|
|
Per
Anderson, un artista dedicado al rescate de la litografía
Gina
Sotelo |
No
hay impedimento alguno para hacer litografía; con materiales
que se encuentran en Veracruz, los costos son más bajos
y no hay ningún pretexto
|
La
Ceiba Gráfica es donde Per Anderson pone al alcance de sus
estudiantes y del público en general la oportunidad de preservar
la litografía. |
Per
Anderson se preguntó cómo solventar la producción
litográfica en Veracruz no con importaciones, sino con materiales
de la región, lo que significa hacerlo a un bajo costo. El
resultado salta a la vista: la producción para sus estudiantes
de la Facultad de Artes de la Universidad Veracruzana (UV), artistas
nacionales e internacionales que hacen estancias en La Ceiba Gráfica,
está hoy más a la mano que nunca.
Hace dos siglos, el alemán Alois Senefelder descubrió
un proceso de impresión que pronto se volvió popular
en Europa. Años más tarde, la norteamericana June
Wayne puso al alcance de sus amigos y colegas un método para
hacer litografía. Sin embargo, estos intentos por hacer más
accesible la manera de producir arte no llegaron a México
tan rápido como se esperaba.
En la actualidad, y siguiendo los pasos de Senefelder, Per Anderson,
artista sueco que vive desde hace más de 30 años en
el estado de Veracruz, sostiene que: “No hay impedimento alguno
para hacer litografía. De hecho, hemos logrado levantar una
producción con materiales verdaderamente útiles. Desde
1974, cuando llegué a la UV a fundar el taller de litografía
y dibujo, me interesé por que los alumnos y egresados pudieran
desarrollar técnicas gráficas sin que les resultara
muy costoso. ¡Hoy hay más de 10 talleres, desde Mérida
hasta Tijuana, que trabajan como nosotros iniciamos!”.
La primera fase de la investigación de Per Anderson, iniciada
hace 30 años, ha dado como resultado un par de publicaciones,
entre ellas Litografía. Un arte recuperado, y una gran exposición
en el Museo del Chopo, en 2002. Éste es un ejemplo de cómo
el artista puede adaptarse a las circunstancias que le rodean y
hacer su obra con tecnología y elementos propios.
El
nacimiento de la litografía
La litografía (del griego lithos: piedra, y graphéin:
escribir) es un proceso de impresión descubierto en 1796
por Alois Senefelder, quien decidió imprimir él mismo
una obra de teatro de su autoría, dado que no fue aceptada
por los editores de su época. Como las placas de cobre eran
muy caras, determinó experimentar y sustituirlas con mármol
muy pulido de una cantera de Ingolstadt, Baviera. Senefelder descubrió
que si hacía un dibujo sobre una piedra caliza plana con
un lápiz graso, los trazos atraían y conservaban la
tinta aceitosa o grasa cuando la piedra estaba húmeda, mientras
que las demás zonas no absorbían la tinta. Después,
el dibujo se podía reproducir sobre un trozo de papel enrollado
y en contacto con la piedra.
Desde ese momento, explica Anderson, se tiene a la mano una técnica
de impresión más barata que los procedimientos tradicionales,
pues la piedra se puede borrar, pulir y reutilizar hasta 400 veces.
El descubrimiento, agrega, fue sensacional y corrió como
fuego en el bosque. Así, inició una forma de hacer
arte, la cual dio la vuelta alrededor del mundo y llegó a
México en 1825. “En el mundo de la impresión
del siglo XIX, la litografía se convirtió en el principal
método de reproducción de obras de arte y de ilustración
de libros y revistas.”
Luego de los años transcurridos, recuerda Anderson, June
Wayne se preocupó por rescatar la litografía, pues
tenía la certeza de que, a pesar de la evolución de
los procesos fotomecánicos, la relación entre el artista
y el impresor no debía desaparecer: “Tanta audacia
tenía la señora que viajó a París, compró
una imprenta litográfica, incluido el impresor, y la trasladó
a Los Ángeles, donde tenía instalado su taller, al
cual acudieron sus amigos y colegas para trabajar”. En efecto,
Wayne rescató la litografía, misma que se sigue desarrollando
en la Universidad de Nuevo México, en Albuquerque, considerada
la “meca” de esa técnica. |
En Coatepec, se logró crear un espacio en el que es posible
crear, inventar y expresarse a través de la litografía.
|
Litografía
“a la mexicana”
La genuina preocupación de Anderson por hacer litografía
a un costo más barato data de muchos años. Las prensas
que ofrecían cuando el grabador sueco llegó a México
eran caras, igual que los rodillos y toda la implementación,
por eso decayó el oficio en las escuelas y en los talleres
particulares, y sólo se mantenía la producción
a muy alto costo y para un selecto número de artistas que tenían
la venta garantizada: “Me irritaba la imposibilidad de hacer
litografía, hasta que un día hice un descubrimiento:
en vez de importar la piedra de Alemania, podía usar el mármol
mexicano, que es un excelente material, muy puro y de muy buena calidad,
que se puede conseguir en Tatatila, Veracruz”, recuerda Anderson.
|
|
Asimismo, encontró que en la costa de Alvarado hay una arena
sílica, particularmente dura, que sirve para pulir la piedra;
de la zona de los cítricos, por Martínez de la Torre,
usa la cáscara de naranja, a la que le extrae un terpeno
que se utiliza para lavar la imagen; el cuero para el rodillo se
prepara en Orizaba, donde hay muchas tenerías (ahí
también se hacen las prensas que diseñó hace
tiempo); en una panadería de Coatepec consigue un pigmento
negro o tizne que mezcla con hollín para hacer las crayolas,
y usa, además, el grasoso cebo de borrego para hacer distintos
lápices litográficos. Al ser todos materiales de Veracruz,
los costos son evidentemente más bajos y no hay pretexto
alguno para no hacer litografía.
La
Ceiba Gráfica, un espacio para la litografía
Después de muchos años de trabajo, de investigación,
de experimentación y de esfuerzo, Per Anderson logró
crear un espacio en el que es posible crear, inventar y expresarse
a través de la litografía, y en el que también
es posible producir a bajo costo. Este centro artístico,
llamado Ceiba Gráfica y fundado en 2005, es un árbol
cultural con muchas ramas: talleres de diversas técnicas
(litografía, grabado en metal y madera, estampa japonesa,
etcétera), residencias artísticas, seminarios, conferencias,
laboratorio de nuevos medios (video, animación, fotografía
y gráfica digital) y actividades musicales, entre otras.
Su tronco son las artes gráficas, pero en él existen
espacios, como la galería y áreas abiertas, que están
disponibles para recibir otras disciplinas artísticas.
La Ceiba Gráfica –ubicada en la ex-Hacienda de La Orduña,
en Coatepec, Veracruz– es donde Per Anderson pone al alcance
de sus estudiantes y del público en general la oportunidad
de preservar esta técnica destinada a crecer. Para mayores
informes, escribir a las direcciones electrónicas info@laceibagrafica.com
per@laceibagrafica.com o llamar al número telefónico
01(228) 816-9330.
|
|