- De investigadora adscrita a Inbioteca UV
- Con esta investigación, María del Rosario Pineda López obtuvo su grado en la Universidad Santiago de Compostela, de España
María del Rosario Pineda con integrantes del Comité de Mujeres.
David Sandoval
El trabajo que realiza el Comité de Mujeres Unidas para la Conservación de sus Bosques del Ejido El Conejo, por el cual recibió el Premio Estatal al Mérito Forestal 2014, beneficia la conservación del Parque Nacional Cofre de Perote, sostuvo María del Rosario Pineda López, investigadora del Instituto de Biotecnología y Ecología Aplicada (Inbioteca) de la Universidad Veracruzana (UV), quien realizó su investigación de doctorado con base en dicho tema.
“Tenemos la información y los estudios para decir que la actividad que realizan las mujeres del ejido El Conejo no está perjudicando en cuanto a la conservación de los bosques, y lo que ellas utilizan representa menos del uno por ciento de lo que se corta en las podas”, explicó.
La investigadora, quien también coordina el comité, resaltó que para sus integrantes representa un beneficio económico importante.
Con el título “El cambio climático como escenario en la gestión de los recursos forestales: Cambio en el uso de suelo, almacenes de carbono y acciones de mitigación en una comunidad del Parque Nacional Cofre de Perote”, Pineda López obtuvo el grado en enero 2012, al egresar del Departamento de Ingeniería Agroforestal de la Escuela Politécnica Superior en la Universidad Santiago de Compostela, de España.
Su trabajo evaluó cuánto almacén de carbono había en los bosques y cuánto queda en los residuos producto de la poda, caracterizó el uso de suelo y calculó cuánto almacén de carbono puede representar el ejido. “Lo que hice fue ver cómo en una década se modificaba el uso de suelo en el ejido; analizamos el uso de suelo al nivel del parque nacional y después en particular en el ejido, en ambos es la agricultura su principal uso”.
Dentro del parque nacional se cultiva maíz, avena y papa, mientras que en El Conejo es preponderante el cultivo de papa.
“Observamos que se modifica el paisaje en el parque nacional, para el 2004 el uso principal era la agricultura y así se ha mantenido.”
Ello responde a un panorama complejo para los habitantes de la región, planteó: “¿Qué es lo que está pasando? Que la gente no va a reforestar porque no les permitirán utilizar los árboles que siembren pues se convierten en patrimonio del parque, por ello hay que buscar estrategias para que las personas puedan encontrar alternativas utilizando lo que tienen en el bosque”.
Artículos de cestería que comercializan en diciembre.
La investigadora explicó que el carbono se mantiene en las hojas, en las ramas y en las raíces; cuando se saca la madera, una gran cantidad se pierde, “si se convierte en una mesa ese carbono se mantiene atrapado, pero si se quema, se libera al ambiente”.
Su interés radicaba en entender la importancia de los bosques desde la perspectiva del cambio climático e integrando a las comunidades, y cómo están ayudando a mitigar o disminuir el efecto invernadero.
“El que las mujeres conserven los bosques para disminuir los incendios es una acción de mitigación y, en segundo lugar, la elaboración de productos forestales no maderables como las coronas y los árboles, mantienen capturado el carbono.”
Egresada de la Facultad de Biología de la UV, el origen de su tesis integró proyectos que trabajaba en el ejido, “fue como ir armando un rompecabezas porque me interesa la conservación y que los bosques se mantengan, pero también me interesa que las personas que viven ahí puedan subsistir porque estuvieron desde antes que se decretara parque nacional”.
Señaló que esta situación ocurrió en todo el país, ya que surgió la Ley de Creación de Parques Nacionales “pero había gente dentro, por ello se les debe dar alternativas ya que tampoco se integraron al proceso de creación del parque y se sienten un poco aislados del concepto, además perciben que los perjudica en lugar de beneficiarlos”.
Detalló que se ha planteado al comité un proyecto a mediano o largo plazo que contempla la posibilidad de establecer un área de venta para sus productos. “Mucha gente sube en diciembre y en enero, ellas venden comida y estoy tratando de convencerlas de que pueden tener un área de trabajo donde laborar y almacenar materiales, que sirva también para las reuniones que hacemos”.
Ha habido casos exitosos en cuanto al manejo ambiental pero pocos son coordinados o realizados por mujeres, apuntó; por ello, el que la Comisión Nacional Forestal (Conafor) haya entregado a este comité el Premio al Mérito Forestal el pasado julio abre varias posibilidades para ellas.
Asimismo destacó el interés creciente de la comunidad universitaria que se manifestó desde la primera ocasión en que buscaron comercializar las coronas elaboradas con los residuos de la poda.
Actualmente elaboran además árboles navideños en miniatura y productos de cestería que han aprendido a hacer como resultado de asesoría externa y el año pasado llevaron sus productos a la Vicerrectoría del campus Veracruz-Boca del Río.
Con la obtención del premio será posible darse a conocer ampliamente y así podrán ingresar a otros programas que brindan apoyos financieros a proyectos productivos liderados por mujeres, comentó Pineda López.