Antecedentes
En el estado de Veracruz, se encuentran bien definidas tres zonas de acuerdo con sus niveles de sismicidad. El norte del territorio Veracruzano se identifica como una zona sísmica de baja actividad, pero una evaluación del peligro y riesgo sísmico requiere determinar la sismicidad base de acuerdo con las condiciones tectónicas locales. La parte central del estado de Veracruz, aunque se le cataloga como una zona sísmica moderada, ha presentado temblores fuertes como el de Xalapa del 3 de enero de 1920 (M 6.4), uno de los sismos de mayor impacto en el país, aunque relativamente poco conocido. Además de daños a las edificaciones en poblaciones de importancia como Xalapa, Teocelo, Coatepec, entre otras, este sismo fue el disparador de importantes deslizamientos de laderas a lo largo del río Huitzilapan y Pescados, lo cual provocó la generación de flujos de lodo y escombros que arrasaron con varias poblaciones a lo largo de su curso. Las pérdidas de vidas humanas fueron estimadas en varios cientos de personas.
Otro evento importante en la zona fue el de Veracruz del 21 de marzo de 1967 (M 5.7) que produjo daños en aproximadamente 50 edificaciones. Este tipo de temblores superficiales ocurren con menor frecuencia que los de la zona de alta sismicidad; sin embargo, pese a su moderada magnitud, debido a lo superficial de la fuente sísmica han producido daños considerables a las ciudades cercanas, lo que hace necesario el establecimiento de un reglamento sísmico de construcción y observación permanente de este tipo de actividad. El sismo del 28 de agosto de 1973 (M 7.0) es el más reciente en esta región, y produjo daños considerables en las ciudades de Orizaba, Veracruz y Serdán, Puebla.
La zona sur de la entidad está considerada en la regionalización sísmica de la República Mexicana como de alta sismicidad y cuenta con un antecedente importante en el temblor de Jáltipan en 1959 (M 6.4), que destruyó totalmente la localidad y afectó a las ciudades de Minatitlán, Coatzacoalcos y Acayucan. Por otro lado, en la misma área también se alojan grandes complejos industriales que se localizan en una zona expuesta a la ocurrencia de sismos locales y regionales que bajo ciertas condiciones, podrían generar daños materiales considerables. Se considera importante conocer el comportamiento de las ondas sísmicas para determinar el peligro al que se encuentran expuestas ante sismos de locales y regionales.
Por otra parte, en el estado de Veracruz existen volcanes y campos volcánicos, de los cuales destacan el volcán Citlaltépetl (Pico de Orizaba) que se ubica en la parte oriental de la Faja Neovolcánica Transversal Mexicana y el Volcán San Martín, localizado en el Campo Volcánico de los Tuxtlas, ambos son considerados volcanes activos y que por lo tanto, necesitan ser vigilados.
Justificación
Desde el punto de vista geológico, el estado de Veracruz está expuesto a riesgos naturales de diversa índole, entre los que se pueden mencionar a los originados por la ocurrencia de sismos que históricamente y de forma recurrente han afectado a esta entidad. De estos eventos, únicamente se tienen los reportes escritos cuya magnitud ha sido estimada a partir de las reseñas de la época y que en algunos casos, se estima supera M 7. A partir de principios del siglo pasado, cuando se instalaron en este país las primeras estaciones sismológicas en México, se cuenta con datos más confiables de los sismos que han ocurrido y como consecuencia, se han podido registrar otros eventos de menor magnitud que los históricos a causa de la alta sensibilidad de los instrumentos y el avance tecnológico de la instrumentación sísmica moderna.
En lo que respecta al vulcanismo, en Veracruz se localizan dos de los volcanes activos de la república mexicana, los cuales han tenido erupciones en tiempos geológicos muy recientes o históricos: el Pico de Orizaba en la zona centro del estado y el Titépetl o San Martín, ubicado en la región de los Tuxtlas. Dada la naturaleza de estos volcanes, que han presentado al menos una erupción con un elevado índice de explosividad, se hace necesario, tomando en cuenta la reconstrucción de su historia eruptiva, la implementación de técnicas de monitoreo para la vigilancia de los principales parámetros asociados a su naturaleza, entre las cuales se cuenta el monitoreo de la actividad sísmica originada al interior de los edificios volcánicos.
Es importante, desde el punto de vista de vulcanología, que aquellos volcanes que han manifestado algún tipo de actividad eruptiva en los últimos 10,000 años se estudien desde distintos puntos de vista y de distintas disciplinas. El papel que desempeña la Geología es de suma importancia para conocer la naturaleza de las erupciones anteriores y la fecha en que ocurrieron. Dado que los volcanes Citlaltépetl o Pico de Orizaba y el San Martín Tuxtla han tenido actividad reciente en tiempos geológicos, se le considera activos y en consecuencia deben ser monitoreados permanentemente mediante técnicas instrumentales que permitan definir el estado actual que guarda y desarrollar un sistema de alerta temprana.
Misión y visión
Misión
“El Observatorio Sismológico y Vulcanológico es un grupo académico de la UV dedicado a la investigación, docencia, difusión y extensión de los fenómenos sísmicos y volcánicos en los ámbitos local, regional y nacional que impactan al estado de Veracruz, a través de su monitoreo permanente. Una de las tareas fundamentales derivadas de estas actividades se enfoca a la evaluación del peligro y el riesgo, desarrollando investigación básica y aplicada que además de permitir una mejor comprensión de la dinámica de estos fenómenos, conlleva a la generación de medidas preventivas enfocadas a la mitigación de daños”.
Visión
“El Observatorio Sismológico y Vulcanológico se establece como un referente nacional en las áreas de Sismología y Vulcanología, que desarrolla investigación básica y aplicada de estos fenómenos naturales por medio de su monitoreo continuo, la implementación de metodologías y tecnologías de vanguardia, consolidación del grupo de trabajo, obtención de recursos y generación de productos académicos de valor científico con la finalidad de brindar asesoramiento para la prevención de desastres y el desarrollo sostenible de nuestro país; así como apoyar en procesos de educación orientados a la comprensión de estos fenómenos; todo ello con un alto compromiso social, ética profesional y un nivel académico de excelencia”.