Representantes
musulmanes, judíos, cristianos, católicos y de otras
religiones, investigadores expertos en el tema y autoridades gubernamentales
fueron convocados por el Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales
(IIHS) y las facultades de Filosofía e Historia de la UV, para
debatir en el XVIII Congreso Religión y Política: Símbolos
Compartidos, que es una extensión de lo que anteriormente era
el Congreso Estado, Iglesia y Grupos Laicos, que tuvo a bien ampliar
la temática debido a que en la actualidad se ha incrementado
el interés por los estudios de religión.
Del 25 al 28 de octubre, en la Unidad de Humanidades, los participantes
abordaron temas como sistemas míticos, proyectos religiosos
y sistemas políticos; santuarios, cofradías y peregrinaciones;
pluralidad religiosa en México; sexualidad, género y
religión; religiones amerindias; religión y cambio en
el contexto político actual de |

Víctor Ramos participó
en el congreso organizado por el iihs. (Foto: César Pisil) |
México; innovaciones
y tensiones en la Iglesia católica; religiones e iglesias étnicas;
protestantismo y evangelismo; organizaciones y movimientos laicos;
religión, política y Estado; religión y Estado
en el México de las épocas prehispánica, colonial
y durante la formación de la República; biotecnología
y religión, y movimientos religiosos en el mundo contemporáneo.
Dada la envergadura del tema, a la organización del congreso
se sumaron el grupo Religión, Sociedad y Política; la
Asociación Latinoamérica para el Estudio de las Religiones
(ALER) y el Centro de Estudios de Religiones Contemporáneas
(CRC), con el fin de crear una confluencia interdisciplinaria y multidisciplinaria
de especialistas dedicados al estudio de las religiones.
Fundamental,
el respeto a la diversidad religiosa
La laicidad del Estado mexicano aún es sometida a debate,
pues las nociones que giran alrededor de ella oscilan entre la ausencia
de principios religiosos en el funcionamiento del Estado y la obligación
de éste de promover y garantizar la libertad de cultos, aseguró
Víctor Ramos Cortés, investigador de la Universidad
de Guadalajara.
Dijo que las políticas públicas en materia de religión
no pueden ser obtenidas de la inspiración devota, sino que
en su establecimiento debe mediar el análisis de las ciencias
sociales; de lo contrario, establecer normas para la convivencia
colectiva a partir de los fundamentos de la fe podría llevar
al fundamentalismo. Añadió que la participación
ciudadana en el establecimiento de políticas públicas
en materia de religión es todavía menor que en el
resto de los temas de la agenda nacional, por lo que aquéllas
continúan negociándose entre las cúpulas del
Estado y las asociaciones religiosas. El investigador consideró
positiva la interlocución entablada entre líderes
religiosos y el Estado, pues permite llevar a debate nacional estos
temas. Con todo, Ramos Cortés pidió revalorar el carácter
que revisten las relaciones entre ambas esferas, pues el hecho de
que sea la Secretaría de Gobernación la que atiende
a los religiosos hace de éstos actores políticos.
México, concluyó, debe aceptar la diversidad de religiones
como parte de su multiculturalidad, pero los mexicanos no deben
confundir el brote de algunas nuevas iglesias que buscan lucrar
con la fe con diversidad y pluralidad de cultos.
La historiadora María Gracia Castillo Ramírez explicó
cómo la religiosidad ha permitido la participación
comunitaria de las mujeres, pero no la ha convertido en una participación
ciudadana política, sino que la reduce al campo de lo comunitario.
Esto es una clara desventaja, pues cuando la participación
va más allá del ámbito de lo vecinal y de lo
individual es posible hacer demandas políticas, presentar
proyectos más amplios, hacer reivindicaciones que no afecten
sólo a una persona y a su entorno inmediato, sino que vayan
en función de la construcción de una sociedad, en
su sentido más amplio.
En la conferencia “40 años de la fundación de
las comunidades del Camino Neocatecumal”, el historiador Rafael
Martínez Alarcón, profesor de la Universidad Internacional
de Andalucía, señaló que México ya no
es una nación exclusivamente católica, apostólica
y romana como se había propuesto en 1824, porque ahora existen
6 248 asociaciones religiosas registradas oficialmente, cifra que
da cuenta de su diversidad religiosa. Esta población, agregó,
nos habla de una convivencia, bajo la ley, pero sobre todo de una
tolerancia y de un profundo cambio. “Hoy más que nunca
la parte del proyecto Juarista relacionada con el tema de la religión
está vigente, dado que existe el respeto a la pluralidad,
el respeto a las nuevas iglesias”.
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