Universidad Veracruzana

La vida se experimenta a través de los sentidos, es tan fascinante que desde nuestros orígenes hemos querido ir más allá. Por ejemplo, el sentido de la vista ¡es extraordinario! A través de nuestros ojos podemos procesar alrededor de 36,000 piezas de información por hora. Los ojos capturan las imágenes y las  entregan eficientemente al cerebro para que las procese, contextualicé y evalué, en tan corto tiempo, que podemos decir que es en “un instante”.

Así es como conocemos y entendemos nuestro medio, los rostros de nuestros seres queridos, el arte, la escritura y también los peligros que nos acechan. Si logramos vivir el promedio de vida humano, nuestros ojos procesarán 24 millones de imágenes: en general, contribuyendo al 85 por ciento de nuestro conocimiento. En pocas palabras, el sentido de la vista es responsable de configurar cómo reaccionamos a los entornos en los que vivimos.

Nuestros ojos son tan geniales que pueden reconocer una fuente de luz en la oscuridad tan diminuta como una linterna de mano desde hasta 23 kilómetros de distancia (en condiciones atmosféricas perfectas, es decir sin neblina o contaminación). En una noche clara y fuera de la ciudad, podemos ver millones de estrellas que se encuentran en galaxias muy, muy lejanas.

Nuestros ojos poseen los músculos más fuertes del cuerpo en relación con tamaño ¡son uno de los órganos más poderosos que poseemos! Pero como ya sabemos, no para todos es igual. Algunos vemos los colores diferentes, otros nacemos con problemas de visión como la miopía y el astigmatismo o incluso otras afecciones más serias. Con los años o los malos hábitos, nuestra visión va disminuyendo.

Lo anterior, y la curiosidad por conocer mejor aquello que no podemos aprehender con los sentidos, llevó a la humanidad a experimentar de muchas formas para lograrlo. Pero no fue sino hasta que inventamos el vidrio y empezamos a mirar a través de él, que surgieron los principios de lo que sería la microscopia.

La microscopia se dedica al desarrollo de técnicas y métodos destinados a hacer visibles objetos, que por su pequeñez, están fuera del rango de visión del ojo normal. Los primeros microscopios simples, en realidad eran sólo lupas, con una potencia, generalmente alrededor de 6 a los 10X (la X significa el amento, en este caso la imagen del objeto puede verse de 6 a 10 veces más grande que su tamaño real).

Con esta resolución alcanzábamos a ver cosas muy interesantes, que, a pesar de ser muy comunes, nunca habían sido observadas a detalle: ¡las pulgas! y otros pequeños insectos. Por ello las primeras lupas se llamaban antipulgas.

Las lentes se pusieron de moda. Un día, Zacharias Janssen y su padre Hans, dos inquietos holandeses, jugando con las lentes que fabricaban y vendían, ¡inventaron el microscopio compuesto! Encimaron dos lentes y descubrieron que el objeto que observaban se veía mucho más agrandado que sólo con una lente.

Galileo, quizás inspirado por ellos, también experimentó, describió los principios de las lentes y los rayos de luz. Sus aportaciones mejoraron tanto al microscopio como al telescopio ¡porque le encantaba observar el cielo!

Cincuenta años después de que Galileo enfocara cuerpos celestes nunca vistos, Anthoni Van Leeuwenhoek encontró su propio universo manoseando esquinas, grietas, piedras, animales y pelusas por toda su casa persiguiendo cosas diminutas con sus lentes.

Leeuwenhoek, era un comerciante holandés, se interesó mucho por las lentes mientras contaba los hilos de las telas que compraba y vendía. Se interesó tanto que aprendió a hacer lentes, mientras las pulía y pulía, experimentaba con sus tamaños y curvaturas. Y a fuerza de tallar y tallar ¡logró microscopios pudieron aumentar hasta 270X los objetos!

Con ello pudo ver cosas que nadie había visto: bacterias, levaduras, células sanguíneas, muchos pequeños animales nadando en una gota de agua y muchísimas más diminuteses, principalmente seres vivos. Por ello son considerado como el padre de la microbiología ¡Era un tipo genial! Después de él, el asunto siguió desarrollándose hasta nuestros días y hoy podemos ver cosas tan pequeñas que nuestros antepasados sólo imaginaron…

¡Ven y descúbrelas! en la charla-taller de la Dra. Greta H. Rosas Saito y el Mtro. Alexandro G. Alonso Sánchez ambos del Instituto de Ecología A. C. titulada ¿Qué es lo más pequeño que puedes ver? Donde nos contarán más acerca de los microscopios, en particular sobre el funcionamiento del microscopio electrónico de barrido y su uso en el estudio de todo lo que está vivo.

¡No te lo pierdas! Te esperamos el sábado 26 de octubre, a las 11:00 en punto, en el Museo de Antropología de Xalapa.  La entrada es libre y está dirigido al público de todas las edades.

Informando con ciencia para Oliva Multimedios.

Gladis Yañez y Rodrigo López
Sábados en la Ciencia
@SabadosenlaCienciaXal