ENTRE LIBROS
Pero si los observo a cierta
distancia, compruebo que no han crecido en línea recta.
A pesar de la distancia que los separa, han crecido
ligeramente sesgados, como para separarse el uno del
otro. Es como si cada árbol emitiera unas ondas repelentes
destinadas a los demás árboles. Se lo comenté
al encargado de un vivero. Me confi rmó que sólo crecen
hermosos los árboles plantados aisladamente, con
un espacio a su alrededor prácticamente infi nito para
expandirse... el árbol es orgullosamente individualista,
solitario, egoísta... todos los árboles apretados unos
con otros (en la selva) sufren y se detestan... hay un
antiguo proverbio que dice que los árboles impiden ver
el bosque. ¿No habría que decir igualmente que el bosque
impide ver los árboles?”
Volviendo a los relatos de Gascar: cabe añadir
que, lejos de ser ensoñaciones inocentes, asentados
como están en una erudición profunda y en un sentido
casi metafísico de lo vegetal, se aproximan, merced
a su indagación de lo invisible en lo visible, al alma
misma de la naturaleza.
|