La
dirección de Vinculación General proyecta lo que será
la sexta Casa de la Universidad, ahora en el municipio Benito Juárez,
donde desde hace 10 años brigadis-tas de nuestra institución
brindan servicios de salud y educación, al tiempo que promueven
el desarrollo social de la población indígena, informó
José Manuel Hernández Alonso, jefe del departamento
de Vinculación Social.
El alcalde Francisco de la Cruz Hernández y el Comité
Comunitario –encabezado por Blanca Luisa Torres y la presidenta
del Comité de Salud, Guadalupe Martínez Her-nández–
están buscando el financia-miento necesario para construir
la Casa de la Universidad. Este interés mostrado por las
autoridades municipales y comunitarias –señaló
Her-nández Alonso– habla del valor que confieren al
trabajo desarrollado por los brigadistas que prestan su servicio
social desde 1993.
El municipio de Benito Juárez tiene 16 237 habitantes en
40 localidades, cinco de las cuales constituyen el radio de acción
de los brigadistas universitarios: El Paraje, Hueicotitla, Palma
Real, Terrero y la cabecera municipal, donde un odontólogo,
una trabajadora social y una enfermera atienden diariamente hasta
300 pacientes.
La coordinación técnica de esta brigada está
a cargo de la enfermera Dolores Carranza González, quien
además coordina la de Chinampa de Gorostiza y la de Chalma.
En esta región, las brigadas están presentes también
en los municipios de Zonteco-matlán, Zacualpan, Tlachichilco,
Ixhuatlán de Madero, Coahuitlán, Chumatlán,
Filomeno Mata, Mecatlán y Zozocolco.
El proyecto de la casa, que ya es nombrada por los jóvenes
arquitectos como Chankotsih, que en náhuatl significa “mi
reverenciable hogar” ya que los indígenas de la Huasteca
asumen al hogar como una extensión del ser, fue planeado
considerando la necesidad de edificar un centro comunitario en una
zona que padece alta marginación. Por ejemplo, 32 por ciento
de los habitantes de Benito Juárez es analfabeta, 27 por
ciento sólo habla su lengua materna, casi la totalidad no
es derechohabiente a los servicios de salud; 74 por ciento de la
población ocupada se dedica al sector primario y 47.7 no
recibe ingreso por su trabajo. Además, 71 por ciento de sus
viviendas tiene piso de tierra, más de la mitad carece del
servicio de agua entubada, la mayoría no cuenta con drenaje
y 17 por ciento de las casas no tiene energía eléctrica.
El proyecto –en el que participan tesistas de la Facultad de
Arquitectura-Xalapa– fue elaborado con base en las características
que presentan las viviendas indígenas, como techos de dos
y cuatro aguas, paredes de vara y otate con aplicaciones de barro
de traspatio (bajareque) y piedra del lugar, ventanas pequeñas
y puertas de madera; otras, con tapanco de tabla u otate y rodeadas
de una cerca de tiras de otate recubiertas de bajareque.
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