Ameno, casual y coloquial, Marco Tulio Aguilera Garramuño, escritor colombiano y colaborador de la Editorial de la Universidad Veracruzana (UV), se presentó el pasado viernes 13 de abril ante casi una centena de miembros de la comunidad universitaria, de la Veracruzana Intercultural y público en general, en la sala de videoconferencias marcada con el número 1 de la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI), atendiendo a la invitación que le hiciera a presentar su trabajo literario la Dirección de la mencionada dependencia.
En una charla que se tornó cercana y entretenida, Aguilera Garramuño fue compartiendo con el público presente sus propias experiencias de vida, muchas de las cuales le han llevado a generar, a lo largo de su carrera literaria, alrededor de 40 obras literarias; cosechando un sinnúmero de premios y homenajes tanto dentro de la República como en el extranjero.
A pesar de la basta lista de publicaciones en su haber, el escritor, en esta ocasión, decidió ahondar en tres de sus títulos: “La insaciabilidad”, “Cuentos para antes, después y en lugar de hacer el amor” y “La honesta Lujuria”, obras que estuvieron de la misma forma, estuvieron al alcance del público en dicho evento y comenzaron a ser adquiridos desde antes de dar inicio a la charla.
También ocupó al invitado la descripción de su última novela, “Formas de Luz”, que le mereció el Premio Artes de Novela José Rubén Romero 2017, en una decisión por unanimidad del jurado calificador, la cual nace a raíz de una depresión severa vivida por el autor, a lo largo de cinco años.
Durante el espacio de retroalimentación con el público, el escritor, de 69 años de edad, afirmó que es claro que la literatura es una terapia pues “uno arregla (en ella) lo que no puede arreglar en la vida real”; y aseveró que esta rama del arte es un complemento espiritual del ser humano.
Al finalizar, la licenciada Graciela Flores Bello, directora de la USBI Ixtaczoquitlán, hizo entrega al invitado de un reconocimiento y un obsequió, al mismo tiempo que reafirmó que la literatura, las artes, son la mejor terapia, puesto que “si no hay emoción no hay disfrute”