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Rehabilitar
bosque mesófilo de montaña, uno de los objetivos del
Labioteca-UV
Alma
Espinosa |
En
30 años, una de cada tres personas en el mundo habitará
en asentamientos clandestinos sin servicios, a menos de que los
gobiernos implementen políticas |
Las
semillas de especies destinadas a la reforestación son tratadas
en el vivero según sus necesidades de crecimiento.
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En
México, de 1993 al año 2000 se perdió el 90
por ciento de bosques mesófilos de montaña, cuya vegetación
es más diversa por unidad de superficie que la selva tropical.
Este ecosistema se desarrolla entre los mil y dos mil metros a nivel
del mar, y se encuentra en mayor proporción en los estados
de Chiapas, Oaxaca, Jalisco, Estado de México y Veracruz,
pero ocupa menos del uno por ciento de todo el territorio nacional.
En Veracruz –que es uno de los estados con mayor deforestación
de este tipo de bosque en todo el país, pero también
con más acciones de reforestación en los últimos
años–, lo encontramos en el Cofre de Perote, Coatepec,
Banderilla y en las zonas aledañas a Xalapa.
Ante su deforestación, resulta urgente trabajar para recuperar
este tipo de bosque, el cual brinda servicios ecosistémicos,
es un importante captor de dióxido de carbono (CO2), conserva
una gran biodiversidad y cerca de 85 mil personas dependen de él.
A la fecha se han identificado 403 especies del bosque que tienen
algún uso, de las cuales el 50 por ciento se utiliza como
medicina.
El segundo uso más socorrido es para la producción
de comestibles, le siguen la leña y los cercos vivos. De
acuerdo con Lázaro Rafael Sánchez Velásquez,
director del Laboratorio de Biotecnología y Ecología
Aplicada (Labioteca) de la Universidad Veracruzana (UV), se han
clasificado 24 tipos de usos, entre ellos el industrial y como plantas
de ornato.
Debido a la importancia de dicho ecosistema y a su acelerado proceso
de deterioro, todo el personal del Labioteca trabaja en un proyecto
interdisciplinario para restaurarlo, rehabilitarlo, reintroducir
especies en peligro de extinción y darle un uso para la población.
En este proyecto, que se trabaja desde una perspectiva ecológica
vinculada con la biotecnológica y enfocada al desarrollo
sustentable, además de los 11 investigadores, participan
estudiantes de licenciatura, maestría y doctorado de la UV
y de otras instituciones como la Universidad Nacional Autónoma
de México, informó Sánchez Velásquez,
quien precisó que los investigadores son especialistas en
virus, comportamiento de insectos, interacciones ecológicas,
marcadores moleculares, mecanismos de sucesión forestal y
servicios ecosistémicos.
Primeros
resultados
Desde hace años, los investigadores comenzaron de forma
individual las acciones para restaurar el bosque mesófilo,
pero, con el fin de lograr mejores resultados y de mayor impacto,
se integraron en un proyecto interdisciplinario que ya ha alcanzado
algunos avances: se ha trabajado para entender los procesos de
propagación de especies y proporcionar los mejores tratamientos
para que las semillas germinen de forma exitosa; por ejemplo,
se ha determinado qué tipo de semillas requieren calentamiento
y cuáles, enfriamiento, para que en invernaderos crezcan
las plántulas y se propaguen.
"Tratamos de desarrollar paquetes biotecnológicos
para entender y conocer desde la propagación hasta la parte
genética. Incluso, estamos buscando utilizar bioinsecticidas",
comentó el investigador. Y es que el bosque ha sido afectado
por la mosca de la fruta y por insectos que dañan el cedro
y el encino, utilizados éstos como leña, principalmente.
Luego de mencionar que, hasta la fecha, se han elaborado modelos
teóricos y matemáticos para utilizarlos en los procesos
de restauración y rehabilitación de bosques mesófilos
de montaña –modelos que han sido publicados en revistas
indexadas, nacionales e internacionales–, el director del
Labioteca explicó que, gracias a esta investigación,
han observado que en el occidente de México los bosques
de pino facilitan la incorporación de árboles de
bosque mesófilo (en Veracruz, los bosques de liquidámbar
son los que facilitan la introducción de otras especies).
Además, han visto que algunas especies no pueden crecer
en áreas completamente abiertas, por lo que necesitan sombra.
Estos estudios han sido de vital importancia, porque anteriormente
se moría hasta el 100 por ciento de las plántulas
introducidas.
Los universitarios también han analizado la reproducción
de plantas de ornato, como la magnolia; de hecho, desde hace cuatro
años se ha estudiado una población de esta planta
ubicada en Coyopolan, para reintroducirla en lugares donde ha
desaparecido.
Las primeras investigaciones han revelado que la semilla no germina
de forma rápida y que la planta puede tener un efecto de
bioinsecticida y anticancerígeno.
Los resultados de la investigación, que en parte será
financiada por la Comisión Nacional Forestal, el Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), la Fundación
Produce, el Consejo Veracruzano de Ciencia y Tecnología
(Covecyt) y el sector privado, ya se han dado a conocer en revistas;
además de que miembros del Labioteca, junto con investigadores
de otras instituciones, escribieron el libro Ecología,
conservación y manejo de los ecosistemas de montaña
en México, que próximamente será publicado.
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