💡 #InformaciónConCiencia Neuronas en todo el cuerpo, una sonrisa por ello
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Sábados En La Ciencia #OlivaNoticias #MultimediosPublicado por Oliva Noticias en Miércoles, 19 de agosto de 2020
El sistema nervioso controla todo lo que hacemos desde respirar y caminar hasta pensar y sentir. Todos los animales tenemos un sistema nervioso (con excepción de las esponjas (filo Porifera) que no tiene), pero no todos son igual de complejos.
El sistema nervioso de los vertebrados y en particular el del ser humano, integran un eje cerebro espinal (cerebro y médula espinal) y los nervios. Este sistema comunica las diferentes partes del cuerpo y permite controlar lo que sucede en un organismo. Sin el sistema nervioso, nuestro cerebro sería solo una papilla. No sabría nada de lo que está sucediendo en el mundo exterior y no podríamos responder a ello.
El cerebro y la médula espinal forman el sistema nervioso central. Mientras que todo el conjunto de nervios forma el sistema nervioso periférico. En primero participan el encéfalo, que comúnmente llamamos cerebro con sus hemisferios cerebrales, el bulbo raquídeo, el cerebelo y la médula espinal. En estos órganos se distinguen dos tipos de tejidos: la sustancia blanca y la sustancia gris.
La sustancia blanca puede estar interna en el cerebelo como en los hemisferios cerebrales y externa en la médula y en el bulbo. Las neuronas que la integran tienen una capa aislante conocida como vaina de mielina. Esto permite a los impulsos nerviosos viajar más rápido con menos energía.
Pero las neuronas no producen su propia mielina, lo hacen las células gliales. Estas células, no sólo producen mielina para rodear parte de la neurona. También pueden eliminar los microbios y ayudar a suministrar nutrientes a las neuronas.
La sustancia gris está compuesta por los cuerpos celulares de las neuronas y su densa red de dendritas. La podemos ver en el centro de la médula espinal y en la delgada capa externa de los hemisferios cerebrales, comúnmente conocida como corteza. Sus neuronas carecen de mielina y se la relaciona más con el procesamiento de la información.
Varias especies de mamíferos tienen diferencias en la distribución de estos tejidos entre los individuos de sexo diferente. Los machos generalmente tienen más materia gris, mientras que las hembras tienen más materia blanca.
Claro está que el protagonista del sistema nervioso central es el cerebro. El cerebro es el órgano que más energía usa de todos los que contiene nuestro cuerpo. Gasta más del 20% de las reservas de energía disponible. Incluso cuando estamos dormidos el cerebro trabaja arduamente. Parte de ese trabajo incluye mantenernos vivos y otro tanto mantenerse en restructuración constante a medida que aprendemos. Si le damos suficiente que aprender, se establecerán nuevas conexiones neuronales que aumentarán su densidad.
Los nervios se conectan al sistema nervioso central a través del encéfalo y la médula espinal. 12 pares de nervios craneales se conectan directamente con el encéfalo y 31 pares de nervios raquídeos con la médula.
Los nervios se ramifican por todo el cuerpo. Son como cables que transportan señales o impulsos de comunicación por todo el cuerpo. Dentro de cada nervio hay un haz de fibras nerviosas. Algunos nervios son realmente largos, como el nervio ciático, el más largo del cuerpo. Va desde la médula espinal hasta los dedos de los pies a cada lado del cuerpo. El órgano con la mayor abundancia de terminaciones nerviosas es la piel.
Las células nerviosas se llaman neuronas. Existen varios tipos de neuronas, la que típicamente se utiliza para representarlas se llama neurona motora. Cada neurona motora tiene tres partes importantes: el cuerpo celular, las dendritas y el axón. Las dendritas son ramas del cuerpo celular principal. Se comunican con las dendritas de la neurona vecina a través de la sinapsis. Estas células se agrupan en las fibras que componen los nervios. Otro tipo de neurona es la sensorial, está tiene dendritas en ambos lados de su cuerpo, en lugar de en un lado, como en el caso de las motoras.
Las neuronas, en general, no pueden dividirse ni reemplazarse a sí mismas. Esto significa que el daño a los nervios suele ser permanente. Aunque se han descubierto neuronas en el cerebro que en cierto momento del desarrollo pueden hacerlo, en general no lo hacen. Perdemos neuronas a medida que envejecemos, comenzando alrededor de los 20 años en los humanos. Una de cada diez neuronas se habrá ido cuando cumplimos 75 años, perdiendo entre 1 y 2 gramos de peso cada año. Si no las cuidas puedes perder muchas más.
Para que no te asustes mucho, considera que el cerebro tiene aproximadamente 100 mil millones de neuronas, aun así, hay que cuidarlas. Por el contrario, la médula espinal solo tiene aproximadamente 13.5 millones de neuronas en toda su longitud, por lo que hay que cuidarla aún más.
Los nervios tienen varias funciones que podemos agrupar en dos: excitable y conductora. La función excitable responde a distintos agentes: electricidad, golpe, caricias, pinchazo, sabores, etc. Como puedes ver, los nervios conducen diferentes estímulos: motores (nervio motor), sensitivos (nervio sensitivo), o ambos a la vez (nervio mixto).
Los nervios motores permiten al cerebro controlar nuestros músculos. El cerebro envía señales a través de los nervios motores para decirle a nuestros músculos que se expandan o contraigan para que podamos movernos, por ejemplo.
La transmisión de señales más rápida en el cuerpo ocurre en las motoneuronas alfa dentro de la médula espinal. Transmiten una señal a 431 kilómetros por hora (k/h). La transmisión de señal más lenta es dentro de la piel a 1.6 k/h.
La transmisión de la señal se da mediante impulsos eléctricos. Estos son activados por iones o señales químicas que pasan a través de canales en la neurona. Los iones que son importantes en la señalización química incluyen sodio, potasio, cloruro y calcio.
Los nervios sensoriales llevan las señales al cerebro para informarle sobre lo que está sucediendo en el mundo exterior. Vienen de nuestros cinco sentidos: piel (tacto), ojos (vista), lengua (gusto), nariz (olfato) y oídos (oír). En cada caso, las señales solo van en una dirección: las señales de los nervios motores viajan desde el cerebro hasta el músculo y las señales de los nervios sensoriales viajan desde los sentidos hasta el cerebro.
Dentro del sistema nervioso periférico también hay dos conjuntos principales de nervios: el sistema nervioso autónomo y el sistema nervioso somático. El sistema nervioso autónomo, funciona como su nombre lo indica: automáticamente. No tenemos que pensar en lo que él hace, el cerebro lo hace todo por nosotros. Se necesitaría mucha concentración si tuviéramos que decirle constantemente a nuestro corazón que lata o a nuestro sistema digestivo para que libere ciertas enzimas. ¡Estamos seguros de que muchos olvidaríamos respirar y estaríamos muertos en poco tiempo! Afortunadamente, el sistema nervioso autónomo se encarga de esto por nosotros.
Mientras que el sistema nervioso somático, si depende de nuestras decisiones y que lo controlamos activamente: para saltar o saludar, por ejemplo.
También existen ciertos movimientos involuntarios (el reflejo rotuliano, por ejemplo). Para que dicho movimiento se produzca, es preciso que haya: 1) excitación de las terminaciones nerviosas de la piel (órgano receptor), 2) transmisión de un estímulo hasta un centro (estímulo centrípeto), y 3) elaboración de una orden motriz hasta los músculos por medio de un nervio motor (estímulo centrífugo).
A veces necesitamos movernos tan rápido que nuestro cerebro no tiene tiempo para pensar. Entonces nuestro cuerpo simplemente pasa por alto el cerebro. Esto sucede cuando tocamos algo caliente. Nuestra mano se mueve realmente antes de que el cerebro se lo indique. El cerebro eventualmente descubre lo que está pasando, pero nuestro cuerpo ha hecho lo necesario y se movió primero para alejarnos del peligro.
En el reflejo rotuliano, se pone a prueba la salud de sus reflejos por su médico golpeando su rodilla en un lugar determinado para ver si su pierna se mueve como es de esperarse. El estímulo nervioso aparenta reflejarse sobre el centro nervioso como la luz en un espejo, de donde surge el nombre dado a estos movimientos involuntarios (reflejos). El reflejo es un acto automático independiente de la voluntad. Están coordinados y presentan una gran utilidad para los animales, no están controlados por el cerebro, sino por un arco reflejo.
Otro control extra cerebral es el sistema nervioso entérico que controla al intestino, la digestión y las deposiciones. Es difícil de convencer por el cerebro, sé que lo has intentado.
Los hemisferios cerebrales y particularmente la sustancia gris, son la sede de la sensibilidad consciente, de los movimientos voluntarios y como ya lo sabes, de la inteligencia.
Las sensaciones que corresponden a la información suministrada por los diferentes órganos de los sentidos, se elaboran en zonas localizadas. La zona de origen de las órdenes motrices, está situada en una circunvolución de la región frontal. Por el contrario, la inteligencia no se localiza, y se cree que toda la sustancia gris interviene en la elaboración del pensamiento.
No existe una vida feliz sin un perfecto funcionamiento del sistema nervioso. Por ello debemos buscar las condiciones de vida que permitan mantener en buen estado nuestro sistema nervioso ¿Existen métodos que permitan reforzar el sistema nervioso?
Lo primero es conocer bien a nuestro sistema nervioso, eso implica revisar el árbol familiar para saber si hay algo por ahí de lo que deberíamos preocuparnos en específico (enfermedades hereditarias o predispuestas, diabetes, cardiopatías, entre otras), revisar nuestra historia personal (accidentes, traumas, enfermedades…) y observarnos rutinariamente, ante cualquier cambio que notemos, tranquilizarnos y acudir a un chequeo con él o la profesional de la salud de nuestra preferencia.
¿Por qué debemos tranquilizarnos? La inquietud y la tristeza afectan la salud del sistema nervioso. También lo hacen los esfuerzos intelectuales exagerados, la sobreinformación y la agitación de la vida en las grandes ciudades. Conocer lo qué y cómo lo daña también nos ayuda a cuidarlo.
Si ya descartamos cualquier enfermedad, debemos mantener la salud buscando el bienestar. Esto es a través de hábitos aparentemente sencillos: evitar la monotonía en el trabajo, dormir suficientemente (ni más ni menos, 8 horas para un hombre adulto, 9 horas para una mujer, 10 horas para un adolescente y un par de horas más para los niños), hacer ejercicio, pasar temporadas en lugares tranquilos, evitar actividades nocturnas diferentes a dormir, alimentarse bien, evitar las drogas (legales e ilegales) y los medicamentos sin prescripción médica.
Sabemos que durante el confinamiento por covid19 se ha insistido mucho en mantener una buena alimentación. Esto es porque no es suficiente comer, sino comer bien, la presencia de ciertas sustancias en los alimentos es indispensable para el bienestar del sistema nervioso: las vitaminas del complejo B, vitamina C, Calcio, Magnesio, Fósforo y Zinc. Te recomendamos incorporarlas a través de la alimentación, con una dieta rica en frutas, verduras, oleaginosas, leguminosas, huevo, pollo, res, pescado. Además, mantenerte hidratado.
Organiza tu rutina, haz un plan de trabajo (incluso del trabajo en el hogar), mantén regularidad en las horas de sueño y en las comidas. Realiza prácticas de higiene mental, sirve la meditación o la oración y no hagas caso de las críticas (ya sean externas o internas) o comentarios mal intencionados. Mantente activo y alegre, persigue objetivos realistas, evita exigirte de más. Está demostrado que las personas alegres y que se alejan del egoísmo tiene un sistema nervioso más saludable. Pero recuerda que el cerebro es difícil de engañar, la alegría es una condición distinta al optimismo irracional.
Para finalizar, los primates, incluidos los humanos, tenemos un grupo de neuronas llamadas neuronas espejo. Estas son las responsables de que algunos comportamientos sean contagiosos, como bostezar, pero también de que cuando sonreímos o vemos sonreír a otra persona, nos sintamos más felices. El simple hecho de sonreír sinceramente desencadena una oleada de actividad neurológica positiva, reduce el estrés y mejora el estado de ánimo.
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Gladis Yañez y Rodrigo López de Sábados en la Ciencia
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