En
México, los procesos de profesionalización de la
danza escénica a nivel superior tienen como referencia
obligada la fundación de la Facultad de Danza de la Universidad
Veracruzana (UV) en 1975, año en que se ofrece la primera
licenciatura en Danza Contemporánea. Muchos años
han transcurrido y la formación de los profesionales de
la danza –y de las otras disciplinas artísticas–
en nuestra universidad ha estado marcada por la constante presión
para adecuarse a las exigencias de las universidades modernas.
Hay que recordar que el proyecto de la educación artística
en la UV nace bajo el impulso de una administración que
privilegió, por lo menos los primeros años, la creación
artística, entendida ésta como el hacer de los diversos
grupos formados expresamente para ello y desligados, la mayoría
de las veces, de la actividad académica. Asimismo, consideremos
que, históricamente, una de las reformas universitarias
más importantes, como lo fue la alemana, ocurrió
en las primeras décadas del siglo XIX, y asentó
como principio perdurable la idea de la unidad entre la investigación,
la docencia y el estudio. De acuerdo con Burton R. Clark, "expresada
de diversas maneras en la práctica, en Alemania y el resto
del mundo, esta ideología académica estableció
premisas que vinculan la producción y divulgación
del conocimiento". 2
Desafortunadamente, hasta hace pocos años estas exigencias
empezaron a tomar forma en las disciplinas artísticas.
En especial, dentro de la danza, los conocimientos implícitos
en los procesos de enseñanza siguen siendo predominantemente
de carácter experiencial, y ha tomado mucho tiempo a los
cuerpos colegiados crear los mecanismos institucionales que den
coherencia y permanencia al conjunto de conocimientos y prácticas
que conforman la danza, en sus diverso momentos y ámbitos.
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De acuerdo con el principio de unir la investigación, la
docencia y el estudio, quienes enseñan deberían también
dedicarse a la investigación y hacer partícipes de
este proceso a los estudiantes. De esta manera, "al servir
la investigación como componente primario, en el papel del
profesor universitario se incorporan investigación y docencia:
la actividad de investigación con todo derecho se vuelve
un modo de instrucción. En el papel del estudiante se funden
investigación y aprendizaje: la actividad de la investigación
se transforma en un modo de estudio". 3
Traducir y hacer realidad los anteriores imperativos en el programa
académico de la Facultad de Danza ha sido uno de los objetivos
centrales de los últimos años. Y ha implicado la transformación
de la vida académica en sus orientaciones fundamentales y
la renovación inaplazable del plan de estudios. Como eje
vinculante, se ha incentivado la creación escénica,
en sus vertientes de coreografía, interpretación,
producción y gestión, a través de la conformación
de dos espacios donde confluyan el trabajo de estudiantes y maestros
–los grupos o compañías representativas de la
escuela–, y que ha permitido, además, el desarrollo
de proyectos de investigaciones conjuntas, incluso con académicos
de otras universidades.
En este marco, se propone la creación de la Red Universitaria
de Investigación en la Danza (RUID), como un medio que estructure
los trabajos ya avanzados con universidades del país y de
Latinoamérica, en primera instancia.
La primera reunión preparatoria de la RUID se llevó
a cabo en noviembre de 2006, en las instalaciones de la Facultad
de Danza (institución organizadora), y gracias al apoyo del
Programa de Mejoramiento del Profesorado (PROMEP), a través
del cuerpo académico de la facultad coordinado por Lilia
Palacios, docente de esta entidad. Participaron profesores e investigadores
de diversas instituciones: Adriana Castaños, destacada docente
y coreógrafa de la Licenciatura en Artes (opción Danza)
de la Universidad de Sonora; Martha Ávila, investigadora
de la Universidad Nacional de Costa Rica; Álvaro Cruz y María
Elena Pérez, académicos de la Universidad de Chile
(institución que cuenta con uno de los programas en Danza
Contemporánea de más prestigio y antigüedad en
América Latina); Marcela Cisneros, de la Facultad de Artes
Escénicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León;
Same Jatib, del Seminario Internacional de Crítica de Danza;
Alan Stara, miembro de la World Dance Alliance; Patricia Aulestia,
de la Confederación de Profesionales de la Danza y del Centro
de Información, Documentación e Investigación
en la Danza "José Limón"; y miembros del
cuerpo académico de la Facultad de Danza de la UV, así
como estudiantes de la misma.
Los objetivos de la RUID, que se determinaron priorizando la investigación
vinculada necesariamente al hecho escénico, como un proceso
que abarca la formación de profesionales de la danza en sus
diversos ámbitos, son: impulsar la creación escénica,
la producción, la gestión y la promoción; transformar
el estatus de la danza –como profesión– en la
sociedad, a través de una formación integral de los
futuros profesionales que sean capaces de reflexionar y actuar sobre
su entorno; tener mayor y mejor presencia de la danza en las comunidades,
y promover la enseñanza de la danza en los niveles básicos
de educación. A estos objetivos hay que sumar la incorporación
de los estudiantes a la labor de investigación como parte
de una formación más integral; la realización
de investigaciones y publicaciones conjuntas, así como el
establecimiento de intercambios académicos que permitan realizar
estancias de maestros, coreógrafos y estudiantes.
Además, uno de los puntos más importantes fue establecer
como prioridad la investigación como medio fundamental que
nos permita trascender el carácter experiencial de la danza,
sistematizando los procesos formativos y creativos, premisa indispensable
para el desarrollo de la disciplina en un contexto universitario.
Como proyectos a corto plazo, se acordó la elaboración
de una Memoria de la Primera Reunión de la RUID; la colaboración
en los próximos números de la revista Danza Chile
de la universidad de ese país; la realización de un
seminario sobre la formación de intérpretes; la estancia
de la Compañía Juvenil de la Universidad de Chile
en la Facultad de Danza de la UV, y la realización de una
sesión virtual de la RUID en el primer semestre de 2007.
Cabe señalar que las intensas discusiones en las mesas de
trabajo dieron un impulso nuevo a la reflexión sobre nuestro
quehacer cotidiano como docentes y creadores, y que la participación
de los estudiantes en la elaboración de la Memoria les está
llevando a estrechar vínculos con alumnos de las instituciones
que forman parte de la RUID.
Finalmente, es importante mencionar que la formulación ideal
que planteó la reforma universitaria alemana del siglo XIX
sobre la vinculación de la investigación, la docencia
y el estudio, sigue vigente, y, de acuerdo con Burton R. Clark,
es transformada en la actualidad como la cuestión más
crítica que se pueda plantear en torno a los sistemas modernos
de educación superior, expresada en la indagación
de cómo ésta participa en la producción del
conocimiento y cómo esa tarea se relaciona con las tareas
de la docencia y el servicio a la comunidad.4 Para la disciplina
de la danza universitaria, un largo camino apenas empieza.
NOTAS
1. Doctora en Historia y Etnohistoria por la Escuela Nacional de
Antropología e Historia y Directora de la Facultad de Danza
de la Universidad Veracruzana.
2. Clark, R. Burton, Las universidades modernas: espacios de investigación
y docencia, UNAM/Porrúa, Col. Problemas Educativos de México,
México, 1993.
3. Ibid., p. 9.4 Ibid., p. 30. |