- Planteó investigador de la UV
- Juan Cervantes, titular del Centro de Ciencias de la Tierra, señaló que la institución debe marcar la pauta en el estudio y uso del líquido
- La disponibilidad es cada vez menor, pues hay mayor demanda y contaminación, expresó
Juan Cervantes Pérez, investigador de la UV habló sobre el uso del agua
David Sandoval
En el marco del 70 aniversario de la Universidad Veracruzana (UV) y como parte de las actividades de la presencia de El Colegio Nacional en la institución, correspondió a Juan Cervantes Pérez, coordinador del Centro de Ciencias de la Tierra (CCT), impartir la conferencia “El agua en Veracruz: oportunidades y retos”.
El investigador, cuyo trabajo se enfoca a los tema de bioclimatología, agua y medio ambiente atmosférico, habló de los retos y oportunidades que la UV tiene respecto del aprovechamiento del agua, los cuales están vinculados a la lluvia y a la sequía.
En primer lugar, sugirió “el establecimiento del Programa Universitario del Agua; tenemos que aprovechar el agua de lluvia y hacer uso de ella y nuestra universidad tiene que marcar la pauta”.
Asimismo, dijo, la institución lidera los programas de medidas preventivas y de mitigación de la sequía para los Consejos de Cuenca de los ríos Tuxpan, Jamapa y Coatzacoalcos, “estamos trabajando con los usuarios, quienes han propuesto medidas preventivas; en una segunda etapa la UV deberá establecer los protocolos de acción, entonces tenemos que estar preparados para este tipo de acciones”.
Cervantes Pérez recalcó que “si no somos un ejemplo a seguir dejaremos pendientes muchas cosas, no podemos ser líderes si no marcamos aspectos importantes acerca del uso del agua como formalizar una línea de investigación de hidrogeología”.
Comentó que en un trabajo conjunto con colegas de la Secretaría de Protección Civil y otras dependencias se elaboró un mapa de fenómenos meteorológicos para la entidad veracruzana, en el que se destacaron dos aspectos: el estiaje y la temporada de lluvias.
“Tenemos dos fenómenos contrastantes: el estiaje, que se siente con mayor intensidad a partir de febrero y puede extenderse hasta agosto con un fenómeno conocido como canícula, que este año fue ligeramente intenso y se relaciona con la temporada de lluvias, esto hace que bajo estas dos condiciones pasemos de un fenómeno al otro”, manifestó.
“En pocas palabras: podemos tener al principio del año condiciones de sequía e inmediatamente condiciones de desbordamientos e inundaciones en la entidad veracruzana”.
Recalcó que cada vez hay menos agua disponible, no sólo por la escasez y contaminación, sino también por el incremento en el consumo.
Ejemplificó la problemática con el crecimiento de la ciudad de Xalapa, “típico de muchas ciudades del país, un crecimiento exponencial que implica una demanda cada vez mayor de servicios”.
Parte del agua que se consume en la ciudad proviene de pequeñas comunidades de Puebla y esto implica problemas sociales, económicos y ambientales.
Explicó que, de acuerdo a una hipótesis elaborada en colaboración con un investigador del Instituto Nacional de Ecología (INECOL), el cambio de uso de suelo se suma a la deforestación en generar “un calentamiento del aire provocaría el ascenso de las nubes y en consecuencia la precipitación hacia el otro lado de la sierra madre oriental”.
La condición natural de la zona centro de la entidad, donde el aire húmedo penetra desde el Golfo de México, propicia la formación de nubes, niebla y precipitaciones, sin embargo una actividad que se ha desarrollado con cierta regularidad es el cambio de uso de suelo, no sólo la deforestación.
Las implicaciones que dichas actividades tienen son un desplazamiento de las nubes hacia el centro del país y la disminución de precipitaciones en esta región.
Por otro lado, explicó que en 2013 el presidente Enrique Peña Nieto presentó el Plan Nacional contra la sequía, coordinado por la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y al cual fue invitado a participar la UV; su principal componente es “el alertamiento y la actuación temprana, que implica saber cuándo comenzará la sequía”.
Ello implica que ahora se coordinen acciones con las autoridades, prestadores de servicio, agricultores y otros organismos para hacer un mejor uso del agua, “porque la cantidad de agua no cambia, pero cada vez la demandamos y la contaminamos más, esto implica que la disponibilidad sea cada vez menor”, puntualizó.
Finalmente comentó que se tiene poco conocimiento del agua subterránea y es necesario generar más porque será la principal fuente del líquido si se presenta una sequía.
Por tal motivo “estamos trabajando con colegas del Instituto de Geofísica de la UNAM en la evaluación del agua subterránea a través de métodos isotópicos y el Organismo Internacional de Energía Atómica ha apoyado en una primera etapa con un proyecto para conocer su ciclo hidrológico”, concluyó.