|
|
Artista
invitado
Henry Moore,
figura central del siglo XX
Rubén
B. Morante López |
|
|
Entre
el ocaso del siglo XIX y los albores del XX se da la transición
hacia la era moderna en todos sentidos, desde el científico
hasta el estético. La proyección de los sentimientos
humanos, a través del arte, se presenta como una alternativa
hacia formas de expresión cuyo aspecto revolucionario resulta
paradójico cuando observamos que muchos de sus principios
emanan de los orígenes mismos del arte. Artistas como Matisse,
Modigliani, Giacometti, Gauguin y Picasso en Europa, y Rivera,
Orozco y Tamayo en México, entre otros, redescubren obras
de pueblos considerados hasta entonces primitivos, arcaicos, aborígenes
o bárbaros y resaltan en ellas las virtudes de una expresión
llena de espontaneidad.
La cultura busca llevar lo mejor del hombre más allá
de los límites del tiempo y el espacio. Los movimientos
artísticos del siglo XX, en los cuales fue una figura central
Henry Moore, globalizaron, universalizaron el arte y acercaron
unos a otros los siglos, bajo un concepto profundamente humanista.
Con las obras de arte primario se acerca el arte a la comprensión
de todos, porque se trata de un entendimiento que no depende de
la razón, sino del sentir.
|
|
|
A
las obras producidas por los pueblos de África, Oceanía,
la prehistoria y la América precolombina se les ha considerado
como un arte primario o prístino. En Europa y los países
europeizados de América, como los Estados Unidos, Canadá,
Chile y Argentina, se les ha excluido de los grandes museos y se le
s ha relegado a recintos etnográficos. Si bien son manifestaciones
que responden a otros conceptos estéticos y a una lógica
distinta de aquella que imperaba durante la Grecia clásica
y el Renacimiento, deben ser reconocidas como creaciones únicas
aunque diferentes, en las cuales no existía la necesidad de
realizar una copia exacta del modelo que la naturaleza presentaba
ante el artista.
Romper con una tradición euro-peizante y regresar a un pasado
que mezcla ciencia, magia, arte y religión, fue la enorme aportación
de artistas como Henry Moore. Sus creaciones comprenden obras realistas,
semiabstractas y abstractas, en las que observamos una transición
entre el intento por copiar la naturaleza y la plena expresión
interna, donde el artista rompe sus barreras y se vuelca con toda
su fuerza espiritual. Estas características de la obra de Moore
nos conducen al pasado, a una época anterior, mas no inferior
en cuanto a realización estética. Su búsqueda
de fuentes de inspiración lo llevaron al arte prehispánico,
un hecho que a su vez sirvió como ejemplo a otros creadores,
como Kiyoshi Takahashi, artista japonés que estuvo muy cerca
de nosotros, ya que vivió en Xalapa y se inspiró tanto
en la obra de Moore como en las piezas que hacia la década
de 1960 se exhibían en los antiguos edificios del Museo de
Xalapa.
Kiyoshi, primero y ahora esta exposición enlazan a Moore con
el Museo de Antropología de Xalapa. La obra de Moore tiene
con nosotros otra liga, ya que al igual que algunas piezas prehispánicas
que exhibimos, maneja ese espacio único, ese tiempo mágico
que nos acerca al arte. Nos congratulamos al tenerla y al poder mostrarla
en varios de sus más afortunados momentos, que abarcan casi
cinco décadas de la vida del artista, desde 1932 hasta 1980.
En ese periodo Moore transitó diversas tendencias que incluyen
el surrealismo y el purismo, antes de llegar a ese diálogo
que hemos marcado entre el arte figurativo y el arte abstracto. Sus
modelos van desde las ovejas que evocan un paisaje bucólico,
hasta los cuerpos humanos en las posiciones más diversas. |
|
La década de 1940 fue especialmente significativa: en ella
Moore abreva del arte prehispánico de México y se inspira
en algunas de sus formas más conocidas, como el Chac Mool tolteca
y maya, al cual recrea en sus figuras reclinadas. Hay sin duda distancia,
y una lenta metamorfosis, desde las realistas imágenes del
álbum de las ovejas hasta la magnífica escultura en
bronce que las plasma con enorme fuerza abstracta.
Moore es un artista universal, ya que si bien se inspira en esculturas
mesoamericanas, también presenta madonas que recuerdan el Renacimiento
italiano y placas de bronce que nos transportan a las puertas de Benin,
en el corazón del África ecuatorial. Aún en su
propia casa, el Museo de Arte de San Francisco, que generosamente
comparte con nosotros esta colección, pocas veces ha mostrado
al público el extraordinario tapiz donde el artista tejió
un diseño con figuras humanas reducidas a oquedades, casi esqueléticas,
que se distribuyen en diferentes planos y alturas, hecho que las hace
un tanto etéreas, recordándonos las tendencias surrealistas
de la época.
Acompañando las obras de Henry Moore se exponen esculturas
prehis-pánicas de la colección del max. Entre las seleccionadas
está Dualidad, busto hecho con basalto que presenta una idea
propia del arte moderno. Fue escogida por la claridad del concepto
transicional hacia lo abstracto. Data del periodo Posclásico
(siglos XIV a XV a.C.). A su lado se muestran figuras de terracota
a las que se ha denominado Madres de Remojadas (siglos III a.C. a
III d.C.), donde aparece una mujer con su bebé unido al vientre,
cual si los cuerpos estuviesen fundidos. Al tiempo que pueden considerarse
semiabstractas, siguen esa tendencia del arte primario que consiste
en usar los mínimos elementos escultóricos para obtener
el efecto deseado y lograr la innovación dentro del estilo
repetitivo propio de estas obras tempranas. Por último, seleccionamos
en las bodegas del museo una escultura de basalto del tipo denominado
palma que proviene del centro de Veracruz. En ella, hacia el siglo
VIII d.C., el artista nos dejó un ejemplo de las creaciones
completamente abstractas que se hicieron en esta zona en la época
prehispánica.
Es casi seguro que Moore no haya conocido las obras prehispánicas
que aquí exponemos. Nuestra intención, al presentarlas
en una misma muestra, no es la de comparar materiales, técnicas
o formas, menos aún la de evidenciar antecedentes. Buscamos
tan sólo señalar momentos de transición entre
el arte figurativo y el arte abstracto, momentos que se presentaron
en distintas fechas y geografías.
Tratamos de señalar situaciones en las cuales el artista se
mueve en la frontera de dos conceptos, de dos tendencias, de dos tentaciones:
la copia y la creación, el interior y el exterior de los objetos,
la tradición y el vanguardismo.
|
|