Los disfraces del Diablo, reinterpretación
del Mal en Mesoamérica
El libro Los disfraces del Diablo. Ensayo sobre la reinterpre-tación
de la noción cristiana del Mal en Mesoamérica, de
Félix Báez-Jorge, publicado por la editorial de la
UV, es un texto en que el autor nos conduce por los laberintos infinitos
del Mal y sus diversas personificaciones. Con rigor y erudición
nos acerca al Demonio de los escritos bíblicos, rastreando
su origen en el pensamiento dualista oriental; posteriormente, sigue
la evolución de la imagen de Satán y su incorporación
a la religión cristiana, así como sus contactos con
otras tradiciones, ahora occidentales, como la grecorromana. Todo
ello sin olvidar que el Diablo, más que un concepto, es un
símbolo, una imagen y, así, un elemento del área
de la estética; por eso, la escultura, la pintura y la literatura
son campos que el autor recorre en su travesía tras los diferentes
disfraces demoníacos. Al fin, todo esto es punto de referencia
para analizar la manera en que estas concepciones se incorporaron
sincréticamente en la América conquistada, donde la
imagen del Diablo, aunque impuesta, se transforma y adquiere diversas
manifestaciones: se asimila, por un lado, a divinidades mesoa-mericanas
como el creador Tez-catlipoca, la limpiadora del mundo Tlazoltéotl
y, en su análisis a detalle, al Hombre-Búho, Tlaca-tecolotl;
pero, por otro, a los conquistadores blancos y sus ayudantes esclavos
negros. No pudiendo ser el Mal absoluto, en los carnavales y ritos
indígenas, termina siendo un pobre diablo.
Sobre
el ring de la Arena Xalapa, La doble vida del señor Díaz
Para graduarse de la Facultad de Teatro, Mercedes Huerta montó
la obra La doble vida del señor Díaz. Para ello, eligió
un escenario poco convencional, la Arena Xalapa, cuyas gradas, cuerdas
y ring le van como anillo al dedo a la puesta en escena. En una
“voltereta” del destino, el personaje principal decide,
tras hallar en su armario una maleta con una máscara, capa
y botas plateadas de luchador, desarrollar una personalidad más
arriesgada, sin miedo, retadora, que dista mucho de su modesta naturaleza.
El hombre fino y de buenas costumbres, sin afán de ser un
héroe ni campeón, se transforma frente al público
en un enmascarado que, al más puro estilo del “Santo”,
enfrenta desafiante al no menos temerario Zamuray –luchador
invitado–, y ambos se enfrascan en una lucha encarnizada.
La doble vida… se estrenó en el Festival de Teatro
de la Alacena, donde destacó como una de las mejores propuestas
y donde José de Jesús Benítez obtuvo una mención
honorífica por los recursos histriónicos utilizados
tanto en esta obra como en la lectura dramatizada No oyes ladrar
los perros de Juan Rulfo. La idea original de la puesta en escena
es de Alicia González, y en el montaje participaron José
de Jesús Benítez, Fernando Flurens, el luchador profesional
Zamuray y el niño Jonathan Alfonso Ávila Grajeda.
Colaboraron también Jonathan Alfredo Barraeles León,
Rosalía Carrillo, Vicky Olvera Hernández y Mariana
Carvajal, todos bajo la dirección de Mercedes Huerta.
Presentaron
Final de Partida, de Samuel Beckett
Bajo la dirección de Manuel Montoro, fue presentada la obra
teatral Final de partida, de Samuel Beckett, en el foro Torre Lapham
de la Facultad de Teatro. La trama se desarrolla en un cuarto despoblado
–una especie de mundo vacío–, en el que un cuarteto
de seres mutilados representa una comedia en la que flota siempre
la ilusión del rescate, evanescente idea que parece no materializarse,
sino perderse para siempre. Beckett creó, en este clásico
de humor negro, personajes profundos, humanos, desgarrados, enigmáticos,
sinceros, que empujan a quien los vea a cuestionarse seriamente
sobre la condición humana y sobre los grandes temas que se
han planteado no sólo los grandes filósofos sino también
el hombre común. Francisco Beverido destacó por su
papel de Hamm, Alejandro Ricaño representó muy dignamente
a Clov y Lorenzo Portillo interpretó a Nagg; también
participó Patricia Dorantes. Además de la acertada
dirección, sobresalió la escenografía, el vestuario
y la iluminación de Guillermo Barcklay, y como asistentes
trabajaron Bryant Caballero y Raúl Barrientos.
Exhiben
Autorretratos, de Moisés Franco
Con una veintena de autorretratos “no evidentes”, realizados
al carbón, la exposición Autorretratos, de Moisés
Franco, cubrió durante enero las paredes de la Galería
de Arte Contemporáneo de Xalapa. Sobre la obra que, mediante
esgrafiado, superposición, manchas y borrones resultan una
atractiva configuración “cuidadosamente descuidada”,
el propio autor comenta: “Yo quería hacer autorretratos
muy concretos pero que no fueran obvios. Agregué texturas,
figuras y formas que no tienen relación con los rostros pero
que completan la imagen”. La exposición le mereció
la beca de Creadores con trayectoria del Ivec. Nacido en Tuxtla
Gutiérrez, Chiapas, en 1965, antes de ingresar a la UV realizó
estudios en la Escuela de Artes Plásticas en Chiapas. Su
obra ha sido expuesta individualmente en Chiapas y Veracruz y de
manera colectiva en México, Guatemala, Argentina y Estados
Unidos. Entre los premios que ha obtenido destacan: mención
honorífica en el III Salón Anual de la Miniestampa
y premios de adquisición en las primeras bienales de Estampa
del Sureste Máximo Prado y de Pintura y Escultura del Sureste.
Adriana
Raggi expuso Subdivisiones
Con el uso de diversas técnicas para explotar los distintos
valores de sus modelos, Adriana Raggi expuso la serie policromática
Subdivisiones en la Galería Universitaria “Ramón
Alva de la Canal” (RAC), en el mes de marzo. Los retratos
de Raggi tienen voz propia, son óleos de gran formato que
miran de frente con ojos retadores, perfiles duplicados con siluetas
que apenas se insinúan, senos desnudos que sutilmente delatan
a su dueña, piernas íntimas que quieren abrirse y
mujeres en franca actitud reflexiva que no revelan más. Entre
las exposiciones individuales con las que cuenta destacan las series
Momento de inercia, Rasgos humanos, Antología y Similares
cotidianos. Es académica de la UNAM y ha impartido cursos
en la Escuela Nacional de Escultura, Pintura y Grabado La Esmeralda.
Nacida en el Distrito Federal en 1970, Raggi se graduó en
1993 en la carrera en Artes Visuales por la UNAM, institución
en la que cursa la maestría en Filosofía y Letras.
Ha hecho residencias de trabajo en Canadá, Alemania y Estados
Unidos, donde ha participado en exposiciones colectivas.
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