**Presentan en USBI IXTAC Documental “No hay de otra manera”, que narra vida y trabajo en Derechos Humanos de Raúl Vera López
**Vicerrector de Orizaba-Córdoba agradece trabajo en pro de la sociedad a activistas
En las salas de video conferencias 1 y 2, convertidas en una sola, las aproximadas cincuenta sillas que se dispusieron bajo estricto respeto a la sana distancia, comenzaron a ocuparse cuando el reloj avisaba que pocos minutos faltaban para cumplirse las 17:00 horas del martes 6 de julio del 2021. En las sillas grises de la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI) de Ixtaczoquitlán, perteneciente a la Universidad Veracruzana (UV), se acomodaban ciudadanas y ciudadanos de la región de las Grandes Montañas que han dedicado parte de su vida a la lucha de los derechos fundamentales de todas y todos.
Las y los defensores se congregaban en las instalaciones universitarias, junto a autoridades de la UV en la región Orizaba-Córdoba, para compartir durante 100 minutos la proyección de “No hay de otra manera”, documental que narra, en la voz de catorce personajes, la vida y obra de fray Raúl Vera López O.P., hoy obispo emérito de Saltillo e ícono nacional e internacional no solamente en el ambiente eclesial; sino sobre todo, en la búsqueda del respeto a los derechos humanos, de cada grupo social y de cada individuo.
Ahí, ubicado también entre las sillas de la sala y después de haber atendido a la prensa local, se encontraba el sacerdote jubilado; jubilado tan solo de las responsabilidades de la Iglesia, dijera él mismo después, en su participación al micrófono, pues en el camino de los derechos humanos: “no hay que claudicar”, aseveró.
Vera López, con la cruz pectoral plateada guardada en el bolsillo izquierdo de su guayabera (cerca del corazón), un poco encorvado, pero con voz firme, segura y cercana hablaba del cómo su paso por tres diócesis (Ciudad Altamirano, San Cristóbal de las Casas y Saltillo), y por tres estado de la República (Guerrero, Chiapas y Coahuila), con realidades convulsas y distintas entre sí, forjaron su ser no solo de pastor, sino de ser humano sensible a las necesidades de la comunidad; las necesidades de un pueblo que requería ser escuchado y apoyado.
Las imágenes del filme, idea original de Jackie Campbell Dávila y realizado por Tribu 2020, habían sido ya el preámbulo del discurso de don Raúl Vera. Los rostros de las y los asistentes reflejaban admiración y empatía; al parecer se sentían identificadas, se vieron reflejados; aunque sea un poco. El camino de la defensa de derechos humanos no es fácil, dieron a entender en el momento de los comentarios.
Las voces captadas en el recorrido por varias ciudades de México y el extranjero, y que ahora se presentaban en la USBI Ixtac, eran contundentes: Raúl Vera no mandaba desde la cátedra; Raúl Vera acompañaba y alentaba las causas que le requerían. Así abrazó los sufrimientos de los enfermos en Ciudad Altamirano, alzó la voz para denunciar la masacre de indígenas en Acteal, acompañó y alentó a los familiares de las víctimas de Pasta de Conchos; atendió con cercanía a la comunidad LGBTTTI; dio casa a quienes migran por consecuencia del sistema económico; tomó del brazo a las madres de los miles de desaparecidos; y, como dijeran las letras del evangelista: “muchas otras cosas obró”, pero solo algunas fueron relatadas en el trabajo visual presentado.
En ese sentido Campbell Dávila, también activista defensora de derechos humanos, periodista, asesora y amiga personal del obispo Vera, presente de la misma forma en la sala universitaria, había comentado, minutos antes, frente las cámaras de los medios de comunicación, que al hablar de la figura del pastor de aquellas diócesis desde la visión documental, querían de igual manera hablar del México difícil que le había tocado vivir; por lo que se dieron a la tarea de acercarse a los testigos y actores que experimentaron, junto al fraile dominico, el caminar de un país que existe desde la pobreza y desde los dolores de los más desprotegidos.
En la presentación, un poco más discreto, alejado de los asientos centrales y, hasta un tanto tímido al hablar, también estuvo Luis Fernando Hernández, activista comprometido con el proyecto del documental tanto por ser parte de la productora Tribu 2020, como por reconocer la labor de Raúl Vera. A Hernández le correspondió abordar, en su participación, algunos detalles técnicos de la obra fílmica: Se grabaron más de 20 horas de entrevistas; el tema musical principal es del cantautor mexicano Aleks Syntek; entre el equipo de producción tuvieron que intercambiar roles en varias ocasiones, así quien “hizo cámara” se convirtió en editor en algún momento y viceversa; así algunos detalles.
Ya en confianza, al final del evento, Luis Fernando reveló lo titánico del proyecto, pues el recurso, principalmente el económico, era reducido; sobre todo después de que el personal de comunicación social de la diócesis de Saltillo, del que formaban parte, fuese despedido al concluir el gobierno de Vera López; por lo que el documental tuvo que ser financiado con recursos propios, y editado en software libre, lo que generó ciertas complicaciones técnicas, las cuales fueron resueltas poco a poco.
También tuvieron la voz los activistas de la región, quienes fueron invitados por la Dirección de la USBI Ixtac, organizadora del evento. El primero en solicitarla fue el ambientalista Roberto García (quien coordina la asociación Proyecto Ahuehuete y trabaja en pro de estas especies de árboles que “salvaguardan” la ribera del río Blanco), para agradecer el esfuerzo que realizó la productora perpetuando en video el trabajo del Obispo, así como el de mostrar su admiración y respeto por el actuar y cercanía con las causas sociales del religioso.
Visiblemente conmovida, Luz María Reyes, de la asociación Cihuatlahtolli, agrupación orizabeña que trabaja a favor de los derechos de las mujeres, hizo uso de la palabra para resaltar la importancia de tener pastores y líderes como Raúl Vera. “Por desgracia ya se nos están acabando”, dijo la también abogada, con la mano en el pecho, como quien lamenta la desfortuna.
El turno, a continuación, fue de Rosalinda Huerta, coordinadora desde hace 30 años de la Asociación en Defensa de los afectados por ANAVERSA, quien manifestaba convencida la necesidad de continuar la lucha por los derechos, a pesar de la poca atención de un gobierno al que se le creía, dijo, diferente. El hombre del pectoral plateado se unió a las palabras de Huerta: “hay que seguir”.
El momento de los comentarios y participaciones, concluyó en la voz del fotógrafo documentalista, Javier García, productor del cortometraje “La Patrona” (multigalardonado internacionalmente) y del largometraje “La cocina de las Patronas”. “¿Qué sigue ahora don Raúl, después de estar 20 años como obispo de Saltillo?”, preguntó el fotógrafo de forma directa: “Continuar trabajado (por los derechos humanos); no claudicar”, respondió el obispo emérito de 75 años de edad.
“No claudicar”, fue la frase que, aunque corta, parece resonó en las y los luchadores sociales presentes en la instancia universitaria. El rostro de cada uno de ellos lo decía, el intercambio de miradas lo ratificaba.
En el cierre de esta actividad que versó entre académica y social, el encargado de la administración de la Región Orizaba-Córdoba de la Veracruzana, Eduardo Martínez Canales, con la emoción a flor de piel, aprovechó el momento y la presencia de los colectivos y asociaciones, para agradecer el trabajo a favor de la sociedad que realizan. “Es muy probable que pocas ocasiones les den las gracias por lo que hacen, pero hoy quiero aprovechar para hacerlo”, dijo el joven Vicerrector de manera cálida y fraterna.
Ya se marcaban en el reloj que tan solo 15 minutos separaban de las ocho de la noche cuando estaba por concluir el evento, pero ni los minutos transcurridos ni el sofocante calor de julio que se volvía más intenso gracias al uso de cubrebocas, fueron más importantes que el ambiente fraterno y cercano que se vivió durante la proyección y posterior charla.
Posteriormente, poco a poco fueron regresando a sus realidades los activistas defensores; después, claro, de la fotografía del recuerdo; después de este espacio para “recargar” fuerzas, para seguir luchando por el bienestar social, cada quien desde sus trincheras y, ahora, con estas palabras bien claras en sus mentes y sus corazones: “No Claudicar”. (Oliver Coronado Paz)