que está gobernada por alguien o responde a un plan, o es
un movimiento autónomo que escapa a los poderes tradicionales,
o un fenómeno casi exclusivamente económico
El premio Nobel de Economía, Stigler, ha llamado a estas
interrogantes el malestar de la globaliza-ción,
porque generan una paradoja, una contradicción interna a
la hora de enfrentarse con ella, dijo el fundador de El País.
Pero, ¿qué es lo que distingue a la sociedad
actual de la de tiempos anteriores, qué sucede para que hechos
al fin y al cabo tan circunstanciales a la historia como el
flujo de capital y de personas a través de las fronteras,
la imitación de modas, o la interpretación de las
culturas y las lenguas merezcan ahora, más que nunca,
el apellido de lenguas, culturas o economías globales?
La respuesta, señaló, reside en la capacidad tecnológica,
recientemente adquirida por los humanos, de transmitir la información
en tiempos reales. Y por eso, esta sociedad global por la que circulan
millones de dólares a través de la red, que permite
el desarrollo de la educación y de la investigación,
potencia los servicios médicos, ensancha los mercados y derriba
las fronteras, no ha merecido el apelativo de sociedad del
mercado global o sociedad global de las finanzas o sociedad global
de las migraciones, ni siquiera el de sociedad global del aprendizaje,
sino que se llama sociedad global de la información.
Pero, advirtió, los nuevos sistemas globales y digitales
de la información generan, por un lado, una mayor productividad
y una mayor riqueza, pero, por otro, una mayor concentración
de poder y también una enorme acumulación de capitales
como no se había conocido en la historia.
Esta revolución digital ha provocado la ilusión de
que hay una libertad nueva para expresarse, una libertad para crear
prácticamente la Internet. Es la utopía del
anarquista, todo el mundo puede decir lo que quiera y como lo quiera
oír. Sin embargo, aunque parezca una revolución tranquila,
pasan dos cosas: una, inmediatamente después de que la revolución
triunfa, se establece una etapa de terror
estamos en la etapa
de terror de la revolución de Internet, se han deshecho fortunas,
cerrado empresas, arrumbado ideas y se han puesto en duda profecías;
dos, que es un lugar controlado por jóvenes, y los maestros,
los gobernantes, los empresarios tienen miedo ante esta revolución
liderada por jóvenes. Y la peor manera de orientar un cambio
y controlarlo es tener miedo a ese cambio, finalizó
el miembro de la Academia de la Lengua.
Lo que nos hace evolucionar o crecer es la comunicación con
los demás: Latapí
En su intervención, Pablo Latapí Sarre criticó
el uso de los términos sociedad del conocimiento y
sociedad de la información y citó al poeta inglés
de origen norteamericano T. S. Eliot: Dónde quedó
la sabiduría que hemos perdido en el conocimiento, dónde
el conocimiento que hemos perdido en la información.
Se trata, pues, de tres niveles distintos, por lo que confundir
estas tres cosas, olvidarse de que hay dos barreras, diluir la primera
bagatelizando la información como si fuera ya conocimiento
y, sobre todo, ignorando la segunda barrera, el paso a los valores,
el sentido de la vida y del hombre, sería un enorme error.
Identificó un paradigma que interpreta a la especie humana,
gestado hace 30 años, y que se aleja de poner el conocimiento
y la razón como distinción del ser humano y empieza
a hacernos seres comunicables, animales comunicables,
lo que hace suponer que lo que nos constituye son los intercambios,
lo que nos hace evolucionar o crecer es la comunicación con
los demás.
Ante tal escenario, ¿podremos recuperar para el siglo
xxi una educación que enfrente audazmente la totalidad de
la realidad humana, sus incertidumbres, sus oscuridades, sus contradicciones?
De ser así, afirmó el especialista en educación,
encontraríamos una nueva ética que nos ayude a encontrar
el sentido del ser humano y a definir otras posibilidades de nuestra
existencia.
Latapí Sarre realizó una aproximación a los
efectos de la comunicación en las esferas sociales de México,
país donde se ha caído en la fácil tentación
de denunciar los antivalores de la televisión, de impugnarla
porque define su objetivo como industria del entretenimiento, porque
es para entretener no para educar.
El problema es que tales impu-taciones y quejas no arrojan soluciones,
porque este medio masivo va a seguir existiendo y seguirá
operando bajo sus propias reglas. El paso que debe darse, recomendó,
es que las instituciones educativas la aprovechen para cumplir con
sus funciones sustantivas: hay que desmantelar la televisión
ante los alumnos, desde el punto de vista pedagógico: desarmarla
para comprenderla, descifrar su lenguaje y gramática.
Ninguna
familia se siente completa sin un hijo que estudie comunicación:
Carlos Monsiváis
Carlos Monsiváis, por su parte, habló sobre el estallido
de las escuelas de comunicación, que significan una revolución
cultural y un vastísimo mercado de empleos y desempleos:
La carrera divulga vigorosamente un nuevo vocabulario, las
ideas sobre sociedad de masas, las reflexiones sobre la tecnología
y cambios de mentalidad, y la teoría y los lugares comunes
en torno al fenómeno de los medios masivos, o medios a secas
Ciencias de la Comunicación desborda conceptos que, asimilados
o no, van de la ronda de planes de estudio, cambiados modestamente
cada cinco años, a los artículos y las conversaciones.
Esta carrera, expresó el escritor, descubre una nueva zona
de ilusiones y realidades laborales y, de paso, instala el vocablo
que es piedra de toque de la credulidad y la credibilidad, fuera
y dentro de los campos universitarios: comunicar sustituye a la
demasía de verbos como hablar, dialogar, relacionar, expresar,
informar, poner al tanto. Único verbo con aureola, por así
decirlo, comunicar es la acción que invade los hogares, preside
las conferencias de los medios y los mítines, da cuenta de
los escenarios aerodinámicos y le confiere autoridad cultural
instantánea a las agencias de publicidad y lo carismático.
En cada país latinoamericano, los egresados de Ciencias
de la Comunicación colman las oficinas de gobierno, anuncian
las bondades del empresariado, se dejan ver en las agencias de publicidad,
los diarios y las revistas, manejan las agencias de relaciones públicas,
los canales de televisión, las estaciones de radio y las
empresas de video profesional y cine, integran el círculo
de aspirantes a videoastas y cineastas. Si los científicos
y los técnicos marcan la realidad del desarrollo, los comuni-cadores
o comunicólogos fijan el ritmo del trato con la modernidad,
aseguró el cronista.
A los ansiosos por internarse en esa zona del poder que es la persuasión,
dijo Monsiváis, la condición de comunicólogos
les ofrece no la técnica de la hipnosis perfecta, sino
aquello que se acerca a la respuesta eficaz de la pregunta ¿cómo
se transforma un candidato en un gran videoclip? La comunicación,
así, se vuelve no la vía complementaria del poder,
sino el poder paralelo.
El autor de Días de guardar afirmó que, en el horizonte
de la clase media, ninguna familia se siente completa sin un hijo
o hija que estudie comunicación, y que, probablemente en
un futuro, el que no haya estudiado la carrera no tendrá
derecho profesional a decodificar la realidad. Y esto es porque
lo que ocurre en los medios es para muchos la realidad terminal.
Confesó que siempre ha creído que ciencias de la comunicación
no es todavía, formalmente hablando, una carrera, pues no
estructura un conocimiento y no proporciona un mínimo de
saberes de aplicación efectiva. Nos hemos convertido
en un país de comunicólogos, de expertos distribuidos
en mesas redondas a las que sólo les faltan las cámaras
de televisión, y este vuelco nacional, el viaje de Latinoamérica,
el conjunto de naciones, al simposio de las posna-ciones, todo lo
determina: las discusiones enardecidas, los rechazos, el falso distanciamiento
irónico, la ignorancia teatral... Según creo, ciencias
de la comunicación es el gran enigma académico de
esta etapa.
La
filu celebró su décima edición
Este año, la feria del libro universitario alcanzó
su tercera edición internacional, gracias a los esfuerzos
de la Universidad Veracruzana, el Gobierno del Estado y la Asociación
Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior,
organismos que, desde 1994, han procurado hacerla un evento de trascendencia
internacional.
A lo largo de este periodo, afirmó el rector Víctor
Arredondo, la feria no sólo ha crecido en el número
de actividades, editoriales, participantes y público, sino
también en sapiencia y relevancia, al tiempo que ha perfeccionado
sus propósitos. El nuevo milenio fue el momento adecuado
para conferir al encuentro una dimensión internacional, para
adecuarse a las exigencias de la globalización del conocimiento.
Cerca de 300 editoriales de diversos países y aproximadamente
24 000 personas asistieron a la I Feria Internacional del Libro
Universitario 2001. Fue durante la edición siguiente cuando
se entregó, por vez primera, la Medalla al Mérito
Universidad Veracruzana, recayendo en las personas de José
Sarukhán Kermez, Gonzalo Halffter Salas y Arturo Gómez
Pompa, científicos de proyección internacional en
los campos de la ecología y el desarrollo sustentable, tema
central de la filu 2002.
Para ampliar los beneficios de la feria a otras regiones universitarias
se instauró, igualmente por vez primera, una subsede en la
zona conurbada Veracruz-Boca del Río, por lo que el número
de concurrentes se incrementó. En Xalapa participaron 320
editoriales y 40 690 asistentes; mientras que en Veracruz intervinieron
104 casas editoras y hubo una asistencia de 16 956 personas.
La filu 2003, cuya temática fue La comunicación
de cara al siglo xxi: la distribución social del conocimiento
en el era de la información, reunió a renombrados
intelectuales y profesionales de la comunicación y a casi
400 editoriales de Argentina, Colombia, Costa Rica, Cuba, España,
Estados Unidos, México y Venezuela.
De este encuentro cultural destacaron, además de la entrega
de la Medalla al Mérito a Juan Luis Cebrián, Carlos
Monsiváis y Pablo Latapí, cuyas conferencias magistrales
se reseñan líneas arriba, las participaciones de José
Woldenberg, Nahief Yehya, Jorge Fernández, Federico Campbell,
Leonardo Curcio, Raymundo Riva Palacio, Gilberto Guevara Niebla,
Florence Toussaint, Marco Levario, Ernesto Villanueva, Raúl
Trejo Delarbre, Javier Corral Jurado, Alma Rosa Alva de la Selva,
Fátima Fernández Christilieb y Carlos Marín,
entre otros; las mesas redondas a cargo de comunicadores y periodistas,
así como la presentación de 18 nuevos títulos
editoriales de la uv. A estas actividades se sumaron presentaciones
de grupos musicales, exposiciones, talleres de pintura, radio y
creación plástica para niños y adultos, torneos
de ajedrez, obras de teatro y, por supuesto, presentaciones de libros.
De esta manera, como señaló el rector Víctor
Arredondo, a lo largo de una semana se logró fomentar el
debate para el intercambio académico y profesional sobre
el papel de la comunicación en el espacio educativo que definen
los acelerados cambios tecnológicos; se analizó la
función de la prensa y de los medios de comunicación
en la construcción de la democracia, su responsabilidad,
sus valores éticos y el significado del periodismo en una
época en que lo único constante es el cambio, y se
puso a discusión el papel fundamental de la tecnología
en la vida contemporánea, en particular, el impacto de sus
aplicaciones en la educación y sus repercusiones en nuestra
sociedad.
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