Universidad Veracruzana

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Fundamentos del programa

Las exigencias profesionales en el mundo actual son cada vez mayores y las instituciones de educación superior no han dado respuesta inmediata a las mismas. Los egresados de las licenciaturas, en muchas áreas del conocimiento, se enfrentan a situaciones laborales difíciles y muchas veces se ven en la necesidad de aceptar condiciones adversas de empleo, subempleo o desempleo. La sociedad en su conjunto está subsumida en un mundo socioeconómico con un modelo neoliberal cuyas crecientes exigencias inciden en una mayor brecha entre los países desarrollados y aquellos, como el nuestro, considerados subdesarrollados.

Con la finalidad de aminorar, en lo posible, dicha brecha es pertinente y, además, urgente dar soluciones para capacitar y formar a las siguientes generaciones con una mirada más abierta, inclusiva, inter y/o transdisciplinaria que responda a los criterios de sostenibilidad, transversalidad, internacionalidad y democratización del conocimiento. Los convenios internacionales entre universidades como la Declaración de Bolonia (1988) o la de Talloires (1993), entre otros, apuntan a involucrarse interdisciplinariamente “bajo un marco de ética ambiental, así como para compartir conocimientos y experiencias en materia de desarrollo sustentable”. (UV, 2010, 6)

Vivimos en un mundo donde hay una variedad de personas en todos los aspectos: el físico, el ideológico, el religioso, el político, etcétera. Toda sociedad se ha caracterizado por la diversidad y ese aspecto la enriquece, pero eso no significa que siempre haya existido respeto por la variedad de colectivos humanos. Bien sabemos que actualmente todavía se lleva al cabo una lucha de varias minorías por conseguir un trato equitativo y respetuoso. Aún existen muchos atavismos en cuanto a diversidad se refiere y hay numerosos colectivos que son segregados en el ámbito social, económico, religioso, étnico, escolar y otros. La marginación se expresa de múltiples formas, desde la falta de aceptación del “otro”, el desprecio, la mofa o algún otro tipo de trato diferenciado. De acuerdo con el Plan de Desarrollo 2030, de la UV, es necesario que la formación de todo actor universitario comprenda temas de transversalidad como la interculturalidad, la sostenibilidad, la inclusión, el arte y la creatividad, entre otros.

Uno de los mayores retos sociales para conseguir una cultura de la diversidad y la inclusión, implica que sea la sociedad la que cambie sus comportamientos y actitudes con respecto a los colectivos marginados para que dejen de verse sometidos a la tiranía de la normalidad, como la denomina López (2011). Una cultura inclusiva e integradora pretende llegar a otros agentes sociales para quienes ciertos significados no son conocidos.

Hablar de cultura inclusiva, no sólo es referir a la cultura de capacidades diferentes, a la cultura de los desposeídos, a la cultura de los más vulnerables, sino que es crear una conciencia en el ser humano de sí y su comportamiento y reforzar sus valores, los cuales hoy en día están abandonados en un rincón donde todos los ven y nadie los practica.

En lo que va de este siglo son cada vez más las iniciativas e investigaciones que abordan el tema de la diversidad, la marginación de minorías y la necesidad de fomentar una cultura de inclusión. Una cultura inclusiva parte de la idea de brindar oportunidades equivalentes para todas las personas en lo educativo, lo social, lo laboral, los servicios y lo cultural.

En el plano social resulta todavía más arduo conseguir un trato equitativo y respetuoso para las personas con hándicaps, para los grupos humanos vulnerables, para las personas con problemas de salud, para aquellos que deben responder a las presiones psicológicas, económicas y más cuando atraviesan por una enfermedad grave, o bien, cuando por cualquier circunstancia afrontan problemáticas de vida que los colocan en situaciones difíciles de afrontar.

Hablar de cultura inclusiva en la educación es efervescer los valores y modificar los prejuicios y estereotipos o modelos mentales con los que docentes y padres de familia han crecido, reproduciendo constantemente algunas prácticas muy poco acertadas para la formación integral de los estudiantes e hijos y empoderar así nuestros pensamientos, hechos y palabras para que sean la clave para construir una atmósfera social y escolar favorable en donde los académicos sean el reflejo de la práctica y rescate de valores tales como: el respeto, la colaboración, la justicia y la identidad.

La Universidad, como Institución educativa, debe cumplir con una función académica y socializadora (enfatizando su visión principal en tener que brindar resultados centrados en una educación de calidad). Retomamos básicamente lo esencial del informe de monitoreo de la UNESCO Educación para todos (2017), en el que se establecen tres elementos principales para definir la educación de calidad: respeto de los derechos de las personas; equidad en el acceso, procesos y resultados y pertinencia de la educación. Responder con esos criterios involucra la calidad, y cumplir con la  función socializadora implicará favorecer el manejo de conflictos de manera pacífica y permitir la toma de decisiones y la autorregulación de las emociones, las cuales se ven reflejadas en una convivencia armónica, ese es el enfoque de la mediación.

En ese orden de ideas, destacamos que “la educación inclusiva, conocida también como educación integradora, se basa, ante todo, en el derecho de cada individuo a la educación, inscrito en el Artículo 26 de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 (UNESCO, s/f a). Sin embargo, queda mucho por hacer para conseguir una transformación de los sistemas educativos que haga frente a la diversidad de los educandos y que abarque los cuatro pilares de la educación propuestos para este siglo: aprender a conocer, aprender a ser, aprender a hacer y aprender a convivir.

Por otra parte, en congruencia con su misión, la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) continúa impulsando entre sus asociadas temas cruciales de la agenda de la educación superior: ampliar la cobertura con equidad, acentuar la pertinencia y la responsabilidad social; mejorar la calidad educativa; promover la innovación; fortalecer las capacidades académicas y de organización; potenciar la generación y aplicación de conocimientos; formar recursos humanos de alto nivel. (ANUIES, 2006)

El compromiso de formación e inserción laboral en un ámbito social inclusivo de los egresados de la Maestría en Mediación Artística Interdisciplinar obedece así, a criterios ampliamente fundamentados por la UNESCO, la ANUIES y la UV.

 

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Fecha: 7 noviembre, 2024 Responsable: Maestría en Mediación Artística Interdisciplinar Contacto: mmai@uv.mx