¿Por
qué rendirle un homenaje a Dolores Castro? Por su fructífero
trabajo como poeta, novelista, cuentista y crítica literaria;
porque ha legado a la literatura mexicana obras de indiscutible calidad
artística; porque ha formado a varias generaciones de literatos
y periodistas; porque además es mujer de una sola pieza.
A lo homenajes realizados en las ciudades de México, Oaxaca
y Aguascalientes, durante este año, Xalapa sumó uno
más, el que organizó la Dirección General de
la Editorial de la uv y en el que participaron Ramón Rodríguez,
Esther Hernández Palacios y Francis Mestrie.
Rodríguez rememoró la etapa de formación de la
escritora y su cercanía con Rosario Castellanos: hay
escritores que desde el principio de su carrera abordan los géneros
literarios destacando en ellos una gran avidez expresiva. Con cuidadosa
y responsable actitud, la obra narrativa de Lolita la convirtió
en una asentada poeta. El escritor cordobés leyó
algunos pasajes de la novela La ciudad y el viento, y exaltó
sus virtudes, especialmente |
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por tratarse de un texto impecable, sin villanos ni héroes,
sino con seres humanos.
Esther Hernández Palacios señaló que en la
obra de Dolores Castro existe la seguridad ética de un escritor
clásico; es una autora capaz de escribir poesía de
pocas palabras, muy simples y selectas, que evocan una inteligencia
sensible que nace del corazón de una mujer que reconoce la
existencia del dolor, la conciencia de un destino.
Castro nació en Aguascalientes el 12 de abril de 1923. Estudió
la licenciatura en Derecho y la maestría en Letras en la
Universidad Nacional Autónoma de México. Además,
realizó estudios de estilística e historia del arte
en la Universidad de Madrid, de lingüística y literatura
en la anuies, y de radio en el Instituto Latinoamericano de Comunicación
Educativa.
Su labor en la difusión cultural es extensa. Ha sido correctora
de estilo, escritora y productora de programas de radio, conferencista
y colaboradora en revistas como América, Fuen-santa, La Palabra
y el Hombre, Poesía de América y Nivel. También
fue miembro del consejo de redacción de Suma Bibliográfica
y jefa de redacción de las revistas Barcos de Papel y Poesía
de América. Como docente, ha impartido numerosos cursos en
preparatorias y en las escuelas de Bellas Artes de Veracruz, Cuernavaca
y el Estado de México, así como en la Universidad
Iberoamericana y en la Escuela de Periodismo Carlos Septién
García.
Su primera incursión en la literatura fue en el terreno de
la poesía con El corazón transfigurado (1949) al que
siguieron Dos nocturnos (1952), La tierra está sonando (1959),
Cantares de vela (1960) y Soles (1977). En 1951, junto con Rosario
Castellanos, Efrén Hernández y Marco Antonio Millán,
participó en la realización de la obra de teatro Dichas
y desdichas de Nicolás Méndez.
Castro también ha participado en los medios de comunicación.
En la década de los sesenta, colaboró en Radio Femenina
bajo la dirección de Margarita Michelena y condujo un programa
de poesía en Canal 11, y colaboró en El Televidente,
de Canal 13.
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