Editorial
¿Qué debe ser una revista universitaria de divulgación? Esta es una pregunta
compleja que nos hemos hecho muchas veces en el transcurso de los últimos meses, a la luz
de los comentarios que hemos recibido sobre los dos primeros números publicados en esta
nueva época.
Es preciso resumir aquí algunos puntos de nuestra discusión: estuvimos de acuerdo en
que no por ser una revista universitaria debía limitarse a tratar temas de interés para los
universitarios; sin embargo, tampoco debía alienarse de su contexto. Los objetivos de una
revista como ésta consisten en hacer llegar los productos de investigación, las refl exiones,
la creación de los académicos de la Universidad Veracruzana a un público amplio. Pero
también, en acercar la investigación, la refl exión y la creación universales a los académicos
y estudiantes de la Universidad.
Para ello, hemos pensado en un soporte material, como diría Chartier, agradable y
atractivo para el lector contemporáneo. A lo largo de los cincuenta años de vida de esta
publicación, su formato ha rendido homenaje a Revista de Occidente, primero, y a la revista
Casa de las Américas más tarde. Con su nueva maqueta no intentamos emular a ninguna de las
publicaciones periódicas similares que actualmente circulan en el espacio público cultural
latinoamericano; más bien se procuró encontrar el formato que mejor se adecuara a su
nuevo carácter de divulgación de la ciencia y el arte para un público amplio.
¿Qué debe ser una revista universitaria de divulgación de la ciencia y el arte en los tiempos
que corren? Cercada por la cultura de los “puntos” y la meritocracia, amenazada por los
embates del mercado y el descuido de las políticas culturales, la revista cultural universitaria
debe volar por encima de la banalidad y la envidia. Debe atender los debates contemporáneos
que trascienden la división maniquea entre lo local, regional y global y, desde el ámbito de la
universidad pública de provincia, aspirar a la universalidad. Los contenidos de este número
son nuestra apuesta para ello.
CELIA DEL PALACIO.
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