En la nota pasada conversábamos sobre diversidad, término que se usa para diferenciar entre cosas, seres, grupos y personas. Nos enfocamos en la variedad de seres vivos, las condiciones particulares y lo que intercambian en el lugar donde viven, conocida como diversidad biológica.
Diversidad, también se refiere a los seres humanos, tanto a grupos como a individuos diferentes entre sí. No sólo radica en cómo nos vemos, es decir, en nuestras diferencias físicas, sino en las diferencias de nuestro contenido. En cómo vemos el mundo, cómo pensamos sobre nuestro entorno, tratamos y resolvemos problemas, las analogías que usamos, las metáforas, las herramientas que adquirimos, las historias de vida que portamos y todo aquello que nos hace mejores en lo que cada uno hace.
La diversidad se presenta de muchas maneras: en la edad, género, orientación sexual, raza, etnia, cultura, religión, geografía, discapacidad, estado socioeconómico, de personalidad, área de especialización, nivel de experiencia, estilo de pensamiento, conjunto de habilidades, experiencias a las que hemos estado expuestos, oportunidades que tuvimos y que no tuvimos. Al fin de cuentas, todos somos distintos.
Sin embargo, la diversidad no es suficiente para generar paz, hace falta aceptarla, respetarla e incluirla. Respetarla radica en considerar las diferencias, valorarlas, no tratar de cambiarlas, ni intentar obligar a otros ver el mudo como nosotros. Aceptarla es que las diferencias no nos separen y que tampoco nos afecten. Incluirla es dar respuesta a esa diversidad, modificar lo que sea necesario para que nuestras diferencias convivan en equidad.
La inclusión es un esfuerzo organizacional, se tiene que practicar hasta hacerla parte de nuestros hábitos. Los grupos o individuos con diferentes antecedentes pueden ser cultural y socialmente aceptados y bienvenidos, y tratados de manera equitativa.
La inclusión es un sentido de pertenencia. Las culturas inclusivas hacen que las personas se sientan respetadas y valoradas por lo que son. A menudo significa cambios en la mentalidad y en la percepción, esos cambios se observan fácilmente cuando se implementan: reuniones más cordiales, tránsito libre, espacio para la individualidad en los sitios de trabajo, acceso diferencial a las instalaciones o información en lenguajes igual de diversos que quienes pertenecen al grupo.
La inclusión no ve mayorías, su expresión democrática radica en integrar todas las diferencias para incidir en el bien común. El problema es que las instituciones en el mejor de los casos nos ven a todos como iguales, y desde que nacemos somos tratados como si fuéramos producidos en serie. Las escuelas nos uniforman, las dosis de medicamentos son todas iguales dependiendo de la edad, las sillas del cine todas del mismo tamaño… Usted puede encontrar más ejemplos.
Las personas con discapacidades están subrepresentadas en la fuerza laboral de cualquier disciplina. El trato que reciben es diferencial, muchas veces se destaca su participación sólo por el hecho de ser diferentes, más no se reconoce su rendimiento o aporte por lo valioso que es. Algunos pueden gustarle que su foto este en un muro, pero como a usted o a mi…puede que no. Una empresa no es incluyente sólo por contratar personas en distintas condiciones.
El proceso de inclusión involucra a cada individuo y hace que las personas se sientan valoradas como esenciales para el éxito de la organización. La evidencia muestra que cuando las personas se sienten valoradas, funcionan a plena capacidad y se sienten parte de la organización, comunidad o familia.
La ciencia también se beneficia de la diversidad y esto se multiplica si personas con una amplia gama de perspectivas se incluyen unas a otras. Esto tienen un gran potencial para mejorar nuestra capacidad de crear cosas nuevas ¿Por qué?
Existe evidencia que sugiere que los equipos que incluyen diferentes tipos de pensadores superan a los grupos homogéneos en tareas complejas, incluida la resolución mejorada de problemas, una mayor innovación y predicciones más precisas. Lo anterior conduce a un mejor rendimiento y resultados, cuando un equipo diverso tiene la tarea de abordar un problema dado.
Equipos científicos diversos e inclusivos pueden generar nuevas preguntas de investigación, desarrollar enfoques metódicos y analíticos para comprender mejor las poblaciones de estudio y ofrecer enfoques para la resolución de problemas desde perspectivas múltiples y contrastantes.
¿Quieres ser un científico de excelencia?
¡Pues practica la inclusión! Y que mejor manera que con la experta Mtra. Claudia Villar de la Dirección General del Área Académica de Artes de la Universidad Veracruzana, quien nos dará la Charla-Taller: “Vamos a jugar hacer teatro desde la inclusión”. Aprenderemos a fortalecer vínculos sin importar nuestra condición y a desarrollar nuestra cultura de la inclusión.
Te esperamos el sábado 9 de noviembre a las 11:00 de la mañana, en el Museo de Antropología de Xalapa. Es totalmente gratis y está dirigido al público de todas las edades.
Informando con ciencia para Oliva Noticias Multimedios.
Gladis Yañez y Rodrigo López
Sábados en la Ciencia
@SabadosenlaCienciaXal
