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A
través de un homenaje
Reconocen legado de Alfonso Medellín
a la arqueología veracruzana
David
Sandoval |
Alejandro
Córdoba Cevallos, vicerrector de Poza Rica-Tuxpan; Elka Fediuk,
directora del Área Académica de Artes;
Aníbal Guzmán Ávalos, director del SEA,
y Raúl Contreras, director de Comunicación |
Personaje
fundamental en la creación del Museo de Antropología
(MAX), investigador fundador del Instituto de Antropología
y maestro de varias generaciones en la Universidad Veracruzana, Alfonso
Medellín Zenil (1925-1986) fue homenajeado por colegas y discípulos
a través de una mesa redonda realizada en el museo que alguna
vez dirigió.
Luego de las palabras de bienvenida ofrecidas por la directora del
MAX, Sara Ladrón de Guevara, el director de Educación
Superior de la Secretaría de Educación de Veracruz,
José Luis Alcudia García, comentó que el maestro
Medellín "logró establecer una secuencia cronológica
cultural para los totonacas prehispánicos asentados en el centro
de Veracruz, y su legado comprende obras que son consultadas en bibliotecas
de todo el mundo", con lo cual le sigue dando presencia internacional
al estado de Veracruz.
En su ponencia "El maestro Medellín Zenil y su trabajo
de campo", Manuel Torres Guzmán, miembro del Instituto
de Antropología de la UV, rememoró las temporadas en
las que convivió, aprendió y trabajó como asistente
del homenajeado en diferentes sitios del estado de Veracruz, como
Remojadas, zona de gran importancia, dado que "en su cerámica
posee datos verdaderamente interesantes como la representación
de Ehécatl y Xipetotec". Y es que esta cerámica
encontrada por Alfonso Medellín ahora sirve como parámetro
para fechamientos y comparaciones con otras culturas.
Recordó también el trabajo de campo llevado a cabo en
la Isla de Sacrificios, en la cual Medellín pudo hallar vestigios
de la cultura totonaca; la labor en la zona de Quiahuiztlán,
donde realizaron varios hallazgos en las tumbas del sitio, en 1941;
la investigación en El Viejón, en el que encontró
material perteneciente al Preclásico tardío, así
como las incursiones en Villa Rica, donde desmontaron el sitio en
que se ubica la fortaleza edificada por el ejército de Hernán
Cortés y construyeron un pozo de exploración cercano
a la playa, junto a un paredón.
Tras reconocer que la obra crucial del arqueólogo recordado
es Cerámica del Totonacapan, la arqueóloga Bárbara
Stark aseguró que la región del centro de Veracruz fue
una fascinación profesional y personal para él. Asimismo,
dio cuenta de la primera vez que llegó al estado de Veracruz
y conoció al maestro Medellín, quien le prestó
"un mapa viejo que tenía marcados varios nombres de rancherías
ubicadas en el bajo Papaloapan", sin importarle que era apenas
una joven estudiante, recién conocida y extranjera. Por ello,
Stark admitió tener una deuda con el homenajeado por la confianza
que éste le brindó.
Sergio Vásquez Zárate, catedrático de la Facultad
de Antropología, explicó que durante la década
de los sesenta, cuando Medellín Zenil realizó sus investigaciones,
era clara la configuración cultural prehispánica de
Veracruz en tres grandes áreas: olmecas en el sur, totonacas
en el centro y huastecos en el norte; sin embargo, "con el avance
de las investigaciones, los datos y las evidencias recuperadas en
el centro de Veracruz han mostrado claras disociaciones cronológicas,
estilísticas y espaciales, lo que lleva a dudar del carácter
cultural homogéneo del Totonacapan".
También afirmó que el libro Cerámica del Totonacapan
es una obra extraordinaria para su época, que actualmente mantiene
su valor como texto de referencia básico para entender las
primeras cronologías sistemáticas de la región
central de Veracruz: "Es innegable que el volumen caracteriza
y define un amplio repertorio tipológico que, en términos
generales, mantiene una cronología relativa correcta."
Por su parte, Yamile Lira López, arqueóloga de la UV,
expresó en su ponencia "Los trabajos de Medellín
en la región del Maltrata: nuevos avances" que el arqueólogo
visitó esta zona de Veracruz hace 45 años, en 1961,
y a pesar de las pocas estancias que tuvo en el lugar, se dio tiempo
para hacer también trabajo antropológico. Una de las
investigaciones más importantes en la región es sobre
el monolito de Maltrata que el arqueólogo veracruzano trabajó.
También halló dos enterramientos cercanos. "El
estilo escultórico es típicamente totonaco de la época
clásica; los autores de los entierros fueron popolocas u olmecas
históricos".
Con el avance de las investigaciones, dijo, se ha constatado que el
trabajo de Alfonso Medellín en Maltrata tuvo varios aciertos
–por ejemplo, que el sitio tiene una periodo extenso que data
del Preclásico medio– y con los datos recabados por el
arqueólogo se han continuado los trabajos de exploración
en el área. |
En
el 20 aniversario luctuoso de Alfonso Medellín Zenil, diversos
académicos reunidos en el MAX reconocieron los aportes y
el trabajo realizado por el arqueólogo veracruzano. |
Un
recorrido por la vida y obra de Medellín
Durante la segunda y última jornada del homenaje, Annick
Daneels presentó la ponencia "Medellín Zenil
y los dioses narigudos", primer tema de investigación
que empezó a desarrollar la ponente a su llegada a México
en 1979, basado en el formato que había creado Medellín
Zenil diferenciando a los dioses narigudos en tres tipos: el grande
de tocado triple, el segundo tipo de tocado doble (con alas y con
cresta) y el tipo femenino con dos variantes de tocado: de alas
y el de banda.
En términos de estilo, añadió, la tipología
propuesta "quedaría perfectamente bien en lo que Medellín
llamó el tipo de cara triangular, que no se refiere a un
tipo de figurilla, sino a una tecnología, una forma de hacer
las piezas que empieza en el principio del Clásico y dura
todo el periodo. Podríamos decir que el dios narigudo quedaría
integrado dentro de un tipo de cara triangular que nace en el Clásico
temprano".
Los hallazgos recientes de la arqueóloga Daneels en el sitio
de La Joya, cercano a la localidad de El Tejar, Veracruz, respaldan
la teoría de Medellín Zenil que dice que los dioses
narigudos se encuentran en grupos y están particularmente
circunscritos en el sitio de Remojadas. "El dato fundamental
de estas figurillas es que están presentes en todos los niveles
jerárquicos: desde las pirámides y las grandes plataformas
palaciegas, hasta las unidades habitacionales de elite o las comunes
y corrientes. Eso refleja la gran importancia que tenían
esos dioses para la sociedad".
La directora del MAX, Sara Ladrón de Guevara, afirmó
que, a pesar de haber sido uno de los pocos arqueólogos que
encontró en contexto una vasija con bajorrelieve, Alfonso
Medellín no la consignó en sus resultados.
En esta intervención, la arqueóloga proyectó
imágenes de las cinco vasijas que forman la colección
del MAX. La primera procede del sitio El Zapotal, trabajado por
el maestro Manuel Torres. La segunda fue hallada en Remojadas por
Medellín, quien –reiteró– no hizo una
especial mención de esta pieza, "a pesar de su extraordinario
bajorrelieve y de la escasez de este tipo de material; sin embargo
en su obra clásica Cerámica del Totonacapan, el maestro
describe en el apéndice la excavación realizada en
esa sección y afirma que los materiales de las dos primeras
capas, en una de las cuales halló esta vasija, corresponden
todos al horizonte Clásico temprano". La tercera vasija
fue hallada por la doctora Waltraud Hangert, quien la consideró
como atípica. Las dos restantes –una perteneciente
al MAX y otra al Southwest Museum de Los Ángeles, California–
provienen del mismo molde, ya que tienen los mismos personajes y
la misma disposición, con ligeros detalles que las diferencian:
la escena evoca a otras esculpidas en El Tajín y en ella
se observa una procesión de personajes grandes que cargan
o enfrentan a personajes pequeños tanto humanos como animales.
En tanto, Judith Hernández Aranda, arqueóloga de la
UNAM, en su exposición "Arqueología histórica
de la Villa Rica de la Vera Cruz" destacó que probablemente
el periodo más fructífero en exploraciones para el
maestro Medellín Zenil haya sido entre 1950 y 1960, cuando
exploró el área que comprende desde el río
Cazones (por el norte) hasta el Papaloapan (por el sur), donde pudo
registrar cerca de 500 sitios arqueológicos. "Los innumerables
informes que presentó al Gobierno de Veracruz y al Instituto
Nacional de Antropología sobre su trabajo de campo fueron
el sustento de la tesis que presentó en 1957, para optar
por el grado de maestría en Ciencias Antropológicas",
texto que le permitió escribir otro: Cerámica del
Totonacapan.
Comentó que el homenajeado fue pionero en realizar arqueología
histórica en México, al recalcar la importancia de
Villa Rica como punto clave para la cronología arqueológica
de nuestro país, "por haber sido ocupado por los españoles
de 1519 a 1524 y porque sus vestigios son el símbolo material
de la Conquista". Estos hallazgos tienen gran trascendencia,
ya que el arqueólogo identificó los restos de la fortaleza
y dejó un plano de la cimentación, así como
una primera interpretación del sitio basada en materiales
arqueológicos.
Para finalizar con el homenaje, el antropólogo Roberto Williams
García, contemporáneo y compañero de Alfonso
Medellín, presentó una semblanza de la vida y obra
del maestro homenajeado que nació en Chicontepec, Veracruz,
y en cuya infancia aprendió a hablar náhuatl, conocimiento
que fue fundamental para su carrera y sus trabajos de interpretación.
En 1945, recordó Williams, ambos se prepararon para dirigirse
a la Ciudad de México y cursar estudios en la recién
creada Escuela Nacional de Antropología e Historia. Al regresar
a Xalapa, y durante toda una década (1950-1960), Medellín
Zenil realizó investigaciones en las que rescató monumentos,
y en el año de 1959 se montaron las primeras vitrinas de
lo que sería el Museo de Antropología.
Finalmente, Williams García destacó el trabajo de
Raúl Hernández Viveros, quien reunió todos
los artículos que comenzó a publicar Alfonso Medellín
desde 1957, año en que se fundó la revista La Palabra
y El Hombre, donde el maestro presentó periódicamente
los resultados de sus investigaciones. |
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