|
|
Nuestro
artista invitado
Arturo Rodríguez Döring
Sylvia
Navarrete
|
Artista
plástico, profesor de La Esmeralda, crítico de arte,
Arturo Rodríguez Döring tiene desde hace muchos años
una presencia activa en el medio artístico. Como pintor ha
seguido una evolución prudente. En 1989, Rodríguez Döring
acaba sus estudios en La Esmeralda y se emancipa de la academia. Pinta
retratos y escenas urbanas con un lenguaje expresionista influido
por la cultura popular, la nota roja y la pornografía. Muy
panfletarios, a veces obscenos, con frecuencia demasiado narrativos,
sus cuadros poseen una constante que se mantiene a la fecha: son una
crítica feroz de la realidad inmediata.
Esta serie, que el autor realizó gracias a una beca de producción
que lo llevó a residir durante tres meses en el estado de Vermont,
parte del mismo principio: en este caso, explora las manifestaciones
cotidianas de la violencia y del poder.
|
|
Autorretrato
del pintor. |
Ahora,
sin embargo, lo hace con un tratamiento más conceptual, que
se basa en las interferencias del fondo y la figura. |
La
serie de Vermont consiste en dibujos de gran formato sobre tela, realizados
en conté con carbón y fijados con acrílico y
pigmentos. Sobre estos fondos transparentes, de suaves tonos pasteles,
se perfilan figuras esquemáticas, de contornos precisos: una
silla early american, frascos de perfume de marca, logos comerciales.
Junto a esos objetos triviales, aparecen otros motivos no menos emblemáticos:
el rostro de algunos presidentes de Estados Unidos, siluetas de damnificados
y asesinados, mapas de aeropuertos internacionales, atis-bos de basureros.
¿Qué distinguiremos en esta propuesta de Arturo Rodríguez
Döring? El dibujo sin pintar que guarda la calidad del boceto;
el impacto gráfico de las figuras reiteradas, símbolos
universales convertidos aquí en |
|
signos
que, tácticamente, nos hablan de agresión; la composición
sucinta y voluntariamente rudimentaria (que no nos hace extrañar,
por cierto, las imágenes saturadas de elementos y sobrecargadas
de significados que solía producir Rodríguez Döring
en el pasado)
|
En
suma, la combinación de estas soluciones técnicas y
formales y de una línea temática a la que el pintor
ha sido fiel, hace de esta serie una alegoría brutal, falsamente
ingenua y algo sarcástica del mundo que nos circunda. |
|
|
|
|