Investigadores del mundo llevan dé cadas estudiando el
bosque y, sin
embargo, se reconoce que recién se comienza a saber cómo
funciona, por la complejidad que lo caracteriza.
Según investigaciones realizadas por Juan Corral Aguirre
y Giovanna Rico Prince, del Laboratorio de Ecología y Conservación
de la Facultad de Biología, un ejemplo de ello lo encontramos
en el estudio y seguimiento de la dispersión de semillas
como factor crucial para comprender los patrones de la diversidad
de árboles y su distribución.
Estudios de diversos investigadores han tratado de demostrar las
relaciones existentes entre la dispersión de las semillas
y la estructura de la vegetación adulta, lo que ha sido
todo un reto pues implica el constante seguimiento de las semillas,
desde que son desprendidas por dispersores primarios, hasta su
germinación cabal.
Corral y Rico agregan que en esta relación entre la dispersión
de semillas y la estructura del bosque, la dispersión ocurre
cuando un agente (viento, agua, gravedad o animales) transporta
la diáspora y la deposita en algún sitio. Por ende,
la dispersión de semillas es un proceso que liga la etapa
final del ciclo reproductivo de las plantas adultas con la estructura
de la vegetación, y por ello se cree que tiene influencia
tanto en la colonización de nuevos hábitat como
en mantener la diversidad.
Estos biólogos invierten sus impulsos lúdicos, enfrentándose
a problemas como la complejidad del ciclo de dispersión
de semillas por los muchos pasos que lo forman, y la corta duración
de los estudios. La producción de frutos y la abundancia
de dispersores pueden ser diferentes estacional o anualmente,
y resulta sumamente difícil determinar el destino de las
semillas individuales.
Se piensa que las semillas que quedan depositadas lejos de las
plantas que las producen tienen una probabilidad diferente de
sobrevivir, debido principalmente a un fenómeno llamado
mortalidad densodependien-te, que significa que entre más
juntas queden las semillas, una enfermedad o un depredador podrá
matar más, y con eso influir en mayor medida sobre la vegetación
resultante. El problema radica en la dificultad para detectar
y rastrear estos eventos.
En este sentido, novedosas técnicas modernas –como
la de isótopos químicos estables y la de marcadores
genéticos moleculares– pueden ayudar en la labor
de hacer corresponder las semillas dispersadas con las plantas
que las producen, haciendo posible detectar los eventos de dispersión.
Desde el campo de la demografía de plántulas se
producen también resultados importantes que señalan
que la dispersión de semillas tiene un papel crucial en
la creación y el mantenimiento de la diversidad de plantas.
A partir de entonces, se ha subrayado el papel de los animales
en esa dispersión y se trata activamente de responder algunas
preguntas: ¿cómo y por qué los frutos son
removidos de las plantas y dónde son colocados? ¿Cuáles
son las tasas de visitación de árboles? ¿Cuál
es la dieta de los animales que se alimentan de frutos? ¿Cuántas
y cuáles especies remueven semillas? Éstas y otras
interrogantes están siendo investigadas con gran acuciosidad.