disciplina en el país
y qué parámetros han de seguir los estudiantes, profesionales
e investigadores norteamericanos para cumplir con los criterios
establecidos por las leyes mexicanas desde 1972.
Sara Ladrón de Guevara, directora del Museo de Antropología
de Xalapa (MAX) e investigadora de la UV, explicó que el
desconocimiento de la reglamentación mexicana en esta materia
provoca que a menudo los arqueólogos norteamericanos interesados
en Mesoamérica, en lugar de investigar y excavar en México
lo hagan en Guatemala, Belice o en otros países donde la
legislación es más laxa.
Reconoció que la legislación de nuestro país
complica el ejercicio de la profesión, pues tiene estrictos
controles para la práctica arqueológica que algunos
consideran burocracia, pero que permiten llevar un registro de toda
la investigación en la materia en el país y cuidar
la riqueza y el patrimonio arqueológico nacional.
El aporte de los arqueólogos mexicanos en este simposio fue
dar a conocer con claridad todos los estatutos, códigos y
reglamentos que en esta materia existen en nuestro país y
mostrar cómo se puede ejercer la profesión en México
sin incumplir las leyes, como la practican ya cientos de especialistas
que tienen en nuestro territorio su sede de investigación.
A diferencia de EU, donde la ley no es tan estricta, la legislación
mexicana establece que todos los proyectos de arqueología
deben ser registrados, evaluados y aprobados por el Consejo de Arqueología,
que funciona como un control federal para el trabajo arqueológico
en el país, explicó Ladrón de Guevara, quien
es además miembro activo de este Consejo.
Enseñanza
arqueológica, aporte de la UV
Además de legislación, el simposio retomó el
análisis de temas como excavación, investigación,
restauración, normas específicas en torno a colecciones,
muestras y asuntos éticos de la arqueología en México,
así como una de las temáticas más trascendentes
de esta práctica profesional: las políticas de educación
superior y la enseñanza de la arqueología.
Para exponer el tema, la SAA eligió precisamente a la directora
del MAX, quien adquirió una notable experiencia en el área
educativa durante su gestión como secretaria Académica
de la UV, institución que posee la segunda escuela de Arqueología
más importante del país, después de la de la
Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).
“La enseñanza de la arqueología en México
es fundamental porque conlleva la práctica de la investigación
de campo, regida por normas muy específicas que los científicos
nacionales cumplimos sin problema, pero pocos norteamericanos dominan”,
señaló la investigadora.
En el simposio explicó las diferencias entre el sistema de
educación superior de México frente al de Estados
Unidos, que resulta sustancial en términos de práctica
profesional. “Los estudiantes de college (equivalente a la
licenciatura mexicana), por ejemplo, no tienen una licencia de ejercicio
profesional al egresar, como tienen los egresados de la universidad
en México. Ellos sólo alcanzan este permiso cuando
concluyen sus estudios de posgrado”.
Esto implica que en México, de acuerdo con la legislación
vigente, no se pueda tener una escuela de campo que permita a estudiantes
del nivel college excavar como práctica profesional, lo que
sí tienen permitido los alumnos nacionales dentro de proyectos
de investigación de académicos adscritos a las instituciones
responsables.
Una de las ventajas que presentan los arqueólogos en cuanto
a la práctica profesional está precisamente ligada
a la enseñanza, dijo Ladrón de Guevara, pues todas
las políticas arqueológicas forman parte del currículum
de las facultades de Arqueología, lo que hace más
sólido el aprendizaje de las normas mexicanas.
Además de Sara Ladrón de Guevara, participaron en
el encuentro arqueólogos mexicanos de gran nivel, como Joaquín
García Bárcena, presidente del Consejo de Arqueología;
Alejandro Martínez Muriel, coordinador de Arqueología
Nacional del INAH; Pedro Francisco Sánchez Nava, coordinador
de Registro Arqueológico del INAH, y Linda Manzanilla, destacada
arqueóloga de la UNAM.
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