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Un
equipo científico de la Universidad Veracruzana (UV) descubrió
que ciertas hormonas que segrega el cuerpo humano, como el estradiol
y la testosterona, están elevadas en personas que se suicidan,
hallazgo que podría detonar a mediano o largo plazo tratamientos
médicos más eficientes para evitar la propensión
por la que mueren cada año en México más
de tres mil personas.
“Si el suicidio es una conducta impulsiva, autodestructiva
y un acto violento, pero entendemos que no sólo se relaciona
con situaciones culturales, económicas o sociales de la
persona, sino por mecanismos biológicos o químicos
del cerebro, estaremos en condiciones de buscar otras alternativas
más eficaces para tratar de evitarlo”, señaló
Magda Olivia Pérez Vázquez, estudiante del doctorado
en Neuroetología y académica de la Facultad de Química
Farmacéutica Biológica (QFB) de la UV.
Gracias a esta investigación –que se realizó
comparando muestras de la vena pulmonar de sujetos que habían
muerto por suicidio con sujetos que murieron por traumatismo craneoencefálico
y otras causas–, los investigadores confirmaron que el suicidio
tiene relación con sustancias químicas del cerebro.
La investigación busca diseñar una batería
de pruebas para establecer cuáles son los grupos de riesgo,
así como desarrollar tratamientos médicos que regulen
la química cerebral: “Al saber lo que se afecta en
el organismo con una enfermedad determinada se puede buscar la
manera de reestablecer el equilibrio químico a través
de medicamentos o terapias, lo que permite además tener
mayores certezas respecto de las características de esta
patología”, comentó la académica.
Reconoció que desde hace años existen reportes científicos
que muestran el aumento de testosterona en sujetos que cometían
crímenes violentos o suicidio, pero que la participación
del estradiol es un descubrimiento netamente de la UV.
Agregó que estos trabajos podrían aportar nuevos
datos para continuar la investigación farmacológica,
indispensable si se considera que en México –según
los datos que se conocen– cada año mueren tres mil
personas por esta causa, en EU 30 mil, y que los casos se presentan
cada vez con mayor frecuencia en jóvenes e incluso niños.
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