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Conservar
recursos bióticos del trópico, objetivo del Citro
Elizabeth
Vázquez |
En
el Centro de Investigaciones Tropicales se desarrollan diversos
estudios encabezados por especialistas en ingeniería forestal,
investigación molecular, entomología, nuevas tecnologías
de la información, entre otros |
Los
indicadores de pobreza que se registran en México contrastan
al extremo con los datos que describen su riqueza natural: tercer
lugar dentro del grupo de los 13 países megadiversos de todo
el planeta, una compleja historia geológica, geográfica
y biológica y entre 10 y 12 por ciento de las especies del
orbe concentradas en este territorio (en total, existen cerca de 200
mil especies).
En el entorno de esta consumada paradoja, algunos estados sobresalen
por ser perfectos facsímiles de la situación nacional:
Veracruz, ocupa el tercer lugar en biodiversidad del país,
se encuentra entre los nueve estados de mayor endemismo y se le considera
la única entidad de la República Mexicana en donde se
observa por completo la transición entre zonas tropicales y
templadas.
Sin embargo, aunque originalmente 55 por ciento de su superficie estaba
cubierta por selvas altas perennifolias, a partir de 1980 ocupan sólo
9 por ciento de la misma. Más de 72 por ciento de su territorio
ha sido transformado para usos productivos y urbanos, la vegetación
primaria conservada cubre tan sólo 8.8 por ciento y los ecosistemas
naturales únicamente 27.9 por ciento del estado.
Debido a esta excepcionalidad ecológica y a la amenaza constante
a la que está sometida por las actividades antropogénicas,
esta entidad ha sido considerada por la organización Conservation
International un sitio prioritario o foco rojo (hotspot) para la conservación
global de la biodiversidad. Tampoco se puede ignorar que, junto con
Chiapas, Guerrero, Oaxaca e Hidalgo, Veracruz forma parte de las entidades
federativas con grado de marginación “muy alto”
(Consejo Nacional de Población, Conapo, 2000).
Frente a estos datos, la creación del Centro de Investigaciones
Tropicales (Citro), en el año 2003, no necesita justificación
alguna, aunque sí una presentación. Se trata de un proyecto
estratégico de la Universidad Veracruzana (UV), que tiene como
propósito fundamental el desarrollo e implementación
de programas para la conservación y manejo de los recursos
bióticos del trópico, explicó su fundador y actualmente
asesor, Arturo Gómez Pompa. |
Uno
de los proyectos del Citro es el de Diversificación productiva
de cafetales de baja altitud, que se desarrolla en Atzalan y Zozocolco.
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Con casi cuatro años de labor, el Citro tiene diversos programas
de trabajo en los que se ven involucrados tanto especialistas en ingeniería
forestal, investigación molecular y entomología, como
expertos en procesos administrativos y de gestión o en las
nuevas tecnologías de la información, entre otros.
Gómez Pompa califica a este grupo multidisciplinario de trabajo
como una de las grandes fortalezas del Citro: “Se ha logrado
conformar un equipo muy diverso, eficiente y capaz, que al mismo tiempo
es muy crítico en el seno de la propia institución.
Su objetivo central es aplicar la ciencia, la tecnología y
la educación a fin de lograr un bienestar sostenible para los
campesinos del trópico”.
La larga trayectoria como científico y formador de recursos
humanos, le otorga la autoridad a este internacionalmente reconocido
investigador para asegurar que aun cuando el papel de la universidad
ha sido y será fundamentalmente el de ofrecer una educación
de alta calidad “que genere profesionistas y académicos
con una mentalidad inquisitiva, capaz de obtener y generar información
científica y técnica”, su responsabilidad más
importante es que “funcione como generadora de soluciones para
tratar los innumerables problemas que interfieren en el bienestar
sostenible de la sociedad”.
Asimismo, destacó tres grandes retos en los que todas las universidades
deberían concentrar sus esfuerzos: “La existencia de
una enorme población de pobres que no han sido beneficiados
por la investigación científica y técnica; los
alarmantes conflictos ambientales que está generando, y seguirá
haciéndolo, el estilo irresponsable de desarrollo que muchos
países han escogido, y la necesidad de lograr una distribución
social amplia de los conocimientos científicos y técnicos”.
Por su parte, añadió, el Citro “reconoce el carácter
prioritario de estos temas y centra su trabajo y atención en
ellos”.
Con este propósito han surgido proyectos de largo alcance como
el de Diversificación productiva de cafetales de baja altitud
(Diprocafe), que se desarrolla desde hace dos años con el apoyo
económico de las Naciones Unidas y del Gobierno del Estado
de Veracruz en Atzalan y Zozocolco, dos municipios veracruzanos de
alta marginalidad en los que se busca alternar el cultivo del aromático
con otros productos de mayor valor comercial que permitan generar
empleos e incrementar el ingreso de las familias participantes. De
esta forma, se espera no sólo mejorar el bienestar de los campesinos
de esta región, sino también fomentar un desarrollo
conservacionista y, en la medida de lo posible, disminuir los indicadores
de emigración y desincentivar los cultivos ilegales.
En el proyecto están involucrados casi todos los investigadores
del Citro, aunque con mayor particularidad los programas: Certificación
fitosanitaria de frutales, a cargo del investigador José Trinidad
Vázquez González; Procesos sociales de organización
comunitaria, educación de adultos y sustentabilidad, del que
es responsable Evodia Silva Rivera, y Recursos forestales no-maderables
y desarrollo comunitario, de Citlalli López Binqüist.
Pero, para que éste, como todos los proyectos, tengan un resultado
verdaderamente efectivo se necesitan años de trabajo planificado
y en acuerdo con las comunidades que se atienden.
El investigador José María Ramos Prado, quien en el
Citro está a cargo del programa de Agroecología y restauración
ecológica informó: “Es un proceso que requiere
tanto del trabajo en laboratorio como frente a la computadora y en
el campo, lo cual implica la participación de más de
una disciplina. Son tareas indispensables, por ejemplo, la elaboración
de un diagnóstico sobre aspectos de calidad y fragilidad ecológica,
así como de los servicios ambientales que proporciona el área
natural en la que se intervendrá; luego, en función
de este diagnóstico, ya se puede pensar en políticas
de uso de suelo y en proyectos productivos, aunque, por supuesto,
siempre trabajando conjuntamente con la comunidad”.
Más allá de los asuntos de conservación y restauración
ecológica, los proyectos deben tener también la facultad
de proveer recursos que mejoren el nivel de vida de los campesinos
del trópico –premisa fundamental del Citro–, por
lo que la asesoría en la transformación y comercialización
de los productos también forma parte de las tareas que han
de atenderse en este centro.
No es fortuito que las especies seleccionadas para sembrarse en ejidos
de la sierra totonaca –siguiendo con Diprocafe– sean la
canela y la pimienta. Esto obedece, como mencionó el responsable
de este proyecto, Mario Fernández Sánchez, a que México
es el primer país consumidor de esta corteza aromática;
sin embargo, no se produce ni lo necesario para vender en la región:
“Llevamos 400 años trayéndola de otros lugares”.
Frente a este hecho, el futuro de este producto en el mercado tiene
expectativas prometedoras.
En esta misma tónica, el Citro, a través de sus diversos
programas de investigación, como el de Conservación
y desarrollo campesino y las actividades de rescate cultural, de Silvia
del Amo, o los de Desarrollo sostenible exitoso y la participación
de mujeres campesinas en el desarrollo comunitario, de Carmen Vergara,
y el del mismo José María Ramos, ha elaborado planes
de ordenamiento, reforestación con especies nativas, manuales
bilingües, mapas comunitarios, bancos de germoplasma y muchas
otras actividades tendientes a la restauración ecológica
en ejidos de la zona totonaca.
No menos relevante es la reciente publicación de resultados
de una amplia investigación que el Laboratorio de Geomática
Tropical del Citro, dirigido por el doctor Edward Ellis, dio a conocer
mediante un multimedia en el que se hace una descripción del
análisis geográfico de focos rojos para la conservación
y su complemento, el análisis GAP, para el estado de Veracruz.
A partir de esta investigación, cuyas primordiales herramientas
de apoyo han sido las técnicas de percepción remota
y los sistemas de información geográfica (SIG), se determinan
las áreas prioritarias de conservación, considerando
criterios ecológicos así como amenazas socioeconómicas
en contexto de paisaje. Además, se presenta un panorama sobre
las funciones y necesidades de las áreas naturales protegidas
de la entidad, al tiempo que se ofrecen recomendaciones sobre potenciales
estrategias de conservación de la biodiversidad.
La tecnología como aliada en la lucha por la conservación
de la naturaleza tiene un papel fundamental en otro de los programas
del centro. A la cabeza se encuentra el investigador Alfredo Careaga
Viliesid, integrado recientemente a la plantilla académica.
Una de sus propuestas se basa en el establecimiento de una red de
talleres digitales para la producción de contenido educativo
(ambiental) y cultural, en una amplia gama de instituciones y comunidades
del estado. “Los elementos desarrollados en cada taller –textos,
fotos, videos, audio, bases de datos y productos terminados–
podrán ser utilizados libremente por los demás nodos
de la red, de tal suerte que se irá generando un repositorio
de partes interconectables u objetos de conocimiento. El conjunto
de contenidos terminados se distribuirá por la Internet y a
través de medios y dispositivos portátiles”, explicó
el doctor en Matemáticas.
Al igual que Careaga Viliesid, la mayor parte de los investigadores
del Citro apuestan por la educación ambiental y dirigen sus
esfuerzos al desarrollo de proyectos relacionados con el tema. Partiendo
del supuesto de que cada recomendación debe llegar con una
propuesta, a la par que la comunidad recibe educación sobre
las consecuencias del uso irracional de los recursos naturales, también
se le presentan alternativas para cambiar sus hábitos. Un ejemplo
de ello es el trabajo de Patricia Negreros Castillo, quien realiza
actualmente un proyecto de restauración ecológica y
ganadería sustentable para el sur de Veracruz, cuyo propósito
es desarrollar sistemas de producción pecuaria en donde los
árboles jueguen un papel preponderante, ya sea como alimento
para el ganado (especies forrajeras) o para la comercialización
de la madera (especies maderables).
Por supuesto, los estudios científicos sobre recursos bióticos
con potencial económico también tienen un sitio fundamental
en este centro. Tres investigadores dedican primordialmente su tiempo
a ellos: Nisao Ogata, Araceli Aguilar y Odilón Sánchez.
Entre los temas que tratan están: la diversidad genética,
ecología, etnobotánica y filogeografía de árboles
tropicales; la biodiversidad, etnobotánica y origen de los
chiles domesticados nativos y sus parientes silvestres de las diferentes
zonas culturales de México, y el estudio del piñoncillo
como bio-combustible. Además, el Citro, en colaboración
con el Instituto de Ecología, AC, lleva a cabo el programa
Flora de Veracruz, encaminado a conocer la diversidad florística
y ecológica de los recursos vegetales de la entidad y las prioridades
para actividades de conservación biológica.
También el investigador Odilón Sánchez es responsable
de otro proyecto de gran envergadura: la creación de sendos
jardines botánicos para las cinco zonas universitarias –Xalapa,
Veracruz, Córdoba-Orizaba, Poza Rica-Tuxpan y Coatzacoalcos-Minatitlán–,
labor que iniciará en el campus Xalapa. Esta iniciativa, según
el experto, tiene la finalidad de apoyar la investigación científica
y la enseñanza de la botánica, pero al mismo tiempo
se concibe como una forma de generar nuevos sitios para la recreación
y el esparcimiento de los universitarios y del público en general
en la entidad.
Por otra parte, desde el Laboratorio de Limnología del Citro,
la investigadora Laura Dávalos –incorporada el año
pasado a este centro– y un equipo internacional de investigadores
y estudiantes realizan el estudio ecológico de algunos cuerpos
de agua interiores y cuencas de ríos de Veracruz.
Cabe mencionar que aunque el Citro tiene su sede central en la ciudad
de Xalapa, Veracruz, también puede contar con subsedes en cualquier
sitio geográfico donde efectúe investigaciones. La más
notable muestra de ello es la Reserva Ecológica El Edén
(REE), cuya administración técnica y científica
corre a cargo del Centro de Investigaciones Tropicales, a pesar de
que se encuentra ubicada en el estado de Quintana Roo.
En la reserva se desarrollan importantes proyectos, entre los que
destaca uno que recientemente obtuvo un apoyo financiero de la Comisión
Nacional Forestal por más de un millón y medio de pesos,
recursos que serán destinados a actividades de protección,
restauración y estudio de la biodiversidad en selvas y humedales
del norte del estado de Quintana Roo, hábitat de especies como
el jaguar –en peligro de extinción– y el puma.
Esta reserva es pionera en estudios (financiados por la Fundación
Nacional de Ciencias de los Estados Unidos) de restauración
ecológica de “quemadales” de selvas medianas en
la península de Yucatán. |
Los campesinos del trópico son los principales beneficiados
con la investigación que se desarrolla en el seno del Citro. |
Además, el Citro opera como un centro virtual para integrar
a investigadores de otras instituciones nacionales y extranjeras interesadas
en colaborar con sus programas. El sitio del centro en la red (http://www.uv.mx/citro/)
es ampliamente conocido y visitado por sus colegas y colaboradores
en México y el mundo.
Entre las actividades que promueve el centro destacan las estancias
temporales en su sede de reconocidos investigadores. El actual invitado
es el doctor Joaquim Vea Baro, director del Centre de Recerca en Primats
y profesor titular de la Facultad de Psicología de la Universidad
de Barcelona, en España. Durante un año sabático,
el Citro contará con la participación de este distinguido
investigador, discípulo del etólogo y primatólogo
español Jordi Sabater Pi, que ha dedicado su vida profesional
al estudio de la conducta animal, centrando su interés fundamentalmente
en los primates.
Por otra parte, cabe señalar que los investigadores de este
centro, así como sus colaboradores nacionales e internacionales,
forman parte del recién creado Programa de Posgrado en Ecología
Tropical Aplicada, basado fundamentalmente en las investigaciones
en desarrollo del Citro.
Sobre el financiamiento para la investigación que aquí
se realiza, Arturo Gómez Pompa mencionó que proviene
principalmente de apoyos económicos externos (contratos, subsidios
y donativos), y “se asume, como uno de los desafíos fundamentales,
la democratización al acceso a los nuevos conocimientos, a
las nuevas tecnologías y a alternativas sustentables para una
vida mejor”.
Asimismo, afirmó que en una institución como la Universidad
Veracruzana, que es bien conocida por sus contribuciones en las ciencias
sociales, las humanidades y las artes, es necesario dar un impulso
a la investigación científica y técnica: “En
este sentido, el Citro está en un proceso de construcción
de una agenda de investigación, educación y vinculación
que pueda ser útil a nuestra casa de estudios en su proceso
de desarrollo hacia una institución que sea también
ampliamente reconocida por su investigación científica
y técnica”. |
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