Enero-Marzo 2005, Nueva época No. 85-87 Xalapa • Veracruz • México
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Proponen usar plantas forrajeras para limpiar suelos contaminados con petróleo
Edith Escalón

En 2001, en Nanchital, la UV logró disminuir, en 30 días, el 30 por ciento de la contaminación por residuos que sin biorremediación tardarían años en degradarse. La base de esta biotecnología estriba en la capacidad natural que tienen ciertas plantas, bacterias y microorganismos para «comerse» el hidrocarburo
La Universidad Veracruzana ha propuesto la remediación de algunas zonas contaminadas por crudo en la zona de Coatzacoalcos, mediante el uso de microorganismos y plantas como zacates o leguminosas, capaces de limpiar biológicamente suelos contaminados por hidrocarburos, técnicas que han resultado exitosas en otros derrames de petróleo.

Dora Trejo, quien por más de 15 años se ha dedicado a la investigación de la microbiología aplicada, es decir, al uso de microorganismos benéficos, recordó que en el derrame de Nanchital, en 2001, el equipo universitario logró disminuir en un proyecto piloto el 30 por ciento de la contaminación en 30 días, residuos que si sólo hubieran sido enterrados tardarían años en degradarse.

Explicó que la base de esta biotecnología estriba en la capacidad natural que tienen ciertas plantas, bacterias y microorganismos para «comerse» el hidrocarburo, por decirlo así, característica que desde hace más de seis años han estudiado grupos de investigación de la Facultad de Agronomía, apoyados por el Colegio de Posgraduados y la Unidad de Servicios de Apoyo a la Resolución Analítica (SARA) de la UV.
La UV ha propuesto la remediación de zonas contaminadas por crudo mediante el uso de microorganismos, señaló la investigadora Dora Trejo. (Foto: César Pisil)
 

“El derrame de Nanchital nos dio la oportunidad de estudiar cómo se comportan los organismos que participan en los procesos de degradación». La participación de la UV en el diagnóstico de los daños y en un posterior proyecto de biorremediación le permitió a su equipo realizar muestreos para correlacionar las cantidades de hidrocarburos y microor-ganismos presentes en suelos contaminados.

Además, probaron en campo algunas técnicas que ayudan a que estos microorganismos benéficos se reproduzcan más rápidamente y, por lo tanto, descompongan el hidrocarburo en menos tiempo, utilizando tres procesos básicos: la bioestimulación (aplicación de fertilizantes, agua y oxígeno para la proliferación de microorganismos degradadores), la bioaumentación (introducción de bacterias degradadoras en donde no las hay) y la fitorremediación (siembra de plantas cuyas raíces son degradadoras).

La investigación en Nanchital, aunque de corto tiempo, arrojó resultados sorprendentes: “Lo más interesante es que hicimos un aislamiento de los microorganismos que descomponían el hidrocarburo, entre ellos una colección de hongos y bacterias que además son nativas de la zona, por lo que se adaptan y reproducen más fácilmente”.

Por falta de presupuesto, la UV tuvo que enviar esta colección al Colegio de Posgraduados, en Montecillos, Puebla, para su conservación; no obstante, el Laboratorio de Organismos Benéficos de la Facultad de Agronomía –desde donde ella dirige las investigaciones en biorremediación– ha seguido trabajando con el SARA, no sólo pensando en una contingencia como ésta, sino como parte del quehacer cotidiano de la institución. A partir de entonces, dijo, empezaron a estudiar el tiempo en que tardaba una bacteria en degradar un compuesto especial llamado fenantreno, graficaron los resultados y comprobaron que los niveles de contaminación caían rápidamente, aunque los tiempos varían de acuerdo con otros factores, lo mismo que sucede con la fitorre-mediación o uso de plantas que degradan compuestos específicos del petróleo.

De hecho, un importante estudio de fitorremediación se está realizando hoy en su laboratorio. Como parte de su tesis de licenciatura, Carlo Ortiz, estudiante de Ingeniería Ambiental, investiga nuevas especies de plantas (especialmente forrajeras) resistentes y degradadores de hidrocarburos, proyecto con el que ganó el primer lugar en la Expociencias nacional y obtuvo un pase para presentarlo en la exposición científica juvenil más importante del mundo, que se realizará en Chile en 2005.

Tomando como referencia todo este trabajo de investigación, la UV podría instrumentar un programa que combine las tres técnicas de remediación para hacer que esos organismos proliferen en la zona y la recuperación de suelos contaminados sea menos lenta y más efectiva. “Lo que hacen estos tres métodos juntos es, por un lado, extraer el hidrocarburo, pero además no permitir que los contaminantes se sigan diseminando y filtrando, al contrario, lo estabilizan y lo aseguran ahí”.

Investigación permanente en la zona
Aunque han sido importantes los avances de estos años en la investigación universitaria, reconoció que falta mucho por estudiar y saber, pues hay afectaciones que, aunque no se perciben en los derrames, existen y son iguales o más peligrosas que la mancha de crudo. Por ejemplo, la afectación que el hidrocarburo provoca a las poblaciones de microorganismos que captan el nitrógeno y que son la fuente de fertilidad de los suelos: “Dañarlas implica dañar la productividad del suelo, y en pastizales implica sumar a un problema ecológico, severas implicaciones sociales y económicas”.

Si consideramos que hay miles de microorganismos, podemos entender el potencial de esta línea de investigación. “La Universidad puede aprovechar esta contingencia (ambiental producida por derrame de hidrocarburos en la cuenca del río Coatzacoalcos) con fines positivos, haciendo estudios permanentes en la zona afectada, probando biotecnologías, muestreando las áreas dañadas, ensayando varias formas de biorreme-diación, todo para crear y perfeccionar el conocimiento que nos sirva para rehabilitar los suelos, en futuros derrames de hidrocarburos”.

Trejo propuso crear un modelo de seguimiento para incorporar prácticas de campo de biorremediación a los programas de docencia e investigación. “Creo que sería muy importante que la Universidad pudiera tomar esta experiencia para incorporarla a sus programas educativos y realizar, año con año, prácticas que pudieran darle una visión más completa de cómo se comportan los microorganismos, de cómo cambian las concentraciones de contaminantes, de cómo se regenera el suelo y, así, ir generando un conocimiento que resulte provechoso y ayude a preparar mejor a los profesionistas”.