ARTES
Para entender mejor el Güegüense
Ernesto Cardenal
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Miguel Angel Hidalgo – Xilografía |
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Hay varias mujeres en la obra, pero son mudas (¿sería porque así era la situación de ellas
en la colonia?). La más importante es Doña Suche-Malinche, la hija del Gobernador.
“Suche” parece que viene del náhuatl Xóchitl, que es Flor. Su nombre pues sería Flor de
Malinche.
Ernesto Cardenal: sacerdote católico (uno de los más
destacados religiosos de la teología de la liberación), político,
escritor y poeta nicaragüense. Fue nominado en mayo
de 2005 a recibir el Premio Nobel de Literatura.
María López Vigil es una española nacida en Cuba,
pero vino a Nicaragua desde los tiempos de la revolución,
y aquí se ha quedado, y yo diría que es una
nicaragüense “Honoris Causa”. Es también una revolucionaria,
pero de las de verdad (no de palabras
como otras personas prominentes) y yo diría que esto
es lo más importante de ella, aunque también es teóloga,
escritora, periodista, del equipo de dirección de
la revista Envío …
Junto con su hermano el sacerdote Ignacio López
Vigil ha escrito una vida de Jesús, Un tal Jesús, que
para mí es la mejor vida de Jesús de todas las que existen.
Ha hecho un excelente libro-documental sobre
Mons. Oscar Romero, Piezas para un retrato. Tiene un
libro sobre Cuba muy iluminador y muy imparcial, en
el que dice que Cuba no es un paraíso pero tampoco
es un infi erno. Y como persona muy valiente, independiente
y audaz que es, tiene un libro en defensa
de una niña, Historia de una rosa, que habiendo sido
violada, los oscurantistas y fanáticos se empeñaban en
que tenía que dar a luz, aunque ella no quería y no
podía ser madre.
Esta es la María López Vigil que ha hecho una
adaptación del Güegüense para niños. ¿Y cuál es esta
obra el Güegüense ?
Curiosamente el primero que escribió sobre ella,
después que el investigador norteamericano Daniel
Brinton la hubiera dado a conocer, fue José Martí. Dice
que en esta obra “con un diálogo unas veces, y con
danzas otras, se cuentan a grandes risas y con chistes
gordos, cuando no picantes a más de rastreros, las ingeniosidades,
invenciones y astucias” con que un indio
burló a las autoridades españolas. Poco después Darío
también escribió sobre esta obra, y encuentra en ella
“un vago reflejo lírico”. Reconoce que es de una “simplicidad
primitiva”, y que sus diálogos son monótonos.
Pero lo más importante que él dijo fueron estas palabras
claves: que el Güegüense habla por el pueblo”.
Ésta es una obra del siglo XVII de teatro callejero y
con bailes, de la región que llamamos la Meseta de los
Pueblos. Está hecha en dos idiomas, náhuatl y castellano,
seguramente de una época en que se hablaban
juntos los dos idiomas. Los personajes van bailando y
dialogando en medio del pueblo, y todos llevan máscaras.
Los diálogos tienen doble sentido en los dos
idiomas, y juegos de palabras que podríamos llamar
cuádruples: del náhuatl al castellano y del castellano
al náhuatl, y del náhuatl al náhuatl y del castellano al
castellano. Lo que la hace muy difícil. Pero debieron
haberla entendido bien en un tiempo, porque si no,
no hubiera durado tanto.
Otra causa de su popularidad y de su supervivencia
en todos estos siglos, me parece a mí, es porque
esta obra es una manera de burlarse de la autoridad.
La autoridad española en este caso. La obra es en su
mayor parte ininteligible para nosotros por estar en
los dos idiomas y por muchas expresiones antiguas
que tiene la parte castellana. Pero al pueblo le encanta,
y dos cosas sí se pueden entender bien de ella: que
es una obra cómica y de burla, y que es contra la autoridad
colonial. Las máscaras de los personajes son
de caras rosadas y ojos azules y bigotes dorados: se
están burlando de los dominadores españoles. Y ellos
no se daban cuenta seguramente, porque la hubieran
prohibido.
El protagonista es un viejo taimado que se hace el
sordo, lo que resulta cómico y mueve a risa. Cuando
le hablan de “pesos duros” él fi nge entender “quesos
duros”, y por “reales de plata” entiende “redes de platos”.
Cuando lo llevan al palacio del gobernador le
dicen que ya está en el “paraje”, y él repite “coraje”.
Le corrigen y entonces dice “obraje”, que es el lugar
donde están haciendo trabajar a los indios sin parar,
las maquilas de entonces; y ésta es una manera de
protestar, por eso dice “coraje”. |