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Nota: La era plástica

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Publicado por Oliva Noticias en Miércoles, 27 de mayo de 2020

 

Cuando inventamos el plástico en 1860, sólo podíamos ver beneficios a futuro: un mundo sin moho, ni óxido y lleno de color. Su primer uso fue sustituir al marfil en las bolas de billar, marfil que se obtenía de animales silvestres como el elefante. Una maravilla.

El plástico inició la industria cinematográfica, permitió alargar el tiempo de almacenamiento de los alimentos y su aporte al desarrollo de la humanidad fue inimaginable. Pero hubo un problema: ¿Qué  hacer con ellos cuando su vida útil termina?, y una gran parte de ellos, tiene una vida útil tan efímera que prácticamente ya son residuos cuando salen de la fábrica.

Los plásticos son materiales económicos, livianos, fuertes, duraderos, resistentes a la corrosión, con altas propiedades de aislamiento térmico y eléctrico. Los diferentes tipos de polímeros (moléculas que forman los plásticos) y la versatilidad de sus propiedades, permiten que  se utilicen para hacer una amplia gama de productos que han facilitado avances médicos y tecnológicos, ahorro de energía y muchos otros beneficios sociales.

Como consecuencia, la producción de plásticos ha aumentado sustancialmente en los últimos 70 años. Pasando de alrededor de medio millón de toneladas en 1950 a casi 400 millones en la actualidad.

Además, los plásticos están acompañados de productos químicos (aditivos o no), que son potencialmente tóxicos. Por ejemplo, el plomo y el tributil estaño en cloruro de polivinilo (PVC), ftalatos y el bisfenol A (BPA), los cuales tienen efectos adversos en los animales o poblaciones humanas.

El BPA y los ftalatos se encuentran en muchos productos: en dispositivos médicos, envases de alimentos, perfumes, cosméticos, juguetes, materiales para pisos, computadoras y CD, y pueden representar una porción significativa del objeto de plástico.  Los ftalatos pueden filtrarse de los objetos al ambiente, porque no están unidos químicamente a la matriz plástica, y han atraído especial atención debido a sus altos volúmenes de producción y su amplio uso.

Los ftalatos y BPA se han encontrado en en ambientes acuáticos, en el polvo doméstico y en el aire.

Existe una considerable preocupación por los efectos adversos de estos químicos en la vida silvestre y en los humanos, sumada a  nuestra superada capacidad de disposición de desechos en relleno sanitarios. Por lo tanto, desde varias perspectivas, parece que nuestro uso y disposición actual de los plásticos es motivo de preocupación.

Cantidades enormes de plástico se han acumulado en el medio ambiente y en los rellenos sanitarios. Alrededor del 10 por ciento del peso de los residuos municipales es plástico. El volumen puede ser extremadamente mayor ya que el plástico pesa muy poco comparado con otro tipo de residuos. Su manejo inadecuado produce contaminación accidental de suelos, se transporta a las corrientes de los ríos y, en última instancia llega al mar por arreste del agua de lluvia y por las inundaciones.

Desde la década de 1960 hemos escuchado de cadáveres de aves marinas recolectadas con el estómago lleno de plásticos. Podemos encontrar residuos plásticos desde de las costas desde los polos hasta el Ecuador y desde las playas hasta las profundidades del mar.

Como consecuencia, los plásticos representan una proporción considerable (50–80%) de los desechos de la costa. Las cantidades son variables en tiempo y espacio, pero estamos hablando de número enorme de objetos por kilómetro cuadrado.

Los plásticos flotan cuando recién llegan a las costas, pero con el tiempo se ensucian, la vida marina los coloniza y se llenan de sedimentos, lo que provoca que se vayan al fondo marino. Estos fondos pueden llegar a estar muy lejos del sitio donde se usó el plástico. Existen muy pocos datos de cuánto plástico se ha acumulado en el lecho marino, pero se sabe que ahí las tasas de degradación pueden ser especialmente lentas debido a la oscuridad y el frío.

Mientras el plástico siga en este mundo, nada le impide cambiar de lugar, las corrientes submarinas pueden remover estos escombros y regresarnos el plástico ahí depositado en cualquier momento. Se han encontrado desechos de plásticos que cayeron de un accidente aéreo, en el estómago de un albatros 60 años después de que el avión se estrellara.

Los desechos plásticos causan problemas estéticos y también presentan un peligro para las actividades marítimas, incluidas la pesca y el turismo. Los plásticos flotantes pueden colonizarse rápidamente y, dado que pueden persistir en la superficie del mar durante períodos sustanciales, facilitan el transporte de especies no nativas o invasoras.

Se ha informado de cerca de 300 especies de animales silvestres, incluidos invertebrados, tortugas, peces, aves y mamíferos (tanto marinos como continentales) que ingieren o se enredan en desechos plásticos, lo que da como resultado que tanto su movilidad como su alimentación se vean afectadas, se disminuya su reproducción, y sean víctimas de laceraciones, úlceras y una muerte prematura.

Un área de particular preocupación es la abundancia de pequeños fragmentos de plástico o micro plásticos. Se han identificado fragmentos tan pequeños como 1,6 µm en algunos hábitats marinos, y parece probable que haya piezas aún más pequeñas por debajo de los niveles actuales de detección.

Hay micro plástico que se fabrica así, están incluidos en abrasivos de limpieza industrial y doméstica, pero también se originan como subproducto (polvos) de otros plásticos. Estos micro plásticos son ingeridos por pequeños invertebrados marinos, filtradores y detritívoros, por ejemplo los mejillones pueden retener este plástico durante más de 48 días, tiempo suficiente para pasarlo al siguiente en la cadena alimenticia.

Se necesitará más trabajo para establecer como afecta el transporte de contaminantes plásticos a organismos que viven en el medio ambiente natural. Así como de la medida en que estos productos químicos podrían transportarse a lo largo de las cadenas alimenticias hasta llegar a nosotros.

Sin embargo, ya existe evidencia clara de que los químicos asociados con el plástico son dañinos para la vida silvestre. Estos muestran que los ftalatos y el BPA afectan la reproducción en todos los grupos de animales estudiados y perjudican el desarrollo en crustáceos y anfibios. Los moluscos y los anfibios parecen ser particularmente sensibles a estos compuestos, en contraste, la mayoría de los efectos en los peces tienden a ocurrir a concentraciones más altas.

En cuanto a los efectos adversos del plástico en la población humana, existe una creciente cantidad de literatura sobre riesgos potenciales para la salud. Se sabe que una gama de productos químicos que se utilizan en la fabricación de plásticos son tóxicos, pero se mantienen como secretos de fabricación. Por lo que los estudios se enfocan en los más conocidos como los ya mencionados.

Estos estudios indican diferencias según la ubicación geográfica y la edad, con mayores concentraciones de estos químicos en niños pequeños. Si bien la exposición más común a ellos es a través del polvo doméstico, parecería que al menos para algunos ftalatos (por ejemplo, ftalato de dietilhexilo, DEHP), es a través de los alimentos y, en menor medida por el uso de medicamentos orales que los contienen.

Hay muchos aspectos desconocidos de nuestra interacción con los plásticos. Pese a eso, cantidades sustanciales de plásticos se desechan diariamente.  Se ha demostrado que los plastificantes y otros productos químicos aditivos se lixivian, esto quiere decir que se descomponen en sustancias líquidas y escurren de los rellenos al subsuelo. Lo anterior puede presentar una fuente significativa de contaminantes, como el BPA, que está llegando a los ambientes acuáticos.

¿Qué podemos hacer?

Para solucionar el problema de los plásticos es necesario establecer medidas industriales, políticas y ciudadanas. Sopesar los beneficios sociales y económicos frente a las preocupaciones ambientales y de salud. Lo anterior no es nada sencillo, los expertos sugieren empezar a enfocarse en temas específicos.

Ejemplos de soluciones específicas son: a) exigir mayor seguridad para la salud en la fabricación de los polímeros, b) promover la reducción de materias primas tóxicas, c) instalar como prácticas cotidianas la reutilización y el reciclaje, d) Promover la separación de residuos, un vertido especializado, e) evitar los derrames industriales, f) establecer medidas para reducir la producción de nuevos plásticos a partir de petróleo; g) establecer medidas para reducir la cantidad de desechos plásticos en el entorno natural, h) promover el uso de biopolímeros, polímeros biodegradables y compostables.

Respecto al último inciso, existe una idea errónea popular de que los plásticos degradables y biodegradables ofrecen una solución. Sin embargo, es poco probable que la mayoría de estos materiales no se degraden rápidamente en los hábitats naturales, y que muchos de ellos simplemente se desintegran en piezas pequeñas que no son en sí mismas más degradables que el plástico convencional. Por lo que su uso en objetos “desechables” también debe limitarse y preferir sólo objetos que puedan compostearse en casa.

Durante los 20 años que llevamos del Siglo XXI, hemos producido más de todo el plástico que se produjo en el siglo anterior. De seguir así, debemos prepararnos para un futuro incierto para el que cada uno de nosotros ha puesto su granito de plástico.

Informando con ciencia para Oliva Noticias Multimedios

Gladis Yañez y Rodrigo López

De Sábados en la Ciencia

 

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