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Sábados En La Ciencia #OlivaNoticias #MultimediosPublicado por Oliva Noticias en Miércoles, 2 de septiembre de 2020
Escribir sobre desarrollo sustentable, es complicado. Principalmente porque es un tema muy amplio, se compone de dos términos que describen aspiraciones totalmente contrarias en las condiciones actuales del planeta: desarrollo y sustentabilidad.
Considera que “sustentabilidad”, resumiendo las palabras del Dr. Arturo Guillaumin, Investigador del Instituto de Investigaciones Educativas, Económicas y Sociales de la Universidad Veracruzana y experto en este tema, es una cualidad planetaria que se observa de forma emergente en todos los organismos vivos, incluso en algunas sociedades humanas, que mantiene la vida en el planeta.
Mientras que el “desarrollo sustentable” como bien sabes, surge de las Naciones Unidas como un modelo a seguir por el “desarrollo económico”. Fue propuesto y descrito en el Informe de la Comisión Bruntland en 1987 como «un desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades», después de la revisión y aprobación de las Naciones Unidad y conciliando los intereses de todos sus miembros, entre los que se encontraban las naciones más industrializadas del planeta.
Antes del Informe Brundtland, seis corrientes de pensamiento prominentes se encargaban de analizar factores relacionados, separadas pero relacionadas desde 1950. Estos grupos de investigadores y pensadores, estudiaban y discutían sobre fenómenos como las interrelaciones entre la tasa de crecimiento de la población, el uso de recursos y la presión sobre el medio ambiente. De ellas surgen conceptos como capacidad de carga ecológica, capital natural, biosfera, decrecimiento, crecimiento lento y ecodesarrollo, entre otros no tan famosos como el “desarrollo sustentable”.
A pesar de su falta de popularidad en el discurso de Naciones Unidas, cada una de estas líneas de pensamiento se desarrolló completamente antes de que se usara la palabra «sustentable». Como podrás observar, estos conceptos proponen opuestos fundamentales al “desarrollo” (como nos lo han pintado). Contribuyeron con el fortalecimiento de la ciencia que conocemos como ecología, y se basan en conceptos físicos, excluyendo los valores normativos del contexto histórico.
Algunos conceptos como ecodesarrollo, que incluyen valores como la equidad, una amplia participación en la gobernanza y la instalación de gobiernos descentralizados, fueron recuperados muy pronto por Naciones Unidas. De este modo son aspectos que el actual “desarrollo sustentable” ha tratado insistentemente.
Una de las primeras apariciones del término “sustentabilidad” en el contexto del futuro de la humanidad fue en 1972, en un libro británico titulado Blueprint for Survival (Un plan para la supervivencia). Un texto ambientalista que llamó la atención sobre la urgencia y la magnitud de los problemas ambientales del momento. Para 1974 se le escuchaba en los discursos ambientalistas de Estados Unidos para justificar el requerimiento de una economía «sin crecimiento».
Después de 1978, el término “desarrollo sustentable” comenzó a usarse no sólo en artículos e informes tecnológicos, sino también en documentos de política que culminaron en el informe de la reunión cumbre del Grupo de los Siete en 1989. De esta reunión surgieron las estrategias para lograr un “desarrollo sustentable” global, que integraron el Programa 21, que se pretendía alcanzar antes del año 2000.
El Grupo de los Siete o G-7, está compuesto por siete de los países del mundo con mayor peso político, económico y militar, actualmente y aún más a finales del Siglo XX. Lo integran: Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido. Participan como observadores la Unión Europea, la Mancomunidad de Naciones, Comunidad de Estados Independientes, Liga Árabe y la República Popular China. Los países del G-7 representan más del 64 % de la riqueza global.
La historia es mucho más larga y amplia de lo que te hemos contado aquí, no nos cabe en una nota, te invitamos a buscar más en fuentes confiables. Algo importante que debemos comprender de la propuesta del Informe de la Comisión Bruntland de 1987, es que respondió a un contexto diferente al actual, bajo presiones y conveniencias políticas que es necesario desafiar ahora mismo para reformar el concepto y las estrategias para lograrlo.
Pongamos un ejemplo, simplificando el concepto de “sustentabilidad” a la capacidad que tiene el planeta de sostener la vida que lo habita en condiciones “óptimas”, pero toda la vida y no sólo la humana. Imaginemos que el planeta es un autobús turístico de súper lujo. Un autobús que no requiere nada, lo tiene todo: el combustible son sus ecosistemas y sus mecánicos se encuentran entre todas las especies que transporta, a veces más de una especie tienen la misma función por si las dudas. Además, tienen la capacidad de producir repuestos de todo tipo, mantenimiento completo y en movimiento ¡Así de sorprendente es nuestro planeta! La forma en que funciona es la sustentabilidad.
Ahora, simplificando el concepto de “desarrollo” a la capacidad mantener un bienestar humano equitativo, donde todos los que habitamos el planeta tengamos lo suficiente para vivir bien y un poco más (si es posible). Aquí sí: sólo nos estamos refiriendo a la humanidad, nunca escuché a un escarabajo exigiendo un buen salario por sus servicios ecosistémicos para comprarse un auto del año. En nuestro ejemplo sería que todos pudiéramos viajar disfrutando del lujo del autobús.
El autobús ya está en ruta, en un viaje por un bello paisaje hacia un destino soñado (en el lugar que prefieras).Y el “desarrollo sustentable” es hasta donde nuestro autobús puede seguir viajando con nosotros a bordo. Podrás imaginar que con un transporte que se autorrepara y produce su propio combustible podríamos llegar, felices y contentos, hasta donde queramos ¿no es cierto?
¿Pero qué ha pasado? ¿Seguro has viajado en un autobús turístico alguna vez? Hay personas quieren llevar demasiado equipaje, en cada parada compran un recuerdito, no les importa que el equipaje de otros no quepa o que ni los mecánicos se puedan subir. Hay personas que no se acomodan bien, utilizando más que su asiento, van al baño y no racionan el papel, ni el jabón, ni el agua, dejando a los demás sin estos servicios, no le bajan a sus desechos (aromatizando todo el autobús con ellos), tiran basura, dejan boronas de comida, se acaban el café y no ponen más ¿qué más te ha pasado en este tipo de viajes?
En resumen, el ser humano ha tomado todos los lujos para sí y no deja espacio para que otras especies viajen ¡Incluso a quienes le daban el mantenimiento al autobús! Sabemos que nunca se habían extinguido tantas especies como ahora, todos ellas fueron obligadas a saltar del del autobús por nosotros. No queda espacio ni para los ecosistemas que son el combustible, no se puede funcionar así por mucho tiempo, se ha afectado la sustentabilidad del autobús.
Si bien parece un problema de sobrepoblación, el verdadero problema es: cómo usamos el autobús cada uno de los pasajeros. Además, las compañías turísticas no han informado las normas de uso, claramente para todos.
Las compañías turísticas son todos los gobiernos de las naciones del mundo. Y podemos observar que algunas de estas compañías cuidan más sus espacios que otras y en estos lugares del autobús, la tapicería está intacta, sirven los focos de la iluminación y las ventanas son funcionales (entre otros aspectos). Aunque los bienes comunes están en mal estado, los que viajan en estos lugares bien cuidados van contentos, salvo por las miradas ambiciosas de otros que quieren invadir su lugar.
¿Qué podemos hacer? Este es un autobús que se autorrepara, ahora nos toca darle tiempo, recuperar la sustentabilidad. Tomemos en cuenta la frase atribuida a Albert Einstein “Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”, e igual de loco o tonto es cambiar un poquito lo que hacemos, esperando que los resultados sean muy diferentes.
Cambiar un poco nuestra forma de comportarnos en el autobús, dará resultados imperceptibles. Necesitamos cambios grandes o hechos por la mayoría. Por ejemplo, la pandemia por covid-19, detuvo de golpe mucha de la frenética actividad humana: disminuyó la movilidad humana en todos sus niveles y también el consumo.
Bien, eso sucedió en todo el mundo, y los beneficios planetarios fueron muchos. Aunque no suficientes para permitir la reparación total, ya que el daño que hemos infligido es muy grande.
En los discursos institucionales normalmente se mezclan la sustentabilidad y el desarrollo para plantear un futuro en el que las consideraciones ambientales, sociales y económicas se equilibran en la búsqueda de una mejor calidad de vida. Una sociedad próspera depende de un medio ambiente saludable para proporcionar alimentos, recursos, agua potable y aire limpio para sus ciudadanos.
¿Qué podemos hacer para darle tiempo al planeta de autorrecuperarse? Las personas dedicadas a estudiar estos temas han sugerido algunas opciones, que a continuación te compartimos:
Cuida tu salud, tú eres parte del planeta, cuida tu cuerpo y tu mente. Si analizas todo lo que te hace daño podrás ver que también afecta severamente al planeta. Desde la comida ultraprocesada que viene de quién sabe dónde, hasta el estrés de mantener un consumo excesivo de productos para responder a modas sociales.
Consume local. Esto implica producir local, con el consecuente incremento del mantenimiento de una cobertura de la tierra distinta al concreto, donde predomina lo verde sobre lo gris. Y promueve empleos dignos con identidad cultural.
Promover el decrecimiento. Disminuyamos la importancia que le damos a lo económico sobre los ecosistemas. Los ecosistemas son el combustible, sin ellos no habrá nada. Persigamos un estado de bienestar o calidad de vida en lugar que riqueza económica, la cual dicha sea de paso, nunca es totalmente satisfactoria.
Promover la lentitud. Queriendo ir rápido ahora nos encontramos atascados en un crecimiento insostenible a largo plazo. Elijamos vivir plenamente, caminar en lugar de ir en auto, pasar tiempo en casa, disfrutar a la familia en lugar de matarnos en el trabajo o negocio, dejar la comida “rápida” y buscar más información sobre el movimiento lento.
Incidamos en la educación para que los planes de estudio dejen de formar “recursos humanos” y se preocupen por formar seres plenos, manteniendo su forma individual y única y no adaptados a un molde hecho para el sistema preponderante que necesita ser cambiado. Una educación para saber vivir en paz y no para trabajar y competir entre nosotros.
Participar activamente para promover una toma de decisiones eficiente. Presionar, pero también colaborar con los encargados de formular e implementar políticas públicas (el gobierno) y con la vigilancia de su acatamiento por el sector privado y nosotros, los ciudadanos.
Restaurar los ecosistemas. Si ya no hay ecosistemas donde vives, entonces crear nuevos a partir de los referentes existentes. Convertirnos en parte del grupo de mantenimiento del autobús o por lo menos en sus chalanes.
¿Esperabas que te dijéramos que separes la basura, uses focos ahorradores y paneles solares? ¡Pero eso ya lo sabes! Y de seguro lo haces, hay que dar el siguiente paso ¡Uno más grande!
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Gladis Yañez y Rodrigo López de Sábados en la Ciencia
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