Académicamente un la primera década de su formación, la actividad en el Centro de Investigaciones Biológicas giraba en torno a unos cuantos proyectos anuales, generalmente menos de 5, que sirvieron de atrayente de alumnos y de investigadores. Como muchas otras Instituciones de educación superior, al principio, el crecimiento del Centro y luego del Instituto le permitió fortalecer los proyectos y las líneas de investigación originales, pero con el paso del tiempo esta tendencia tomó un rumbo un tanto anárquico, al crecer el número de investigadores y diversificarse los intereses académicos individuales, si bien, generalmente, dentro del contexto de la biología. Naturalmente algunos investigadores y grupos de investigadores se aglutinaron y consolidaron en torno a líneas de investigación afines. Pronto surgieron dos enfoques de trabajo, el grupo de los biólogos “de campo” (de la conservación, ecólogos, etólogos, naturalistas, taxónomos entre otras disciplinas) y los biólogos “de laboratorio” (anatomistas, biomedicina, de biología molecular o de la reproducción, farmacología, fisiólogos, entre otras disciplinas). Es decir, con el tiempo, no solo se alcanzó un masa académica crítica, también se logró la diversificación en los proyectos, grupos y líneas de investigación, con proyectos en campos tan diversos como la Biomedicina, Biología de la reproducción, Biología molecular, Bioquímica, Botánica Conservación, Ecología del paisaje; Etología, Genética, Manejo y conservación de la vida silvestre, Microbiología, Neurofisiología, Zoología entre otros.