de alumnos que tiene acceso
directo a los investigadores y a la investigación, ya que,
en algunos casos –como es el mío–, los estudiantes
acuden a los laboratorios a recibir la clase. De este modo, están
en contacto directo con el quehacer cotidiano de la investigación;
de otra manera, difícilmente se enterarían del desarrollo
de la misma. Conocen el quién y el cómo se realiza
dicha labor en nuestra institución. Además, la demanda
de alumnos para integrarse a un posgrado va en aumento; de hecho,
nuestras instalaciones resultan insuficientes para atender a quienes
se acercan con la intención de realizar un posgrado. Afortunadamente,
los resultados de dicho esfuerzo están siendo ya evidentes. |
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Vinculación
entre investigación y docencia
Con base en el análisis presentado al inicio de este texto,
se concluye que es necesario aumentar el número de estudiantes
de posgrado y la cantidad de investigadores con doctorado, lo cual
tiene el fin de aumentar la productividad científica que permita
el ingreso al Sistema Nacional de Investigadores.
Evidentemente, éste es un proceso largo que requiere dos elementos:
recursos económicos para infraestructura y equipo, así
como una estrecha interacción de organización y planeación
entre autoridades universitarias e investigadores. |
En el Instituto de Investigaciones Biológicas ya hemos avanzado
en ese aspecto. El punto de partida ha sido la propuesta del doctorado
en Ciencias Biomédicas. El primer doctorado directo en Ciencias
en la UV, mismo que comenzará en agosto de 2007. Éste
es un programa muy ambicioso que está reuniendo los esfuerzos
de 15 académicos en diversos campos que van desde el diagnóstico
molecular de la enfermedad de Chagas y los desórdenes metabólicos
en relación con los ritmos circadianos, hasta la determinación
de serotipos de dengue por microarreglos. Asimismo, participan académicos
de la Dirección de Investigaciones, dos facultades y cinco
institutos de tres regiones: Xalapa, Orizaba y Veracruz.
Pretendemos formar investigadores que tengan una sólida formación
en ciencia básica, para que se conviertan en académicos
capaces de realizar estudios en el área de ciencias de la
salud. Casi todos los investigadores que participamos impartimos
docencia en licenciatura, de la cual han surgido los estudiantes
interesados en este posgrado.
¿Qué sigue? Estamos haciendo un convenio de colaboración
entre diversas facultades y el grupo de trabajo del doctorado, para
que nuestro acercamiento con los estudiantes de licenciatura no
termine con la docencia que actualmente impartimos. Queremos que
los alumnos nos consideren parte importante en su formación,
que entiendan que la investigación puede ser una opción
en su futuro y que está aquí en nuestra universidad.
Visto en perspectiva, es evidente que se ha caminado un largo trecho
desde 1980 y que ahora se dan las condiciones necesarias gracias
al mejoramiento del nivel de preparación de los académicos,
preferentemente con doctorado y de pertenencia al SIN, quienes han
formado ya una masa crítica en la UV.
Se dice que nuestra casa de estudios está en un proceso de
departamentalización, y una de sus metas es, precisamente,
vincular la docencia con la investigación. Nuestro grupo
inició ya acciones para estrechar lazos entre la docencia
en licenciatura, la investigación y la docencia en posgrado.
Con esto estaremos en posibilidades de unirnos al mencionado proceso
cuando sea requerido, y los beneficios hacia la sociedad serán
evidentes, pues el objetivo es formar investigadores que contribuyan
a conocer y a resolver problemas a nivel básico y aplicado
relacionados con la salud y sus bases biológicas.
En conclusión, estamos aportando esfuerzos para hacer realidad
la propuesta del rector de la Universidad Veracruzana de ubicar
a la investigación como el eje de la transformación
y la organización de sus tareas. Esto sólo ha sido
posible con base en un largo proceso de superación, organización,
esfuerzo adicional y compromiso con las metas de nuestra universidad.
Las generaciones futuras dirán si tuvimos éxito.
NOTAS
1.
Doctor en Biología de la Reproducción por la Universidad
Autónoma de Tlaxcala y profesor-investigador del Instituto
de Investigaciones Biológicas de la Universidad Veracruzana.
2. http://www.diputados.gob.mx/omisiones59legis-latura/ciencia_tecnologia/web/somos.htm
3. http://www.conacyt.mx/dap/INDICADORES_2004
4. Plan Nacional de Desarrollo. Presidencia de la República,
2001-2006.
5. http://www.conacyt.mx/dap/pecyt/
6. http://www.sep.gob.mx/wb2/sep/sep_Analisis_ Tematico_Educacion_Terciaria
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