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Desde
inicios de los noventa, se han intensificado en todos los países,
inclusive en los menos desarrollados como el nuestro, los estudios
sobre las emisiones de gases invernadero y se ha estimado el tamaño
del posible calentamiento en el siglo xxi mediante modelos computacionales
y su cotejo con los datos observados.
En México, Adalberto Tejeda Martí-nez, investigador
del Centro de Ciencias de la Tierra de la Universidad Veracruzana,
ha realizado desde hace años estudios relacionados con los
efectos del cambio climático y ha determinado, con base en
estudios científicos, que para mediados del siglo xxi millones
de mexicanos necesitarán cinco veces más energía
que hoy por el uso de aire acondicionado.
Esto desde luego conducirá a problemas serios, tanto económicos
como de salud, políticos, sociales y muchos otros que apenas
imaginamos, que tienen que ver con la demanda energética y
que puede conducir a situaciones de emergencia nacional, como sucedió
en el este de Estados Unidos |
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y este mismo año en la península de Yucatán.
Si México está o no preparado para una demanda creciente
de energía, si la inversión privada en la Comisión
Federal de Electricidad (cfe) es una opción, si es posible
que alternativas energéticas se abran paso en medio del mar
de usos eléctricos que acostumbramos, en fin, estos dilemas
no los resuelve la ciencia, pero sí establece precedentes
confiables para que los gobiernos tomen decisiones al respecto.
Es claro que existe una urgencia de continuar con los estudios científicos
climatológicos y, sobre todo, de proponer y adoptar medidas
anticipadas respecto a los escenarios que se vislumbran ante el
cambio climático.
Para muestra un botón:
El artículo publicado en 2001 por la Asociación Española
de Climatología en El tiempo del clima (España, 2001),
muestra un escenario futuro del bioclima humano en ciudades del
sur de México en caso de que se duplique el bióxido
de carbono en la atmósfera.
Junto con David Rivas Camargo del Centro de Investigación
y Estudios Superiores de Ensenada, Baja California, Tejeda
estudió 18 localidades del sur del país, pero son
cuatro las que por sus características presentaron los resultados
más significativos: Acapulco, Oaxaca, Tuxtla Gu-tiérrez
y San Cristóbal de las Casas.
La investigación determina que, sin considerar el aumento
de la población, ciudades de climas cálidos como Acapulco
y Tuxtla Gutiérrez necesitarán incrementar sus sistemas
de enfriamiento hasta en un 100 por ciento; considerando el aumento
de población, este porcentaje se eleva a 500 por ciento,
un dato que desde luego enciende focos rojos en cuanto a las previsiones
energéticas con las que cuenta nuestro país.
Por otra parte, ciudades como Oaxaca, consideradas templadas, vivirán
una situación cálida insólita debido al calentamiento
global. En otras localidades, el aumento de la temperatura en los
meses previos al invierno provocará que las personas perciban
mucho más los descensos de temperatura y, por lo mismo, necesiten
calefacción que ahora no requieren.
Cabe aclarar que para realizar este estudio los investigadores tomaron
en cuenta los incrementos de temperatura media mensual menos alarmistas,
de acuerdo con los escenarios regionales para México derivados
de un modelo canadiense de circulación general. En este sentido,
la opinión de Adalberto Tejeda es clara: será
mejor que en el futuro se rían de nuestro catastrofismo y
no que lloren nuestra indolencia.
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