La
creación de libros universitarios tiene el placer de producir
textos muchas veces surgidos de la reflexión y propuestas
en las aulas y centros de investigación, o bien, tiende sus
lazos para que autores de otros lugares encuentren cobijo bajo el
sello editorial de la Universidad Veracruzana (UV). Sin embargo,
uno de sus problemas más graves es la distribución
y venta de los libros. De ahí que haya surgido la idea de
crear, desde el seno de la Editorial de la UV, una feria del libro
universitario, siguiendo la tradición de otros grandes festejos
editoriales como la Feria Internacional del Palacio de Minería
o la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, parámetros
con una gran experiencia y organización, referentes suficientes
para iniciar el proyecto.
Nace
la Feria del Libro
La primera Feria del Libro se celebró del 19 al 24 de septiembre
de 1994 y fue organizada por la Universidad Veracruzana, el Gobierno
del Estado de Veracruz y la Asociación Nacional de Universidades
e Instituciones de Educación Superior. Esta primera edición,
realizada durante el rectorado de Emilio Gidi Villarreal, se efectuó
en el Centro Recreativo Xalapeño con la participación
de 25 editoriales universitarias y una afluencia de cuatro mil 500
asistentes. Fue el inicio; fueron los primeros pasos que comenzaron
a cimentar una tradición que a lo largo de los años
empezaría a fructificar.
Durante las siguientes cuatro ediciones, la Feria del Libro Universitario
tuvo un crecimiento gradual en todos sus aspectos. A partir de la
quinta edición, se unieron a los esfuerzos de organización
el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA), el
Instituto Veracruzano de la Cultura (IVEC) y la Secretaría
de Educación y Cultura (SEC). Para ese momento, la participación
de las editoriales había crecido a 61 y el número
de público también fue en aumento.
Llegó el momento de dejar el Centro Recreativo Xalapeño,
y en 1999, en los inicios del rectorado de Víctor A. Arredondo,
la Feria se trasladó al entonces recién creado Campus
para la Cultura, las Artes y el Deporte, en cuya Unidad de Servicios
Bibliotecarios y de Información (USBI) se efectuaron las
ediciones sexta y séptima. Las amplias instalaciones permitieron
duplicar, en ese año, el número de participantes y
de visitantes. De esta manera, se albergó a 120 editoriales,
tanto universitarias como privadas, y se recibió a más
de 22 mil asistentes. Además, en dichas ediciones se brindaron
sendos homenajes a Sergio Pitol y a Emilio Carballido.
En 1999 se organizó también por primera vez el Premio
al Estudiante Universitario, en las categorías "Jorge
Cuesta" (cuento y poesía), "Librado Basilio"
(ensayo humanístico) y "Francisco Díaz Covarrubias"
(ensayo científico). A este evento se invitó a todos
los alumnos de la UV a enviar sus escritos con la intención
de buscar nuevos talentos en las letras veracruzanas y motivar la
creación de las letras jóvenes. |
Desde
entonces, adquirió un perfil temático y en la primera
versión internacional el evento giró en torno a la
música, por ser un idioma universal. El homenaje lo recibió
el compositor Arturo Márquez, gran investigador de la música
y creador de danzones sinfónicos. Por estar acorde con el
tema y por única ocasión, la FILU se celebró
en junio, mes en el que se lleva acabo el Festival Junio Musical.
A partir de aquí también surgió el logotipo
característico de la FILU, la flor de lis estilizada que
se abre como un libro.
En la FILU 2002, nuestra institución entregó, por
vez primera, la Medalla al Mérito Universidad Veracruzana
a José Sarukhán Kermez, Gonzalo Halffter Salas y Arturo
Gómez Pompa, científicos de proyección internacional
y especialistas en ecología y desarrollo sustentable, tema
central del festejo editorial. La FILU comenzó a crecer más
y, en sus diez días de duración, vivió jornadas
intermitentes de conferencias, presentaciones de libros, actividades
artísticas, talleres diversos para público de todas
edades y, por supuesto, la exposición del material bibliográfico
de las editoriales participantes. Además, para ampliar los
beneficios de la FILU a otras zonas universitarias, se instauró
una subsede en la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información
de Boca del Río y en ella se realizó el evento que
tuvo una aceptación que superó las expectativas.
Al año siguiente, en 2003, la Feria se llevó a cabo
simultáneamente en las sedes de Xalapa y Veracruz-Boca del
Río. El tema central de esta edición fue La comunicación
de cara al siglo XXI. Bajo esta temática participaron 79
personalidades de muy diversas tendencias y corrientes de pensamiento,
las que dieron un panorama completo de la comunicación en
los albores del siglo XXI. Los personajes notables que recibieron
en esa ocasión la Medalla al Mérito Universidad Veracruzana
fueron Juan Luis Cebrián, de España, y Pablo Latapí
y Carlos Monsiváis, de México.
En la edición de 2004, en la sede de Xalapa, participaron
385 casas editoriales de México, España, Perú,
Argentina, Cuba, Costa Rica, Estados Unidos, Colombia y Venezuela,
y tuvo una afluencia de alrededor de 44 mil personas. Se realizaron
180 actividades culturales y artísticas, entre las que destacó
el Foro Internacional Alternativa XXI: la distribución social
del conocimiento. Se entregó la Medalla al Mérito
Universidad Veracruzana a los doctores Anthony W. Bates, de la Universidad
de Columbia Británica, Canadá, y Gabriel Ferraté,
de la Universidad Abierta de Cataluña, quienes participaron
a través del sistema de videoconferencias, mientras que presencialmente
lo hicieron Pablo González Casanova, maestro emérito
de la Universidad Nacional Autónoma de México, y Ruy
Pérez Tamayo, de El Colegio Nacional.
De igual forma, en la región Veracruz-Boca del Río,
la FILU comenzó a crecer y afianzarse también con
la participación de 96 editoriales, la asistencia de 30 mil
visitantes y la realización de 74 actividades culturales
y artísticas. Además, en esta edición, el Premio
al Estudiante Universitario dejó de ser un concurso localista
y se lanzó la convocatoria en el ámbito nacional;
las categorías en las que compitieron en aquella ocasión
fueron: "Carlos Fuentes", ensayo; "Sergio Pitol",
relato, y "José Emilio Pacheco", poesía.
En 2005, la consolidación de esta fiesta cultural logró
que figurara ya entre las cinco principales ferias del libro que
se celebran en nuestro país y que se convirtiera en la más
importante de la región del Sureste. En efecto, las cifras
fueron en aumento: en Xalapa participaron 400 editoriales nacionales
y extranjeras; se desarrollaron alrededor de 200 actividades culturales
y artísticas, y el foro académico internacional se
consolidó junto con el carácter temático de
la FILU. En esta ocasión, el contenido central fue Educación,
política y democracia, y la Medalla al Mérito Universidad
Veracruzana se otorgó a Boaventura de Sousa Santos, de Portugal,
y a José Woldenberg y Gilberto Guevara Niebla, de México.
Destacaron también las actividades relacionadas con los festejos
de las relaciones diplomáticas México-Canadá
y el homenaje a Camilo José Cela.
El carácter temático de la FILU la ha llevado a tocar
problemas de interés fundamental, como en la edición
de 2006, donde el tema a desarrollar fue el Agua, reto planetario
en el siglo XXI, nombre que se le dio al foro académico,
en cuyo marco recibieron la Medalla al Mérito Universidad
Veracruzana Pedro Arrojo Agudo, de España, y Blanca Jiménez
Cisneros y Rolando Springall, de México. Esta ocasión
sirvió también para homenajear al escritor Sergio
Pitol, quien en ese año recibió el Premio Cervantes,
considerado como el galardón más importante de la
literatura después del Premio Nobel. Para ello, se dieron
cita grandes escritores como Margo Glantz, Enrique Vila-Matas, Juan
Villoro, Ernesto Cardenal, Eugenio Montejo y Eraclio Zepeda.
Cabe destacar que también en 2006, con el fin de contar con
un mejor espacio, hubo un cambio de sede y la FILU se realizó
en el Museo del Transporte y Exposiciones de Xalapa, donde asistieron,
en el desborde de las expectativas, casi 100 mil personas.
13
años de promover el libro universitario
A lo largo de 13 años, la FILU ha sido el fruto del esfuerzo
de la Universidad Veracruzana y de la suma de instituciones estatales
y nacionales para promover la producción y venta de los libros
y fomentar la cultura y la lectura. Gracias a ello, se han congregado
los más destacados sellos editoriales de las instituciones
de educación superior, junto con las más importantes
editoras privadas.
Las 25 editoriales nacionales que participaron en la primera Feria
en el Centro Recreativo Xalapeño son parte de la historia;
ahora podemos contar en cada edición con la asistencia de
más de 400 casas editoriales, nacionales y extranjeras, y
una amplia gama de actividades que se desarrollan con personalidades
importantes de la academia, el arte y la cultura, tanto en la sede
de Xalapa como en la de Veracruz-Boca del Río.
Nuestra casa de estudios tiene entre sus misiones ofrecer los beneficios
de la educación y la cultura nacional y universal a todos
los sectores de la sociedad, a través de una permanente creación
y difusión de la cultura, que es parte de su identidad institucional
y que, junto con su amplia oferta académica, la ubican dentro
de las mejores cinco universidades públicas del país.
Los caminos unen ahora a la FILU con los 50 años de la Editorial
de la UV, convergencia afortunada que crea el basamento de una apuesta
permanente por el pensamiento, la imaginación, la creación,
exaltando al vehículo por excelencia
del conocimiento: el libro.
1.
Editor de la Editorial de la Universidad Veracruzana.
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