Universidad Veracruzana

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Libertad y crítica en la universidad

Raúl Arias Lovillo
 
En la inauguración de la vigésima edición de nuestra Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) el viernes pasado, reflexioné sobre un tema de primera importancia para las universidades del país, a consecuencia de las efervescentes coyunturas internas por las que algunas hemos atravesado y otras, lamentablemente, hoy atraviesan.
 
Mientras los universitarios de Veracruz celebramos con júbilo nuestra fiesta editorial, acaso la más importante en el sureste mexicano, no dejamos de analizar lo que sucede en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
 
Asentado nuestro rechazo categórico y público a los hechos que se suceden en la rectoría de la UNAM, los universitarios estamos obligados a actuar congruentemente con algunos principios fundacionales de la educación superior pública de nuestro país.
 
Que la educación pública, particularmente la de nivel superior, es indefectiblemente un derecho inalienable de los mexicanos.
 
Que por su propia naturaleza, y aún cuando la universidad no sea abiertamente contestataria, debe enaltecer su papel de vigía de nuestra realidad. La universidad es diálogo y respuesta crítica. La universidad es la respuesta a lo que está vivo o moribundo en nuestra cultura. De ahí que históricamente haya sido piedra angular sobre la que se han propalado muchos de los movimientos sociales de mayor alcance en nuestra historia reciente.
 
Por su natural condición crítica, la universidad cuestiona el conformismo social y político y es, al mismo tiempo, un ente que comunica con sentido  social. Su irreductible ethos social la aleja de compromisos políticos partidistas.
 
Sin embargo, los universitarios han de asumir en su obra y su pensamiento que el sentido de la educación superior es rechazar y superar aquello que pretende suplantar tramposamente al auténtico conocimiento. Su sentido, hoy más que nunca, es la abolición de falsos ídolos.
 
Su pluralidad de ideas y conocimientos –también condición inherente a lo que es universitario– permite escapar de la prisión de la vanidad nacional, del filisteísmo, del provincianismo forzoso, de la inanidad mediática, de los destinos imperfectos y de la mala suerte.
 
La universidad es el pasaporte a una vida más amplia, a un territorio libre. La universidad es la libertad.
 
Nadie que se ufane de pertenecer a una institución de educación superior pública debe perder de vista, bajo ninguna circunstancia, el largo e irreversible espíritu humano de lo universitario. La Universidad Veracruzana en la que me formé me enseñó todo lo relacionado con mi disciplina pero también a respetar a la institución, a darme cuenta de la modestia y la precariedad de cualquier certeza ante la vida y, en primer lugar, de la fragilidad de nuestras opiniones y convicciones personales.
 
Fue una valiosa lección contra la arrogancia, el engreimiento intelectual, el fanatismo de todo tipo, contra la presunción.
 
La universidad en sí misma implica un compromiso con la paz porque es camino a la libertad. Está al servicio de los estudiantes cuando los libera de los condicionamientos económicos y sociales y ofrece a todos ellos las mismas posibilidades de desarrollar su personalidad.
 
Hace libres a sus estudiantes cuando los respeta sin mimarlos ni adularlos y les enseña no a proclamar con arrogancia su opinión, sino a observar y conocer la realidad con atención al objeto que constituye la auténtica independencia intelectual, la capacidad de ver y conocer, muy distinta del presuntuoso hablar ex cátedra.
 
La universidad es homenaje cotidiano a los científicos, humanistas, maestros, investigadores, estudiantes, profesores y trabajadores que la hacen posible. Por ello, la vigésima edición de la FILU, bajo el lema “UV: orgullo que une”, es un nuevo homenaje a Michael Löwy, Carlos Prieto, Pablo Rudomin, Arturo Ripstein, Paz Alicia GarciaDiego y a Emilio Gidi Villarreal pero, también, a sus propios académicos y estudiantes.
 
Nuestra Feria es un homenaje a Sergio Pitol y celebramos con él sus ochenta años de vida, de logros y de la vigencia de la novela como género mayor de la literatura. En estos últimos años, Sergio se ha convertido en un auténtico embajador cultural de la UV. En nadie mejor que él podríamos haber depositado nuestra representación diplomática.
 
Celebramos la FILU en honor de todos los escritores y lectores de Veracruz y de México y de donde vengan. Se realiza en nombre de la paz y el entendimiento y la reconciliación que traen aparejados las obras literarias auténticas. En nombre de la necesaria abolición de los estereotipos y la necesaria persistencia del diálogo. En nombre de la paz, la crítica y la libertad posibles.

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Fecha: 30 marzo, 2022 Responsable: DGCU Contacto: jutrujillo@uv.mx