Hijo
predilecto de la Universidad Veracruzana, Armando Lavalle, uno
de los compositores mexicanos más prolíficos del
siglo xx, recibió en vida innumerables homenajes y distinciones,
como el que en 1985 le rindió el Ensamble Clásico
de Guitarras. Ahora, nuestra casa de estudios ofreció otro
homenaje a este músico que ha logrado trascender a través
de su Música y la Simphony Orchestra, en las que dejó
importante constancia de su originalidad y profundo conocimiento
de la disciplina.
Armando Lavalle (1924-1994) fue un hombre que permaneció
en la penumbra de la modestia, pero cada día es más
apreciado por sus composiciones, de las que sobresalen, además
del Adagio una de sus primeras partituras, concebida dentro
de la más ortodoxa dodecafonía, los conciertos
para viola y para clarinete y orquesta, la Suite latinoamericana
y el Homenaje a Silvestre Revueltas, su primer maestro, quien
siempre consideró a Lavalle como su alumno predilecto.
Además de la impronta que dejó plasmada en las salas
de concierto, dejó una huella en las aulas, donde realizó
una notable labor docente en instituciones como la Escuela Superior
de Música del Instituto Nacional de Bellas Artes, la Universidad
Veracruzana, la unam, la Sociedad de Compositores de Música
y la Simphony Orchestra, en las que dejó constancia de
su originalidad y profundo conocimiento de la disciplina.
El programa del homenaje que se realizó el 23 de marzo
en el auditorio del Museo de Antropología de Xalapa se
tituló La obra vocal de Armando Lavalle, y estuvo integrado
por las siguientes piezas: Tres canciones para voz y piano,
Dúo quetzal, Seis canciones a Sor Juana
Inés de la Cruz, Blues, Corderito,
Soledad tardía, Tango, Copla
triste, Hastío, Cinco coplas de
amor feliz, Petrona y Zorongo, obras
que fueron interpretadas por los cantantes Ana Luisa Méndez,
Isabel Guzmán, Lourdes Contreras, Gabriela Muñoz,
Salomé Gómez Reina, Patricia Escudero, Cecilia Ladrón
de Guevara, Joel Pérez Arcinega y Agustín Sedas,
bajo la dirección artística de Víctor Hugo
Jiménez Beyruti.