En
Veracruz, más de 100 especies forestales con potencial comercial
han quedado en el olvido, pues los silvicultores se han limitado
a cultivar en sus plantaciones cuatro de ellas –caoba, teca,
melina y cedro rojo– que acaparan la atención de los
comercializadores de recursos maderables.
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Estudios
realizados por académicos y estudiantes de la Facultad de Agronomía
demuestran que tan sólo en la región del Totonacapan,
que abarca del río Cazones al río Tecolutla, en el norte
de la entidad, se han localizado más de 70 diferentes especies
de árboles con potencial forestal. Lo mismo sucede en la región
de Coatzacoalcos-Minatitlán, donde un estudio reciente señala
que en sólo 15 municipios existen 65 especies de árboles
con valor comercial.
El proyecto coordinado por Liliana Carvajal, académica e investigadora
de la UV, implica el rescate de estas especies con dos fines específicos:
recuperar el conocimiento tradicional que en torno a ellas aún
conservan las comunidades rurales y crear un banco de germoplasma,
que permita la conservación de esas especies para las generaciones
futuras.
Carvajal asegura que han localizado 116 especies forestales, 114 de
árboles de uso tradicional –algunas muy clásicas
y otras poco conocidas– y dos de bambúes nativos, que
corresponden a 53 familias botánicas. Esta información
será publicada a detalle gracias al apoyo de Conacyt y la Comisión
Nacional Forestal, que financiaron la investigación. |
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Muestrear 234 localidades de ocho zonas del estado y entrevistar
a 383 productores –informantes clave del estudio– sólo
fue posible gracias al trabajo de estudiantes de la licenciatura
en Agronomía y de la maestría en Manejo del Recurso
Forestal, quienes además lograron describir científicamente
al 80 por ciento de las especies.
Para conocer en voz de los comuneros qué árboles utilizan
todavía para sus actividades cotidianas, cómo los
llaman y qué propiedades tienen, los estudiantes recorrieron
cañadas, sierras y los lugares más recónditos
de Los Tuxtlas, la Huasteca, el Totonacapan, Orizaba-Zongolica,
Centro-Xalapa, Córdoba-Veracruz, Playa Vicente-Uxpanapan
y Coatzacoalcos-Minatitlán.
Los trabajos de conservación que propone el proyecto no sólo
son necesarios sino además urgentes, pues Veracruz ha perdido
ya 70 por ciento de sus zonas arboladas: “Estamos hablando
de un tesoro biológico que debe ser resguardado, por eso
es preocupante que cada vez sean menos las áreas que conservan
esta biodiversidad”.
Esta biodiversidad es resultado de miles de árboles de evolución
que se están perdiendo, especies únicas que son valiosas
por sí mismas: “Veracruz, además de ser verde,
es altamente diverso, mucho más que muchos países,
y creo que debemos de valorar este tesoro, por eso hemos promovido
la recuperación de este germoplasma único”.
Para Gloria Alicia Pérez Rodríguez, una de las siete
tesistas del proyecto, es la diversidad biocultural (diversidad
de especies y el asentamiento de culturas) la que evidencia la riqueza
del estudio: “El Totonacapan, región que estudié,
conserva un conocimiento tradicional con más de dos mil años
de historia, que ha pasado de generación en generación.
Nosotros rescatamos lo que ellos sabían de sus árboles”.
Para recuperar este conocimiento y proponer con él alternativas
productivas para los campesinos es necesaria la recuperación
de especies: “Tenemos que plantar, sembrar y propagar esas
especies para conservar lo que aún tenemos y apoyar económicamente
a los pueblos rurales de Veracruz”.
Otro tesista, Pompeyo Castillo Navarrete, critica que las comunidades
donde están esas masas forestales hayan sido invadidas desde
siempre con proyectos productivos importados, obligándolos
a plantar especies que no conocen, lo que redunda en el fracaso
de muchos proyectos. |