Cuando
le preguntaron Edgar Morin el porqué de un pensamiento
complejo justo antes de la instalación del primer
congreso sobre este tema a finales del 2000, dijo que el
término complejo no era una respuesta ni una
solución, sino un desafío al pensamiento.
De ahí nuestra incapacidad de dar una definición
sencilla de toda una corriente que, más que proponer recetas
de cocina, formula reflexiones sencillamente
complejas.
Si hay alguna forma de acercarse a la tesis nodal de esta corriente
filosófica es percibiendo al pensamiento complejo, como
un intento por comprender el entramado de la realidad, la incertidumbre,
la contradicción, lo que ha quedado oculto entre el facilismo
de la simplicidad.
Esta corriente de pensamiento no expone axiomas como si fueran
mandamientos del pensamiento complejo; sin embargo,
pretende sensibilizarse ante las enormes carencias de nuestro
pensamiento y comprender que en palabras de su creador francés
un pensamiento mutilante conduce, necesariamente, a acciones
mutilantes
a decisiones erróneas.
La óptica de Edgar Morin, que desde hace años se
abre paso en el mundo, llegó a la Universidad Veracruzana
para quedarse. Los seminarios iniciales en torno al pensamiento
complejo fueron sólo la primera cita de un grupo de universitarios
con esta corriente de pensamiento, pero bastó para comprometerse
en una relación mucho más seria.
Este año Raúl D. Motta, director del Instituto de
Pensamiento Complejo de la Universidad de El Salvador, Argentina,
propuso junto con otros seguidores de Morin la creación
de nodos de observación planetaria, un concepto que permitirá
agudizar los sentidos en torno a la complejidad de la realidad
en puntos específicos de nuestro planeta.
Quién mejor que él para compartir con los lectores
de Gaceta las particularidades del proyecto en esta casa de estudios
y explicar algunos esquemas de cómo se ve la educación
desde la óptica del pensamiento complejo, a propósito
del trabajo que en 2004 iniciará en la uv, una institución
cien por ciento formativa.
¿Qué
será el Observatorio Latinoamericano sobre Planetarización?,
¿en qué consiste el proyecto?
Hasta ahora en la Universidad Veracruzana sólo hemos dado
prácticamente tres cursos relacionados con el pensamiento
complejo. El primero fue de sensibilización, el segundo
fue más profundo, y el tercero un complemento del anterior.
Desde un principio tuvimos la idea de hacer no sólo una
capacitación, sino una alianza entre el Instituto Internacional
de Pensamiento Complejo y el Instituto de Investigación
y Estudios Superiores Económicos y Sociales (iieses) que
se complementara con intercambio de ideas, con investigación
conjunta; así se fue puliendo la idea de crear un observatorio
en red con nodos internacionales.
¿Por qué crear nodos como parte de un observatorio
sobre planetarización?
Porque los nodos construyen una red de articulación y crean
un flujo proveniente de la observación de temas que para
nosotros son centrales en la transformación del mundo.
Además, los nodos fortalecen las comunidades y éstas
retroactúan sobre el nodo; así, el nodo se enriquece,
fomenta la reflexión y retroalimenta a la comunidad. La
idea básica es que se construya un prisma, un catalejo,
y que éste permita observar cosas producto del procesamiento
colectivo de esa información que de otra manera ni el periodismo
ni las misiones académicas clásicas verían.
Y esto tiene el objetivo de lograr una información más
calificada que pueda fortalecer la toma de decisiones.
En
la Universidad Veracruzana se instalará el nodo Veracruz
del observatorio. ¿Hay alguna razón que motivara
incluirla?
Primero pensamos en Latinoamérica, pero rápidamente
Emilio Roger Ciurana, director del Consejo Científico del
Instituto, propuso agregar a España, a Veracruz y a Valladolid,
porque ahí hay instituciones con las que hemos tenido contactos
personales; lo mismo sucede con Iván Amparo, de Padova,
Italia, quien también está evaluando la posibilidad
de que se establezca ahí otro de los nodos. Si ingresa
como nodo del observatorio seríamos cuatro diferentes:
Buenos Aires, Xalapa, Padova y Valladolid, y tenemos el objetivo
de que se vayan agregando otros nombres.
Personalmente fue un gusto incluir a Veracruz porque entre la
uv y la Universidad de Salvador, Buenos Aires, donde está
situado el instituto, hemos hecho un grupo de amigos con el que
pretendemos producir algo colectivo. A veces uno puede tener intención
técnica, intención profesional, pero si no hay un
cierto feeling simplemente no funcionan los proyectos. Pensando
en eso yo me animé a lanzar el plan del nodo veracruzano,
en parte respaldado por el apoyo que brindan las autoridades de
la Universidad.
¿Y
qué vamos a observar?
Antes de contestar déjame decirte que todos partimos de
una hipótesis: en síntesis, creemos que hoy el éxito
político en el sentido amplio de la palabra
y la calidad de vida de una comunidad se basan en la capacidad
que se tenga de interpretar la complejidad de la evolución.
¿Qué entendemos por complejidad y evolución
del mundo? Lamentablemente en los campos de la política,
de la gestión o de la educación no hay una visión
multidimensional de los problemas globales. Se siguen observando
en forma unidimensional y desarticulada, en forma fragmentada,
donde las soluciones que se plantean no son otra cosa que una
mancha más del tigre. Esto quiere decir que las situaciones
se analizan desde una visión fragmentaria que, mientras
pretende resolver las cosas, en realidad las agrava.
¿Podría
dar un ejemplo de este problema?
Pensemos en la globalización. Periodística o académicamente,
la globalización es tomada por un discurso que va a determinar
las ideologías de ciertos intereses y donde se presenta
el mundo, la diversidad humana, la complejidad planetaria, la
multidimensionalidad de los problemas como si se tratara de un
problema de articulación de mercados, de eficacia y de
seguridad; sin embargo, nos hemos dado cuenta de que esa mirada
del mundo genera problemas de inseguridad, problemas políticos,
al fin y al cabo, y termina destruyendo al mercado. Y aunque nosotros
no vamos a hacer enfrentamientos ideológicos en este sentido,
planteamos contextualizar la realidad para lograr una mirada de
mucho mayor calidad acerca de la globalización, proponiendo
nuevas categorías, nuevos conceptos.
¿Cómo pueden reconceptualizar un fenómeno
que ya existe?
Hay que empezar a hacer teoría y, en ese sentido, el pensamiento
complejo es de gran ayuda. Para nosotros, la globalización,
siguiendo el ejemplo anterior, es un equis fenómeno, una
especie de muestra del fenómeno global de un proceso más
amplio que llamamos planetarización. Ésta es una
visión multidimensional sobre los problemas globales del
mundo, sobre sus interacciones, sus incertidumbres, sus articulaciones
de un diseño y un abordaje multidimensional, que puede
ser periodístico o sociológico o economista. En
fin, a la globalización se le puede dar
una lectura mucho más
profunda, una lectura estratégica.
En pocas palabras, el observatorio es como un sismógrafo,
que una vez regionalizado nos va a dar lecturas más cercanas
de la complejidad del planeta. ¿Qué vamos a observar?
Los ingredientes que nos están demostrando que la humanidad
está buscando nuevas escalas para gobernarse y nuevas instituciones
que gobiernen, y que tiene problemas inéditos que hacen
pensar en la creación de nuevas políticas, nuevos
sujetos, nuevos territorios. Esto es lo que queremos observar:
es como ver con anteojos la complejidad.
¿Cómo
podemos percatarnos de la complejidad?, ¿a qué se
refiere este
término?
Basta pensar un poco en cómo son las cosas, en plantearnos
un panorama de la cotidianidad, en hacernos cuestionamientos al
respecto. ¿Cómo repen-sar el término regionalización
cuando la Internet y las tecnologías crean territorios
abstractos? O dicho de otra forma, ¿cómo se significa
y se piensa un territorio y una región filtrados por las
nuevas tecnologías de la globalización?, ¿cómo
pensar en el concepto de Estado?, ¿cómo pensar en
la escala de los problemas?, ¿se puede seguir pensando
en la seguridad ciudadana como si sólo hubiera que preocuparse
por los ladrones, cuando las redes de organizaciones terroristas
son superiores a dos o tres estados?, ¿qué contradicciones
hay en la configuración de la Unión Europea donde
se está pensando una nueva escala soberana de gobernabilidad?,
¿cómo pensar en los partidos políticos cuando
ya dejaron de ser factores de representación?...
¿Qué
hay de la educación?, ¿cómo se aborda desde
la complejidad?
Tenemos un libro titulado Educar en la era planetaria, un texto
que nos pidió la unesco para la Cátedra Edgar Morin,
que de hecho declararon como documento de importancia. Ahí
establecemos una propuesta estratégica para ver el mundo
de la educación a través del pensamiento complejo,
una educación que consideramos está sumamente fragmentada.
¿Y
cuál es el eje estratégico del mensaje?
Básicamente que el problema del conocimiento actual es
un problema de educación. Nosotros pensamos que no necesitamos
más conocimientos, porque la producción del conocimiento
que tenemos es inmensa, porque si generamos más conocimientos
en realidad estamos produciendo ignorancia. Paradójico,
¿no?, pero es verdad. Y esto es muy fácil de explicar:
si no podemos procesar todo el conocimiento que generamos es como
si nos ilumináramos con una linterna que produjera más
oscuridad.
Lo que necesitamos aquí es un arte de organización.
Obviamente el hecho de que todo el mundo se llene la boca con
la palabra interdisciplina nos está dando, en el sentido
psicoanalítico del término, una sintomatología:
se habla de lo que se carece, dice Lacan, porque en
realidad no tenemos esa organización interdisciplinaria,
porque todo el conocimiento está
fragmentado.
¿Qué
implicaciones trae la fragmentación del conocimiento?,
¿en qué nos afecta como sociedad?
Cuando se fragmentaron los conocimientos, cuando surgieron las
diferentes disciplinas lo hicieron para hacer más eficaz
y eficiente el modelo científico de conocimientos de la
ciencia moderna. La filosofía se separó de la teología,
después se separó la psicología, la antropología,
la política, la religión
¿Porqué
ocurrió esto? Para lograr autonomía y a su vez eficacia
en el trabajo, la fragmentación mejoraba las tareas, pero
a medida que se dividían los
conocimientos se perdía comprensión de un todo.
Por eso hablamos de una sociedad compleja, porque se caracteriza
por tener una tendencia veloz a la fragmentación y a la
interacción; por ejemplo, el fax está conectado
con el teléfono y el teléfono está conectado
con la computadora y la computadora está conectada con
el satélite y el satélite con todo lo demás,
pero nosotros no hablamos. Esa es la paradoja producto de la fragmentación.
Se dice que un día todos esos objetos van a estar conectados
entre sí, y nosotros, desconectados de los demás,
incluso de nosotros mismos. El problema como yo lo veo no es la
conexión de los objetos, sino la fragmentación de
la mente, de la sociedad, de la responsabilidad, de la política
¿Entonces
el pensamiento complejo se opone a los campos autónomos?
Hay que ser muy cuidadosos con esto, porque no quiero decir que
las disciplinas no deben existir; al contrario, éstas tienen
que existir y fortalecerse. Si yo tengo que diseñar una
estrategia educativa, me doy cuenta de que el esfuerzo de hace
300 años de buscar eficiencia a través de la fragmentación
de la disciplina funciona, hasta cierto punto, pero no tenemos
por qué seguir aprendiendo así, hay que aprender
a articular en función de la realidad.
¿Y cómo llegar a esa articulación cuando
estamos acostumbrados a fragmentar?
Pongámoslo así: si jugamos a las cartas, por ejemplo,
¿utilizamos las reglas de otro juego?, ¿no, verdad?
Tenemos la suficiente capacidad para seguir las reglas del juego,
y sin embargo, eso no quiere decir que no podamos comprender e
ir cambiando, adaptarnos y articular las reglas de cada campo.
La situación es muy grave porque la fragmentación
de las disciplinas generó recetas de cómo tener
éxito en los negocios, cómo ser un buen padre, cómo
ser un buen adolescente, adelgace comiendo, haga lectura veloz,
resuelva su vida con diez sencillos pasos... pero para que una
receta funcione debe haber una estandarización; para que
la memoria sirva tiene que existir la repetición.
¿Es
un problema estandarizar las metodologías?
No, el problema es que si las fórmulas se repiten una y
otra vez ¿para qué vamos a crear cosas nuevas? El
problema es qué va a pasar en una sociedad que no se repite,
que empieza a mostrar fenómenos ante los cuales no hay
recetas. La educación ofrece fórmulas, y en eso
la pedagogía tiene mucha culpa, porque el anunciar cosas
como el último modelo pedagógico para que
seas más feliz es una barbaridad.
La educación ya no puede basarse en recetas, ya no puede
ser una acumulación de información y conocimiento.
Eso le ha quitado al ser humano su capacidad estratégica,
quizás con razón, porque cuando la sociedad es estática
y aislada, para qué necesitas un estratega, si ya sabes
que mañana vas a hacer lo mismo que hoy. Pero si empieza
a haber distorsiones, novedades demasiado grandes y hay interacciones,
eventos, accidentes, lo que falta es pensamiento e imaginación.
¿Cómo podemos seguir dando una educación
de recetas y no una para que tú seas un estratega, que
sepas buscar los conocimientos que te sirvan y, además,
sacártelos de la cabeza rápidamente para atender
al pensamiento y la imaginación? Cuando Heidegger hablaba
de pensar se refería a una posibilidad de imaginar, no
aludía a un pensamiento repetitivo ni al entendimiento,
no hablaba solamente de comprensión.
Yo creo que el pensamiento complejo indica, como primer aviso,
que hay que transformar a cada persona en un estratega; como segundo,
que la capacidad estratégica consiste en articular los
conocimientos para cada caso, más que tenerlos y portarlos
encima como una mochila de piedra. Por tanto, ahí hay que
hablar de una formación integral. Quién no sabe
que en el Renacimiento Da Vinci tuvo la capacidad para ser ingeniero,
inventor, poeta, matemático, filósofo, músico:
la calidad era otra cosa. Así como tú disfrutas
de una buena música, de una obra de arte e, incluso, del
diseño de un puente o te manejas con la tecnología,
así descubres que el espíritu tiene esa capacidad
globalizadora, articuladora. Cualquier educación debería
explotar esa capacidad que se ve cercenada por la especialidad.
¿Cuál
es el punto medio entonces?, porque sí son necesarias las
fragmentaciones, pero éstas conducen a limitar la creatividad
de pensamiento. ¿Entonces qué sucede con la educación?
Una cosa es que yo me adapte a las especializaciones según
las circunstancias, y otra muy diferente que sea un burro de carga.
Esta es la cuestión.
Pero
es un problema pedagógico, un problema de enfoques.
Yo no lo creo así, ni siquiera creo que sea un problema
técnico. Yo pienso que estamos hablando de una cuestión
eminentemente política. Voy a dar un término que,
de alguna manera, sintetiza todos los conceptos: la educación
tiene que construir la enciclopedia para el mundo, entendiendo
a la enciclopedia como el arte de articular los saberes heredados
y transmitirlos, porque la educación que sólo consiste
en transmitir el conocimiento y no en articularlo limita sus alcances,
cae en el reduccionismo. La educación es para que el ciudadano,
el joven o nueva semilla de la sociedad pueda continuar, por tanto
es un factor de reproducción, regeneración y retroacción,
pero no una reproducción en serie.
El otro problema reside en el docente, porque en algunos casos
ya no es un profesional sino que se ha transformado en un ente
sindicalizado, o en todo caso en un funcionario, y en ese sentido
la devaluación es tremenda. Yo no digo que la función
docente sea reconocida, pero lo que sí creo es que una
cosa es un engranaje y otra muy distinta un motor, ¡y la
educación es un motor, no un engranaje! Algo que tiene
función se usa, se tira y se reemplaza, y hoy pasamos discutiendo
si vamos a tener más horas o si nos van a pagar menos;
esa es nuestra angustia, ese es nuestro problema. Y si sólo
eso somos, pienso que los niños cuando nos ven se aburren
de una manera impresionante; si sólo cumplimos una función,
tienen razón en pensar: cambiemos al profesor por
una computadora, un cd o un multimedia ¡y listo!,
ya que seguramente con una actitud pasiva somos menos funcionales
que un aparato.
Seguramente
algunos maestros serían fácilmente reemplazados,
pero los que no, ¿qué tienen en común?, ¿cuál
es ese extra?, ¿qué los diferencia de las máquinas?
Puede sonar un tanto romántico, pero creo que el educador
tiene un componente de Eros, como decía Platón.
El amor en la educación cumple una función antropológica.
No es un negocio, es un don, hay un componente erótico
de donación, de entrega, que no puede ser reducido a una
función ni a un problema sindical. Imagínate si
empezamos a reproducir docentes sin Eros... Esto es terrible.
Pues
es lo que está sucediendo ahora
Por desgracia. De hecho, hay una crisis ética de los espíritus
que no debería existir. Esta es nuestra visión,
nuestro mensaje con respecto a la pregunta de cómo educar
en la era planetaria.