La magia de la bella ciudad de Tlacotalpan parece desaparecer
al tiempo que sus habitantes emigran a otros lugares en busca
de mejores condiciones salariales y de vida. Tal situación
ha puesto en riesgo su título de Patrimonio Cultural de
la Humanidad, otorgado a finales de 1998.
Como un método para revivir esta ciudad ubicada a las orillas
del río de las mariposas, el Papaloapan, tres pasantes
de la Facultad de Arquitectura elaboraron un proyecto para la
construcción de un complejo ecoturístico que se
convertiría en un atractivo para que más viajeros
elijan esta ciudad como destino.
Los creadores del proyecto Papalotl son Rafael Martínez
Mora, Karina de los Ángeles Vernet Juárez y Mauricio
Ramírez Brito, quienes colaboraron con el cuerpo académico
Economía, Territorio, Urbanismo, Arquitectura, de la misma
facultad, que tiene como objetivo trabajar en proyectos que incidan
en la realidad inmediata y mejorar las condiciones de las comunidades.
A decir de Ricardo Pérez Elorriaga, el proyecto para Tlacotalpan
fue ideado a partir de una petición que hizo Evelia Romero,
habitante de esa ciudad, al Centro Universitario de Servicios
Empresariales de la UV (Cusem). Fue entonces cuando el
cuerpo académico comenzó un taller en el que participaron
alumnos para crear infraestructura hotelera que mejorara la economía,
pero sin que compitiera con la ciudad.
Así se involucraron los pasantes que trabajaron en Papalotl,
proyecto que considera 12 hectáreas de construcción,
de las 74 con que se cuenta, localizadas justo del otro lado del
Papaloapan, frente a la ciudad. El complejo está diseñado
para que el turista permanezca más de dos días y
exista una derrama económica mayor.
Mauricio Ramírez dijo que el proyecto está ideado
en cuatro etapas de dos años cada una. La infraestructura
estaría conformada por una recepción-SPA, cien habitaciones
y dos restaurantes, uno de los cuales sería una barcaza
que funcionaría para dar un paseo por el río Papaloapan.
Al referirse a la inversión, Mauricio explicó que
las personas que inviertan en este complejo tendrán ingresos
muy grandes y en 20 años la ganancia bruta será
aún mayor. Hasta el momento se ha presentado con varios
clientes y se han mostrado interesados, aunque todavía
no se sabe quién será el constructor.
Se contaría igualmente con áreas de camping, deportiva,
caballeriza, sala de usos múltiples, embarcadero, tres
albercas, zona comercial y un número igual de canales,
de acuerdo con lo señalado por Karina Vernet. Sin embargo,
lo más importante es que ellos pensaron en aplicar estrategias
bioclimáticas para reducir costos de consumo de energía,
manejo de agua y tratamiento de agua pluvial.
De acuerdo con Rafael, las cabañas están diseñadas
para ser construidas con bambú, lo que reducirá
de un 45 a 60 por ciento su costo, y habría hortalizas
para abastecer los restaurantes: “no somos moralistas sino
que es la arquitectura que se tiene que hacer ahora porque se
acaban los recursos. Es autosustentable e impacta positivamente
el ambiente, tanto a nivel biológico como cultural, porque
se va a atraer más turismo y con ello se salvará
a la ciudad, pues crearía dos mil empleos directos, sin
contar con las poblaciones aledañas beneficiadas”,
comentó.