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Noti_infosegura: Sé responsable con la información que difundes, muchas veces es apócrifa y las consecuencias pueden ser graves

Y tú, ¿has compartido una noticia falsa, pensando que era verdadera?
Las repercusiones reales de la difusión de noticias que no tienen sustento con hechos reales no pueden ser medidas en el corto plazo, aunque la mayoría de los estadounidenses se dicen confiados en poder distinguirlas. Este tipo de informaciones ya han dejado casos de gente perturbada por lo que leyeron.
RUY ALONSO REBOLLEDO

Un estudio del Centro de Investigaciones Pew reveló que la mayoría de los estadounidenses afirman que las noticias apócrifas han dejado a la sociedad confundida sobre los hechos reales. El 64% cree que las noticias falsas logran una gran confusión, el 24% cree que se crea poca confusión y el 11% no cree que generen confusión.

No es un tema nuevo. Orson Welles dio una muestra de lo poderosas que pueden ser las noticias falsas. El 30 de octubre de 1938, Welles hizo que el mundo perdiera la cabeza al provocar pánico entre miles de radioescuchas en Estados Unidos que fueron convencidos por una emisión radiofónica que el mundo era invadido por seres extraterrestres.

En esa ocasión Welles interpretó, junto con la compañía teatral Mercury, la obra del escritor inglés H.G. Wells, “La guerra de los mundos”, adaptando la novela a una emisión radiofónica en formato noticioso desde el Estudio Uno de la CBS. La reacción del público no fue la esperada por el joven locutor que nunca imaginó que una noticia falsa impactaría de tal forma en la gente de Nueva York.

Alrededor de 78 años después, Paul Horner, un generador de noticias apócrifas en Facebook volteó de cabeza el mundo nuevamente durante las elecciones de Estados Unidos. Según estadísticas del Centro de Investigaciones Pew, 44% de los norteamericanos considera a Facebook como su principal fuente de noticias.

Las repercusiones reales de la difusión de noticias que no tienen sustento con hechos de realidad no sólo influenciaron la forma en la que los internautas se llenaban de información previo a las elecciones de Estados Unidos, sino que además dejó secuelas que aún no son perceptibles en la realidad, pero que comienzan a dejar claros ejemplos del poder de ese tipo de noticias.

Edgar Welch tomó su auto y manejó a Washington desde Carolina del Norte. En su agenda sólo existía una misión: rescatar a los niños que habían sido secuestrados para abusar sexualmente de ellos, ocultos en una pizzería. Una noticia generada en el calor de la campaña por la presidencia de Estados Unidos.

Welch dijo al diario norteamericano The New York Times que “La información no era 100% (acertada)”. Pero no desestimó completamente las versiones en la Internet sobre una red de tráfico de niños.

Para las pasadas elecciones estadounidenses, diferentes voces pronunciaron sus diversas preocupaciones sobre las noticias apócrifas y el impacto que podían tener las mismas en la vida de los que las leyeran, incluyendo el presidente estadounidense, Barack Obama y el Papa Francisco.

En un nuevo estudio de Centro de Estudios Pew, más de 64% de los estadounidenses adultos creen que las noticias falsas tienen un impacto real en la vida diaria además de que confunden a la sociedad sobre la realidad, la encuesta fue realizada entre 1,002 estadounidenses de todo tipo de niveles educativos así como niveles socioeconómicos y afiliaciones partidistas.

Según los resultados de la encuesta, cuatro de cada 10 se siente seguro de poder reconocer una noticia falsa cuando se topa con ella. Un 45% se siente menos confiado, pero igual cree que podría reconocerlas. Aunque este tipo de resultados no muestran la cantidad exacta de veces en las que los internautas se topan con noticias falsas, durante su navegación, parece que podrían tener control sobre la información que reciben.

Sin embargo, 23% de los encuestados admitió haber compartido en alguna ocasión alguna historia falsa, 14% admitió que compartió alguna noticia falsa con conocimiento de que no era legítima y 16% compartieron alguna noticia apócrifa, sólo para darse cuenta después de que no era verdad lo que habían compartido.

Edgar Welch de 28 años, se dirigió a la pizzería Comet Ping Pong a desmantelar la red prostitución que supuestamente se dirigía desde ahí, sabiendo que la información podría no ser del todo verídica, pero fue impulsado por la serie de rumores que sucedieron a la publicación de la información, cambio tecnológico, y la emoción embriagadora de la gente que usa redes sociales. La información apócrifa sobre la pizzería fue retuiteada más de 6,000 veces y fue creciendo hasta que un anónimo vinculó a John Podesta con rituales satánicos.

Según el diario norteamericano The Washington Post, Paul Horner, que ganó 10,000 dólares en un mes durante la campaña electoral en Estados Unidos gracias a la difusión de noticias apócrifas, dijo que el éxito de sus publicaciones depende directamente de que la gente no verifica nada en redes sociales.

Un estudio de la Universidad de Stanford difundido en noviembre, descubrió que los adolescentes no pueden distinguir la veracidad de lo que leen en internet. El 82% de los encuestados no pudo distinguir entre contenidos patrocinados e historias periodísticas reales, y que además juzgan la credibilidad de un tuit “noticioso” basado en qué tantos detalles contiene o si tiene una buena foto adjunta, y no en la fuente.

Aunque parezca que la responsabilidad sobre las consecuencias de las noticias apócrifas debería de recaer sólo en el autor y el medio que difundió dicha información, la realidad es que los lectores e internautas debemos un poco asumir que nosotros no convertimos en voceros de esa misma información. Al compartirla adquirimos parte de la responsabilidad ya que debemos asegurarnos de que cualquiera de nuestras publicaciones contenga información que se apegue de manera objetiva a los hechos. Es importante verificar, al final es difícil saber quiénes serán los receptores finales de la información, lo que complica poder dimensionar el impacto que esa información creará en el lector y así evitar la cadena de desinformación que se genera a partir de las noticias apócrifas.

ruy.rebolledo@eleconomista.mx

 

Fuente: http://eleconomista.com.mx/

Fecha de consulta: 04 enero 2017

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